Los señores del petróleo vuelven a sonreír

El pacto de productores para reducir la oferta y las tensiones geopolíticas inflan los precios y devuelven el optimismo a un sector hace un año acosado por los problemas

Luis Doncel
Abu Dabi, El País
Decenas de hombres con kandura —la impoluta saya blanca que visten los árabes tradicionales— y algunas mujeres envueltas en sus abayas negras aguardan expectantes la llegada del sultán Ahmed al Jaber, ministro, consejero delegado de la empresa nacional de petróleo y uno de los hombres fuertes de Emiratos Árabes Unidos. Nada más bajar las escaleras que conectan con la parte más noble de ADIPEC —la feria internacional del petróleo celebrada esta semana en Abu Dabi—, Al Jaber emprende el paso con su interminable comitiva y saluda sonriente a algunos de los ejecutivos más importantes de la industria petrolera. Son los mismos que el domingo pasado se reunieron en esta ciudad para analizar el estado del sector del que todos ellos viven.


“Frente a las caras largas del año pasado, ahora ha predominado el optimismo. Sobre todo por el pacto entre los países de la OPEP y el resto de productores, que hace pensar en una cierta estabilidad de precios”, aseguraba el lunes uno de los 24 asistentes a esta cita de consejeros delegados de grandes petroleras mundiales.

Los vientos de optimismo van más allá de los salones abarrotados de la feria de Abu Dabi. Hace un año, Arabia Saudí, la principal potencia petrolera del mundo, se veía obligada a dar un paso inédito: impulsó un acuerdo para reducir, por primera vez en ocho años, la oferta de crudo. Pese a las dudas sobre su capacidad de poner de acuerdo al resto de productores, la idea parece haber funcionado: por primera vez en más de dos años, el precio del crudo supera la barrera de los 60 dólares, un tercio más de lo que en 2016 se pagó de media por barril de brent.
Los señores del petróleo vuelven a sonreír

Esta alza tiene muchas explicaciones. Pero por encima de todas destaca la idea de que la OPEP ha logrado imponer una política que despertaba muchas dudas. Y que ha embarcado en esta restricción a la producción a países ajenos a este cartel, especialmente Rusia. “Es evidente que el pacto ha cambiado las expectativas. Ahora vemos que se ha respetado y que probablemente se vaya a extender a todo 2018. En consecuencia, todos los analistas han salido en tromba a subir sus previsiones de precio, aunque de manera moderada”, asegura Gonzalo Escribano, responsable de Energía del Real Instituto Elcano.

Pero la alegría de los magnates del oro negro va más allá de una subida coyuntural de precios. Frente a los que predecían un pronto final a la era del petróleo, el sector reafirma ahora su buena salud. Organismos como la OPEP o IHS Markit han publicado esta semana informes que coinciden en que el crudo continuará como principal fuente de energía durante las dos próximas décadas. “La demanda de petróleo seguirá una trayectoria ascendente hasta los 105 millones de barriles diarios. La mayor fuente de crecimiento provendrá de la fabricación de productos petroquímicos, seguido de cerca por el consumo creciente para camiones, aviación y transporte marítimo”, asegura la Agencia Internacional de Energía (AIE), que certifica rotunda que “es muy pronto para escribir la necrológica” del sector.

“El uso de petróleo para el transporte seguirá creciendo, sobre todo gracias a las economías emergentes. El desarrollo de los coches eléctricos no va a desplazar la demanda de gasolina o gasoil”, añade en un email Harry Tchilinguirian, analista jefe de materias primas en BNP Paribas.

“Es muy pronto para escribir la necrológica del crudo”, dice la AIE

Pero al margen del pacto de la OPEP, ¿qué ha cambiado para explicar este renovado optimismo? “Básicamente, la acumulación de buenas noticias inesperadas. Las tensiones geopolíticas recientes —pulso Irán-Arabia Saudí, tensiones en el Kurdistán o el impago de la deuda venezolana— presionan más los precios al alza”, responde Escribano.

En Abu Dabi, más de 100.000 personas visitaron los puestos de 2.000 empresas en ADIPEC. Allí se podía desde indagar en los últimos modelos de tubos o ropa de trabajo hasta asistir a una jornada sobre el papel de las mujeres en la energía. Entre el barullo, Cepsa —petrolera de origen español y hoy en manos del fondo emiratí Mubadala— presentó su visión para los próximos 15 años, ocasión por la que organizó el viaje al que asistió EL PAÍS. “El petróleo va a seguir siendo clave no solo por el transporte. El crecimiento de las clases medias asiáticas disparará el consumo de productos que, en un 95% de los casos, necesitan la química para su fabricación”, aseguraba en un reservado de la feria Héctor Perea, director de estrategia de Cepsa.

Pese al cambio de expectativas, los expertos alertan de los riesgos para el sector

Pese a todo, el futuro no está exento de riesgos. La propia AIE alerta de la presión alcista sobre los costes para hacer frente a la necesidad de “una inversión permanente a gran escala” y sobre el margen de aumento de la oferta tras algunos problemas de producción puntuales en países como Libia, Nigeria e Irak. En los últimos días, también han surgido dudas sobre la voluntad de Rusia de continuar con la política de recortes. En su reunión en Viena del próximo día 30, está previsto que los productores decidan alargar los recortes hasta finales de 2018, más allá del plazo ya fijado del próximo marzo. Pese a que el presidente Vladímir Putin mostró su disposición a mantener el pacto, fuentes citadas por Bloomberg aseguraban esta semana que no hay aún nada decidido.

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