Las 10 peticiones más locas en los contratos de futbolistas
Redacción, AS
Comer testículos de cordero, seguir un régimen militar o la prohibición de viajar al espacio son algunas de estas extravagancias...
Disciplina, fobias, rivalidades y todo tipo de excentricidades varias. Los contratos de los futbolistas profesionales van más allá de la duración del vínculo y las cantidades a percibir por los futbolistas. Los acuerdos están plagados de flecos que en ocasiones resultan de compromisos extravagantes de una o ambas partes. Aquí una recopilación de algunas de las más grotescas.
Comer testículos de cordero, seguir un régimen militar o la prohibición de viajar al espacio son algunas de estas extravagancias...
Disciplina, fobias, rivalidades y todo tipo de excentricidades varias. Los contratos de los futbolistas profesionales van más allá de la duración del vínculo y las cantidades a percibir por los futbolistas. Los acuerdos están plagados de flecos que en ocasiones resultan de compromisos extravagantes de una o ambas partes. Aquí una recopilación de algunas de las más grotescas.
Dennis Bergkamp y su miedo a volar (Arsenal, 1995-2006)
Famosas eran las ausencias del holandés en los partidos de Champions durante su etapa en el Arsenal. Su miedo a volar le hizo llegar a estar años sin disputar un partido a domicilio en la máxima competición continental. Aunque a Wenger no le hacía demasiada gracia por el cansancio que acumulaba, a veces el holandés viajaba en coche como alternativa. En uno de esos viajes se hizo 1.600 kilómetros para jugar un Leverkusen-Arsenal en Alemania. Su exención de volar rebajó su sueldo. "En las negociaciones con el Arsenal, si yo decía un millón ellos automáticamente quitaban 100.000 'porque usted no vuela'. Y acepté", contaba en su biografía. Su fobia a volar venía de un incidente con la aeronave que transportó a la selección de Holanda al Mundial de 1994 en Estados Unidos.
Las casas de Lego de Giuseppe Reina (Arminia Bielefeld 1996-1999)
Un ejemplo de que los contratos hay que dejarlos atados y bien atados, con minuciosidad. Cuando el delantero firmó por el club en la segunda división alemana, estipuló en su acuerdo que Reina recibiría una casa por cada año que cumpliera de contrato. Como no especificó las características de las mismas, el club le entrego casas hechas de Lego.
El astronauta Schwarz (Sunderland, 1999-2003)
El Sunderland se había informado bien sobre el entorno del sueco cuando lo fichó procedente del Valencia. El club tenía constancia de que uno de los consejeros de Stefan Schwarz tenía un billete para un vuelo espacial que debía haberse puesto en órbita en 2002. Temeroso de que se llevara al jugador con él, el Sunderland le prohibió por contrato hacer viajes espaciales. El vuelo nunca despegó y aquella cláusula acabó resultando un brindis al sol, pero a Schwarz siempre lo recordarán en la Premier como El Astronauta.
El buen comer de Guié-Mien (Eintracht, 1999-2003)
Tras dos temporadas en el Karlsruher, el internacional congoleño fichó por el Eintracht. El club de Frankfurt no podrá decir que el futbolista descuidaba su alimentación. Guié-Mien pidió al club que pagara un curso de cocina para su esposa. A sus 40 años, sigue en activo en la quinta categoría del fútbol alemán.
Neil Ruddock y la báscula (Crystal Palace, 2000-2001)
Conocidos eran en la Premier los problemas de sobrepeso del defensa, que medía 1,88 metros. Harry Redknapp quiso atajarlos cuando el Crystal Palace lo fichó en 2000 y el club estableció en el contrato que Ruddock pagaría una multa del 10% de su salario si superaba los 98 kilos. El jugador rebasó ese límite en varias ocasiones y el club, según The Sun, lo dejó libre después de que el jugador no cupiera en los pantalones.
Prior y la gastronomía del Líbano (Cardiff City, 2001-2004)
Cuando Spencer Prior llegó al Cardiff en 2001 tardó poco en darse cuenta de las extravagancias del presidente del club galés, Sam Hammam. Prior estaba obligado por contrato a comer testículos de cordero con limón y salsa de perejil, un plato típico del Líbano, de donde era orginario el máximo dirigente.
'Balotelli, pórtate bien'... (Liverpool, 2014-2015)
El carácter de Balotelli llevó al Liverpool a ponerle un incentivo como si de un niño se tratara para que se esforzara en tener un buen comportamiento. Según reveló Football Leaks, el contrato entre Súper Mario y la entidad de Anfield recogía una cláusula por la que el 30 de junio el díscolo italiano recibiría un bonus de un millón de libras "si durante cada temporada de contrato el jugador no es expulsado en tres o más ocasiones por conducta violenta, escupir a un rival o cualquier otra persona, usar un lenguaje ofensivo, insultar o emplear un lenguaje abusivo y/o o gestos y/o disidencia con palabras o actos".
...o te imponemos un régimen marcial (Milán, 2015-2016)
Cuando en 2015 el club rossonero pidió al Liverpool la cesión de Balotelli, la entidad lombarda estaba escarmentada por la etapa anterior del jugador y le impuso un régimen marcial. Galliani, director general del Milán, se inspiró en las normas del Ejército del Aire italiano. El contrato impedía a Balotelli salir de noche, fumar, llevar peinados o ropa extravagantes y dañar en redes sociales la imagen del Milán. También le limitó el consumo de alcohol.
La 'cláusula anti-Arsenal' de Firmino (Liverpool, 2015-)
Un malentendido hizo que el Arsenal intentara llevarse a Luis Suárez de Anfield en 2013 por las bravas. El uruguayo tenía una cláusula por la que el club estaba obligado a informarle de cualquier oferta superior a 40 millones de libras que llegara por él. El Arsenal lo entendió como una cláusula de rescisión y envió al Liverpool una oferta por 40.000.001 libras, algo que molestó profundamente en la ribera del Mersey. Cuando los reds ficharon a Firmino en 2015 le pusieron, según Football Leaks, una cláusula de 82 M£ ejecutable por cualquier club salvo el Arsenal.
Van der Vaart no podía llevar botas rojas (Betis, 2015-2016)
Football Leaks también dio cuenta de hasta que punto llega la rivalidad Betis-Sevilla. En su año en la entidad heliopolitana, Van der Vaar estaba autorizado a llevar "cualquier calzado deportivo que no sea de color rojo". Imposible negarse. Hasta Coca-Cola renuncia a su icónico color corporativo para patrocinar al Betis.