La defensa del fiscal general de EE UU sobre la trama rusa se resquebraja
Jeff Sessions, tras negarlo hace un mes, recuerda ahora ante el Congreso una reunión clave, en la que un asesor de campaña ofreció arreglar una cita entre Trump y Putin
J. M. AHRENS
Washington, El País
La credibilidad del fiscal general de Estados Unidos, Jeff Sessions, vuelve a estar en la cuerda floja. En su comparecencia este martes ante el Comité Judicial de la Cámara de Representantes, dio marcha atrás en su pretendida ignorancia de las conexiones entre el equipo de campaña de Donald Trump y el Kremlin. Tras haber negado hace un mes haber conocido ningún vínculo –“no tuve ni fui consciente de que nadie los tuviera”–, ahora ha admitido “recordar” una reunión celebrada el 31 marzo de 2016 en la que el asesor George Papadopoulos, acusado formalmente por el fiscal especial por obstrucción al FBI, dijo tener contactos que podían ayudarles a concertar una entrevista entre Trump y el presidente ruso, Vladímir Putin.
No es la primera vez que el responsable del Departamento de Justicia se desdice ante el Congreso. En marzo quedó inhabilitado sobre cualquier asunto relacionado con la trama rusa al descubrirse que en sus comparecencias para el cargo había mentido sobre sus encuentros con el embajador ruso en Washington. Fue esta limitación y el posterior despido del director del FBI, James Comey, los dos factores que desencadenaron el nombramiento del fiscal especial, Robert Mueller. Ahora la mecha vuelve a estar encendida.
La reunión de marzo es clave en el caso. Papadopoulos había negado en principio cualquier vínculo con Rusia, pero tras la presión del fiscal especial, que le detuvo en julio y le acusó de obstruir una investigación federal con sus mentiras, reconoció finalmente el citado encuentro con Sessions en la Torre Trump, e incluso que un mes después había contactado con un misterioso profesor en Londres que le había ofrecido “basura” sobre Hillary Clinton.
La confesión dejó en evidencia a Sessions. Durante la campaña, el entonces senador por Alabama fue un estrecho colaborador de Trump y participó en su comité de asuntos internacionales. Pese a ello, en una comparecencia hace un mes ante el Comité Judicial del Senado negó vehementemente cualquier conocimiento de que él o nadie del equipo electoral hubiese contactado con elementos rusos. Este martes, ante la evidencia, cambió su versión.
“Me acuerdo ahora de la reunión de marzo en el Hotel Trump, a la que asistió el señor Papadopoulos, pero no tengo clara memoria de los detalles de lo que dijo en esa reunión. […] Creo que le dije que no estaba autorizado a representar a la campaña con el Gobierno ruso o cualquier otro”, dijo Sessions.
Aunque mantuvo su “absoluta inocencia”, este nuevo cambio de declaración le deja a la intemperie. El presidente Trump le tiene en la cuerda floja y más de una vez ha manifestado que si hubiera sabido que iba a quedar inhabilitado en la trama rusa no le habría ofrecido el cargo.
J. M. AHRENS
Washington, El País
La credibilidad del fiscal general de Estados Unidos, Jeff Sessions, vuelve a estar en la cuerda floja. En su comparecencia este martes ante el Comité Judicial de la Cámara de Representantes, dio marcha atrás en su pretendida ignorancia de las conexiones entre el equipo de campaña de Donald Trump y el Kremlin. Tras haber negado hace un mes haber conocido ningún vínculo –“no tuve ni fui consciente de que nadie los tuviera”–, ahora ha admitido “recordar” una reunión celebrada el 31 marzo de 2016 en la que el asesor George Papadopoulos, acusado formalmente por el fiscal especial por obstrucción al FBI, dijo tener contactos que podían ayudarles a concertar una entrevista entre Trump y el presidente ruso, Vladímir Putin.
No es la primera vez que el responsable del Departamento de Justicia se desdice ante el Congreso. En marzo quedó inhabilitado sobre cualquier asunto relacionado con la trama rusa al descubrirse que en sus comparecencias para el cargo había mentido sobre sus encuentros con el embajador ruso en Washington. Fue esta limitación y el posterior despido del director del FBI, James Comey, los dos factores que desencadenaron el nombramiento del fiscal especial, Robert Mueller. Ahora la mecha vuelve a estar encendida.
La reunión de marzo es clave en el caso. Papadopoulos había negado en principio cualquier vínculo con Rusia, pero tras la presión del fiscal especial, que le detuvo en julio y le acusó de obstruir una investigación federal con sus mentiras, reconoció finalmente el citado encuentro con Sessions en la Torre Trump, e incluso que un mes después había contactado con un misterioso profesor en Londres que le había ofrecido “basura” sobre Hillary Clinton.
La confesión dejó en evidencia a Sessions. Durante la campaña, el entonces senador por Alabama fue un estrecho colaborador de Trump y participó en su comité de asuntos internacionales. Pese a ello, en una comparecencia hace un mes ante el Comité Judicial del Senado negó vehementemente cualquier conocimiento de que él o nadie del equipo electoral hubiese contactado con elementos rusos. Este martes, ante la evidencia, cambió su versión.
“Me acuerdo ahora de la reunión de marzo en el Hotel Trump, a la que asistió el señor Papadopoulos, pero no tengo clara memoria de los detalles de lo que dijo en esa reunión. […] Creo que le dije que no estaba autorizado a representar a la campaña con el Gobierno ruso o cualquier otro”, dijo Sessions.
Aunque mantuvo su “absoluta inocencia”, este nuevo cambio de declaración le deja a la intemperie. El presidente Trump le tiene en la cuerda floja y más de una vez ha manifestado que si hubiera sabido que iba a quedar inhabilitado en la trama rusa no le habría ofrecido el cargo.