Kevin Spacey: la penúltima caída de una estrella de Hollywood
El actor afronta acusaciones de abuso sexual mientras se suceden las denuncias en el cine
Rocío Ayuso
Los Ángeles, El País
Pocos sellaron tanto las puertas de su vida personal como Kevin Spacey. El talento del dos veces ganador del Oscar (de reparto por Sospechosos habituales y de protagonista por American Beauty) es indiscutible. Spacey, de 58 años, puede ser un gran conversador, capaz de arrancar carcajadas con perfectas imitaciones de los clásicos que tanto adora, como Jack Lemmon o Jimmy Stewart, y también el más gélidos y cortante cuando la charla deriva hacia su vida personal.
Un silencio que ahora se revuelve contra él al hacerse públicas las declaraciones del también actor Anthony Rapp recordando cómo hace 31 años tuvo que zafarse como pudo de un Spacey borracho que le agarró y se tumbó encima de él en una cama. Es la penúltima estrella caída de Hollywood en la incesante cascada de denuncias (algunas ante la policía, otras en los medios; las hay recientes y de décadas atrás) a raíz del estallido del escándalo del productor Harvey Weinstein, acusado de utilizar su poder para abusar sexualmente de decenas de mujeres.
No todos los casos revisten la misma gravedad pero las informaciones y la atmósfera, entre la reclamación de justicia y cierto aire de persecución, tienden a igualarlos. Spacey se ha disculpado. Dice no recordar el incidente aunque su memoria le ha permitido ganar dos Tony. También ha declarado públicamente su homosexualidad durante el incidente.
Candidato al Emmy en 11 ocasiones, la figura de Spacey es tan escurridiza como el Keyser Soze de Sospechosos habituales que le lanzó a la fama. “Según mi madre, yo quería ser actor desde los siete años”, recordaba Spacey este año en Los Ángeles. Era un niño tímido que se desvivía por hacer reír a su madre. “Ella no tuvo fácil. Era la que se ganaba los garbanzos”, añadió. Al padre ni lo menciona. No usa ni su apellido. Es un fantasma de su pasado. Autoritario y miembro del Partido Nazi Americano, abusó sexualmente, según Thomas Fowler, hermano de Spacey, de la familia pero no del actor. Para Spacey su único “padre” fue Jack Lemmon, el actor que lo descubrió cuando tenía 13 años en una obra infantil.
Al compañero de estudios de Val Kilmer, educado en la prestigiosa Julliard School de Nueva York, le costó alcanzar la fama. En 1986, año del supuesto incidente de acoso, era uno más en Broadway. Formaba parte del reparto de El largo viaje del día hacia la noche, y Rapp, de Precious Son. Bryan Singer, director de Sospechosos habituales, le abrió las puertas del éxito. En el ambiente cinematográfico se conocía el gusto de Spacey y Singer por el realizador eran mencionados con frecuencia por saber rodearse de bellos acompañantes. En 2014, Singer se enfrentó a una denuncia por abuso sexual de menores que posteriormente fue retirada por el demandante.
Conducta inapropiada
Rosie O’Donnell comparó al actor con Weinstein. “Como con Harvey, todos sabíamos de ti y espero que salgan más”, declaró antes de conocer las acusaciones de otros dos jóvenes, un camarero y un actor, que hablan de conducta inapropiada por parte de Spacey. También están los que leen demasiado en los personajes que le dieron la fama. Desde el Lester Burnham de American Beauty, enamorado de la amiga de su hija, al Francis Underwood de House of Cards, sediento de poder. O los que se han reído del secreto a voces, como el cómico Seth McFarlane que en 2005 mostró a un niño huyendo de Spacey, en la serie animada Padre de Familia.
Los rumores siempre estuvieron ahí pero la carrera de Spacey no se resintió. Al contrario, su fortuna se calcula en 85,5 millones de euros. Pero ahora las cosas están cambiando. Al poco de estallar el escándalo, Netflix anunció que la sexta será la última temporada de House of Cards. Era algo esperado desde que su creador, Beau Willemont, dejó la serie. El lunes, la firma de Los Gatos (California) suspendido el rodaje ante “las preocupaciones” del equipo de una serie donde Spacey también es productor. House of Cards puso a Netflix en el mapa de la nueva televisión consiguiendo con 53 candidaturas al Emmy. La compañía ya está lidiando con los lazos con el otro apestado de Hollywood, Harvey Weinstein. Además, en Londres, el teatro Old Vic del que Spacey fue director artístico ha instalado una línea de teléfono confidencial para aquellos en la compañía que se sientan víctimas de algún comportamiento inapropiado.
Rocío Ayuso
Los Ángeles, El País
Pocos sellaron tanto las puertas de su vida personal como Kevin Spacey. El talento del dos veces ganador del Oscar (de reparto por Sospechosos habituales y de protagonista por American Beauty) es indiscutible. Spacey, de 58 años, puede ser un gran conversador, capaz de arrancar carcajadas con perfectas imitaciones de los clásicos que tanto adora, como Jack Lemmon o Jimmy Stewart, y también el más gélidos y cortante cuando la charla deriva hacia su vida personal.
Un silencio que ahora se revuelve contra él al hacerse públicas las declaraciones del también actor Anthony Rapp recordando cómo hace 31 años tuvo que zafarse como pudo de un Spacey borracho que le agarró y se tumbó encima de él en una cama. Es la penúltima estrella caída de Hollywood en la incesante cascada de denuncias (algunas ante la policía, otras en los medios; las hay recientes y de décadas atrás) a raíz del estallido del escándalo del productor Harvey Weinstein, acusado de utilizar su poder para abusar sexualmente de decenas de mujeres.
No todos los casos revisten la misma gravedad pero las informaciones y la atmósfera, entre la reclamación de justicia y cierto aire de persecución, tienden a igualarlos. Spacey se ha disculpado. Dice no recordar el incidente aunque su memoria le ha permitido ganar dos Tony. También ha declarado públicamente su homosexualidad durante el incidente.
Candidato al Emmy en 11 ocasiones, la figura de Spacey es tan escurridiza como el Keyser Soze de Sospechosos habituales que le lanzó a la fama. “Según mi madre, yo quería ser actor desde los siete años”, recordaba Spacey este año en Los Ángeles. Era un niño tímido que se desvivía por hacer reír a su madre. “Ella no tuvo fácil. Era la que se ganaba los garbanzos”, añadió. Al padre ni lo menciona. No usa ni su apellido. Es un fantasma de su pasado. Autoritario y miembro del Partido Nazi Americano, abusó sexualmente, según Thomas Fowler, hermano de Spacey, de la familia pero no del actor. Para Spacey su único “padre” fue Jack Lemmon, el actor que lo descubrió cuando tenía 13 años en una obra infantil.
Al compañero de estudios de Val Kilmer, educado en la prestigiosa Julliard School de Nueva York, le costó alcanzar la fama. En 1986, año del supuesto incidente de acoso, era uno más en Broadway. Formaba parte del reparto de El largo viaje del día hacia la noche, y Rapp, de Precious Son. Bryan Singer, director de Sospechosos habituales, le abrió las puertas del éxito. En el ambiente cinematográfico se conocía el gusto de Spacey y Singer por el realizador eran mencionados con frecuencia por saber rodearse de bellos acompañantes. En 2014, Singer se enfrentó a una denuncia por abuso sexual de menores que posteriormente fue retirada por el demandante.
Conducta inapropiada
Rosie O’Donnell comparó al actor con Weinstein. “Como con Harvey, todos sabíamos de ti y espero que salgan más”, declaró antes de conocer las acusaciones de otros dos jóvenes, un camarero y un actor, que hablan de conducta inapropiada por parte de Spacey. También están los que leen demasiado en los personajes que le dieron la fama. Desde el Lester Burnham de American Beauty, enamorado de la amiga de su hija, al Francis Underwood de House of Cards, sediento de poder. O los que se han reído del secreto a voces, como el cómico Seth McFarlane que en 2005 mostró a un niño huyendo de Spacey, en la serie animada Padre de Familia.
Los rumores siempre estuvieron ahí pero la carrera de Spacey no se resintió. Al contrario, su fortuna se calcula en 85,5 millones de euros. Pero ahora las cosas están cambiando. Al poco de estallar el escándalo, Netflix anunció que la sexta será la última temporada de House of Cards. Era algo esperado desde que su creador, Beau Willemont, dejó la serie. El lunes, la firma de Los Gatos (California) suspendido el rodaje ante “las preocupaciones” del equipo de una serie donde Spacey también es productor. House of Cards puso a Netflix en el mapa de la nueva televisión consiguiendo con 53 candidaturas al Emmy. La compañía ya está lidiando con los lazos con el otro apestado de Hollywood, Harvey Weinstein. Además, en Londres, el teatro Old Vic del que Spacey fue director artístico ha instalado una línea de teléfono confidencial para aquellos en la compañía que se sientan víctimas de algún comportamiento inapropiado.