Gerry Adams anuncia su retirada como presidente del Sinn Féin
La marcha del histórico líder irlandés culmina el relevo generacional en el partido republicano
Pablo Guimón
Londres, El País
Gerry Adams, histórico líder republicano irlandés, ha anunciado que abandonará la presidencia del Sinn Féin. En su discurso en Dublín ante el congreso de un partido que ha liderado desde 1983, Adams ha asegurado que no concurrirá a las elecciones legislativas previstas para el año que viene. “El liderazgo significa saber cuándo es el momento del cambio, y ese momento es ahora”, ha dicho el político de 69 años, que culmina con su anuncio un relevo generacional que lleva un tiempo fraguándose en la formación que fue brazo político del IRA, y que conserva hoy su esencia republicana pero centra su mensaje en la lucha contra las políticas de austeridad.
La retirada de Adams se produce meses después de la muerte de Martin McGuinness, otro histórico dirigente del movimiento republicano, clave en el proceso de paz y reciclado a la política democrática. Corresponderá ahora a nueva generación perseguir el objetivo de una Irlanda unida, una causa que ha recobrado vigor con el Brexit, que ha despertado el fantasma de una frontera física entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda. Todo indica que el Sinn Féin, cuando se consume la marcha de Adams, quedará en manos de dos mujeres: Michelle O’Neill en el norte, donde se quedó a tan solo 1.168 de los unionistas en las pasadas elecciones, y en el sur Mary Lou McDonald, todavía vicepresidenta de la formación.
El Sinn Féin -segundo partido en Irlanda del Norte y tercero en la República de Irlanda- ha cosechado recientemente resultados electorales históricos a uno y otro lado de la frontera. Pero tiene un techo que lo excluye todavía de la primera división de la política en Irlanda: para muchos, el Sinn Féin sigue siendo sinónimo del IRA, el grupo armado que protagonizó una campaña violenta de 30 años contra el control británico en Irlanda del Norte. Sin McGuinness ni Adams, que encarnaban la conexión con el pasado, el partido podría aspirar incluso a entrar en un Gobierno de coalición tras las elecciones del año próximo en Irlanda. Pero el Fianna Fáil, principal partido de la oposición, ha reiterado que el Sinn Féin sigue siendo inaceptable como socio de Gobierno.
Con la retirada de Adams, nacido en Belfast en 1948, Irlanda pierde uno de sus políticos más reconocibles y controvertidos. Para algunos, sus manos siempre estarán manchadas de sangre; para otros, fue la figura que encauzó al movimiento republicano a la senda democrática.
Su implicación en la lucha armada, que él siempre ha negado, es una evidencia para muchos. Fue detenido en tres ocasiones en los años 70 y pasó por la cárcel en 1972. Hace solo tres años fue detenido en Belfast por su supuesta implicación en el asesinato de Jean McComvile en 1972. Quedó en libertad sin cargos al cabo de cuatro días.
A finales de los 80 participó en conversaciones secretas de paz con John Hume, líder del Partido Socialdemócrata y Laborista, que avabarían preparando el terreno para e Acuerdo de Viernes Santo a finales de la década siguiente. Sus movimientos hacia la pacificación le costaron dos intentos de asesinato, en 1984 y 1988.
Pablo Guimón
Londres, El País
Gerry Adams, histórico líder republicano irlandés, ha anunciado que abandonará la presidencia del Sinn Féin. En su discurso en Dublín ante el congreso de un partido que ha liderado desde 1983, Adams ha asegurado que no concurrirá a las elecciones legislativas previstas para el año que viene. “El liderazgo significa saber cuándo es el momento del cambio, y ese momento es ahora”, ha dicho el político de 69 años, que culmina con su anuncio un relevo generacional que lleva un tiempo fraguándose en la formación que fue brazo político del IRA, y que conserva hoy su esencia republicana pero centra su mensaje en la lucha contra las políticas de austeridad.
La retirada de Adams se produce meses después de la muerte de Martin McGuinness, otro histórico dirigente del movimiento republicano, clave en el proceso de paz y reciclado a la política democrática. Corresponderá ahora a nueva generación perseguir el objetivo de una Irlanda unida, una causa que ha recobrado vigor con el Brexit, que ha despertado el fantasma de una frontera física entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda. Todo indica que el Sinn Féin, cuando se consume la marcha de Adams, quedará en manos de dos mujeres: Michelle O’Neill en el norte, donde se quedó a tan solo 1.168 de los unionistas en las pasadas elecciones, y en el sur Mary Lou McDonald, todavía vicepresidenta de la formación.
El Sinn Féin -segundo partido en Irlanda del Norte y tercero en la República de Irlanda- ha cosechado recientemente resultados electorales históricos a uno y otro lado de la frontera. Pero tiene un techo que lo excluye todavía de la primera división de la política en Irlanda: para muchos, el Sinn Féin sigue siendo sinónimo del IRA, el grupo armado que protagonizó una campaña violenta de 30 años contra el control británico en Irlanda del Norte. Sin McGuinness ni Adams, que encarnaban la conexión con el pasado, el partido podría aspirar incluso a entrar en un Gobierno de coalición tras las elecciones del año próximo en Irlanda. Pero el Fianna Fáil, principal partido de la oposición, ha reiterado que el Sinn Féin sigue siendo inaceptable como socio de Gobierno.
Con la retirada de Adams, nacido en Belfast en 1948, Irlanda pierde uno de sus políticos más reconocibles y controvertidos. Para algunos, sus manos siempre estarán manchadas de sangre; para otros, fue la figura que encauzó al movimiento republicano a la senda democrática.
Su implicación en la lucha armada, que él siempre ha negado, es una evidencia para muchos. Fue detenido en tres ocasiones en los años 70 y pasó por la cárcel en 1972. Hace solo tres años fue detenido en Belfast por su supuesta implicación en el asesinato de Jean McComvile en 1972. Quedó en libertad sin cargos al cabo de cuatro días.
A finales de los 80 participó en conversaciones secretas de paz con John Hume, líder del Partido Socialdemócrata y Laborista, que avabarían preparando el terreno para e Acuerdo de Viernes Santo a finales de la década siguiente. Sus movimientos hacia la pacificación le costaron dos intentos de asesinato, en 1984 y 1988.