El Real Madrid ya derrotó al Atlético... en la Peineta

Madrid, AS
Fue en un partido del Trofeo de la Comunidad en diciembre de 1994. No hubo tirón ya que el frío reinante sólo hizo que 1.500 personas acudieran.
Resulta llamativo y curioso, pero el Madrid ya derrotó al Atlético en el ya olvidado estadio de la Comunidad de Madrid, popularmente conocido como La Peineta, ahora denominado Wanda Metropolitano desde que la entidad rojiblanca lo inaugurase. Originariamente, La Peineta fue inaugurado como recinto deportivo el 6 de septiembre de 1994 como estadio de atletismo, pero las autoridades políticas quisieron dotarle de mayor tronío. Montaron un torneo para mostrar, entre otras cosas, la funcionalidad del nuevo coliseo, y las virtudes de acudir a él en transporte público. Ese torneo se llamó Trofeo Comunidad de Madrid. Se celebró entre el 13 y el 15 de septiembre de ese año. Lo disputaron el Real Madrid B, el Rayo Vallecano, el Getafe y el Leganés, ganando los cachorros blancos. Las buenas afluencias de aficionados (el día de la final, que enfrentó al Rayo y al Madrid B acudieron cerca de 10.000 espectadores), animaron a tener una cierta continuidad.



Así, se organizó otro Trofeo de la Comunidad, en este caso, entre los mayores en fechas navideñas. Se decidió que ese nuevo Trofeo de la Comunidad se jugase el 23 de diciembre (ahí es nada) y lo disputarían madridistas y colchoneros. Nacía con la vocación de ser la respuesta al ya clásico Trofeo de Navidad de baloncesto que organizaba el Real Madrid con notabilísimo éxito y con la idea de que uno de los dos equipos históricos madrileños utilizasen la instalación de manera asidua. Pero una cosa es el fútbol y otra, el baloncesto. El 23 de diciembre ambos equipos saltaron con sus suplentes, reforzados con canteranos.

Y, claro, septiembre no es diciembre. El trofeo que se jugó en septiembre no tuvo nada que ver con el del período navideño. Apenas 1.500 aficionados se dieron cita en una congeladora noche invernal. El frío y el ser retransmitido por televisión le quitaron mucho protagonismo. Los aficionados se agruparon en la única gradona existente (con capacidad para 20.000 personas) para evitar el frío reinante.

Casi todos los jugadores saltaron al campo con guantes para protegerse de las bajas temperaturas. Tampoco ayudaron los precios: entre 2.000 y 3.000 pesetas (entre 12 y 18 euros) costaban las localidades. Los más listos se reunieron en una colina adyacente, desde donde se podía ver el encuentro sin tener que pasar por taquillas.

El partido fue más propio de un encuentro de Regional que de dos equipos punteros. Ni Valdano ni D’Alessandro arriesgaron lo más mínimo (el Madrid venía de golear al Valladolid el día anterior en Liga, 0-5). Entre los 22 jugadores que saltaron al campo, sólo había cuatro titulares (Quique por parte madridista, y Toni, Kiko y Kosecki, por parte rojiblanca). El gran protagonista del encuentro fue Dubovsky. El eslovaco anotó los dos tantos, el segundo a escasos minutos del final del encuentro, lo que otorgó a los blancos el trofeo. Fue el mejor jugador en el campo, quizá por haber jugado numerosos encuentros en ese ambiente tan frío.

Para la clase política, la cita salió bien. Tan bien, que firmaron un acuerdo para que se jugase dicho encuentro durante cinco años... Pero no hubo feeling. El Trofeo se volvió a jugar al año siguiente... en tierras alicantinas, en el Rico Pérez. Volvió a ganar el Madrid, también por la mínima (3-2), con dos goles de Esnáider y otro de Petkovic. Por parte rojiblanca, marcaron Pantic y Biagini.

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