El Madrid no se cree la Liga
Ganó a un Málaga crecido gracias a un penalti a falta de un cuarto de hora. Roberto estuvo heroico y Cristiano, sin fortuna. El Bernabéu no entendió el cambio de Isco.
Luis Nieto
As
Cada paso del Madrid en la Liga destapa una crisis más estructural que conyuntural. Al Málaga, que ni había marcado ni puntuado fuera, le ganó fatigosamente al sprint, con amago de fallo multiorgánico, de Casilla a Benzema, otra vez en actitud peatonal. Cierto es que Roberto estuvo enorme, pero Cristiano pasea desarmado por la competición y sin esa poción mágica al Madrid se le hará imposible la persecución.
El Málaga miró al Madrid de frente, aunque consciente de que quedar bien no da puntos. Y el equipo de Zidane no cambió ese paso desconcertante que mantiene en la Liga, en la que tolera partidos abiertos, pegando y recibiendo, tan atractivos para el aficionado como llenos de riesgo para la clasificación. De nuevo dejó la impresión de que acabaría ganando por inercia, aunque cuesta, por insólito, ver al Madrid y a Cristiano bracear tanto para conseguir tan poco. Aquel equipo que marcaba antes de preguntar sigue en excedencia.
El partido, en cualquier caso, sí reveló alguna buena noticia. Marcelo empieza a acercase a sí mismo, con más alcance y menos despistes. Y Carvajal ha acabado por ser un fichaje de otoño. Con ellos el Madrid recuperó la licencia de vuelo.
Dos empates
Pero nada en el Madrid funciona sin anomalías. Porque el partido le vino servido en bandeja en el 10’, cuando un cabezazo de Cristiano fue repelido por el palo. Benzema, que como los eclipses es visible sólo de cuando en cuando, aseguró el gol a puerta vacía. En tardes así el Madrid no soltaba la presa. En tardes así, Cristiano llenaba el granero. Ahora es incapaz de ponerse de puntillas. El Madrid perdona tanto como llega. Y el portugués parece condenado a asumir únicamente la cartera de asuntos exteriores. Ahí sí es el de siempre.
Así que el Málaga, que no ha llegado hasta aquí por cobardía, nunca se sintió fuera del partido. Empató en un remate de Rolan tras error de Kroos y estuvo a punto de volver a hacerlo en un cabezazo de Baysse en el descuento de la primera mitad, anulado por falta justita a Carvajal. Antes Casemiro había marcado también de cabeza. Sólo él ha sido capaz de hacerlo (dos veces) esta temporada. Otra de las minas agotadas para el Madrid.
Isco, que ha escapado de la pájara general, se puso al nivel del resto y Keko y Rolan airearon la falta de aplicación defensiva del Madrid. Aquello condujo al segundo empate, en trallazo lejano de Chory y error de cálculo de Casilla. Ahí cayó Zidane en la cuenta de que la vida es dura sin Modric, con el que empieza a acortar las dosis. Lo que no entendió tan bien el Bernabéu es que sobrara Isco. Como le cuesta entender que se orille permanentemente a Ceballos o que valga todo con Benzema. Con el estadio a punto de la insurrección, Luis Hernández le hizo un penalti a Modric (dos a Lucas Vázquez fueron obviados antes) y Cristiano, tras fallarlo, aprovechó el rechace del heroico Roberto para echarle un salvavidas al Madrid, que esta vez no encaja en el traje de perseguidor.
Luis Nieto
As
Cada paso del Madrid en la Liga destapa una crisis más estructural que conyuntural. Al Málaga, que ni había marcado ni puntuado fuera, le ganó fatigosamente al sprint, con amago de fallo multiorgánico, de Casilla a Benzema, otra vez en actitud peatonal. Cierto es que Roberto estuvo enorme, pero Cristiano pasea desarmado por la competición y sin esa poción mágica al Madrid se le hará imposible la persecución.
El Málaga miró al Madrid de frente, aunque consciente de que quedar bien no da puntos. Y el equipo de Zidane no cambió ese paso desconcertante que mantiene en la Liga, en la que tolera partidos abiertos, pegando y recibiendo, tan atractivos para el aficionado como llenos de riesgo para la clasificación. De nuevo dejó la impresión de que acabaría ganando por inercia, aunque cuesta, por insólito, ver al Madrid y a Cristiano bracear tanto para conseguir tan poco. Aquel equipo que marcaba antes de preguntar sigue en excedencia.
El partido, en cualquier caso, sí reveló alguna buena noticia. Marcelo empieza a acercase a sí mismo, con más alcance y menos despistes. Y Carvajal ha acabado por ser un fichaje de otoño. Con ellos el Madrid recuperó la licencia de vuelo.
Dos empates
Pero nada en el Madrid funciona sin anomalías. Porque el partido le vino servido en bandeja en el 10’, cuando un cabezazo de Cristiano fue repelido por el palo. Benzema, que como los eclipses es visible sólo de cuando en cuando, aseguró el gol a puerta vacía. En tardes así el Madrid no soltaba la presa. En tardes así, Cristiano llenaba el granero. Ahora es incapaz de ponerse de puntillas. El Madrid perdona tanto como llega. Y el portugués parece condenado a asumir únicamente la cartera de asuntos exteriores. Ahí sí es el de siempre.
Así que el Málaga, que no ha llegado hasta aquí por cobardía, nunca se sintió fuera del partido. Empató en un remate de Rolan tras error de Kroos y estuvo a punto de volver a hacerlo en un cabezazo de Baysse en el descuento de la primera mitad, anulado por falta justita a Carvajal. Antes Casemiro había marcado también de cabeza. Sólo él ha sido capaz de hacerlo (dos veces) esta temporada. Otra de las minas agotadas para el Madrid.
Isco, que ha escapado de la pájara general, se puso al nivel del resto y Keko y Rolan airearon la falta de aplicación defensiva del Madrid. Aquello condujo al segundo empate, en trallazo lejano de Chory y error de cálculo de Casilla. Ahí cayó Zidane en la cuenta de que la vida es dura sin Modric, con el que empieza a acortar las dosis. Lo que no entendió tan bien el Bernabéu es que sobrara Isco. Como le cuesta entender que se orille permanentemente a Ceballos o que valga todo con Benzema. Con el estadio a punto de la insurrección, Luis Hernández le hizo un penalti a Modric (dos a Lucas Vázquez fueron obviados antes) y Cristiano, tras fallarlo, aprovechó el rechace del heroico Roberto para echarle un salvavidas al Madrid, que esta vez no encaja en el traje de perseguidor.