Conoce la historia de amor que quedó truncada por el submarino argentino

Buenos Aires, EFE
“No nos dejen solos”, fue la desgarradora súplica lanzada por Jessica Gopar a los argentinos. Pero ella ya sabe que estará sola, sin su “primer amor” y marido, Fernando Santilli, uno de los 44 tripulantes del submarino desaparecido que sufrió una explosión en el Atlántico Sur.
Ambos de 35 años, hace 13 que Jessica y Fernando están juntos desde que se conocieron en una playa de Mar del Plata, la ciudad portuaria donde viven y apostadero del submarino “ARA San Juan”, tragado por el mar. Desde el miércoles 15 nada se sabe.
Ella nació en el balneario de Necochea, 100 km más al sur de Mar del Plata, ciudad donde un verano conoció a Fernando, venido desde Mendoza, una ciudad al pie de la cordillera de los Andes.


Esta mujer enérgica se mantuvo esperanzada a lo largo de la última semana de angustiosa espera, hasta este jueves cuando, intuyendo algo malo, acudió a la base naval de Mar del Plata, para conocer las novedades.

“Vine por primera vez a la base y me acabo de enterar que soy viuda”, dijo entre sollozos a los periodistas que esperaban en la entrada del recinto naval, frente al mar, a 100 metros del casino de oficiales, lugar de reunión de los familiares.

Jessica llora porque su marido, ese hombre al que califica de “maravilloso” y al que esperaba el domingo pasado, no volverá más a casa para disfrutar y ver crecer a su hijo, Stéfano, que cumplió un año el 5 de noviembre, y al que tanto les costó tener, según cuenta ella.

El cabo principal electricista Santilli “fue mi gran amor, estuvimos siete años de novio, seis de casados y tenemos un hijo, Stéfano, que nos costó mucho que Dios nos mandara”, contó.

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