Argentina da por muertos a los 44 tripulantes del submarino
La Marina pone fin al rescate de posibles supervivientes tras dos semanas sin resultados
Federico Rivas Molina
Buenos Aires, El País
Dos semanas sin encontrar rastros han sido demasiado. La Armada argentina anunció este jueves que ya no buscará a supervivientes del submarino ARA San Juan y ha devuelto a puerto las cápsulas de rescate que había aportado EEUU. El portavoz de la fuerza, Enrique Balbi, dijo que continuarán buscando el casco en el lecho del Atlántico, pero ya "no habrá salvamento de personas".
Como una letanía, la Armada argentina repitió desde hace dos semanas que no hay rastros del submarino Ara San Juan, desaparecido en algún lugar del Atlántico sur con 44 tripulantes a bordo. Han sido dos semanas con todas las emociones posibles, desde la euforia de los primeros días ante el más ínfimo indicio de vida a la decepción más dura el jueves pasado, cuando las autoridades anunciaron el registro de una explosión a bordo, dos horas después del último contacto. Las familias de los marinos ya habían perdido las esperanzas de encontrarlos con vida, pero esperan ahora que al menos se dé con la nave en el fondo del mar. En esa búsqueda están buques y aviones de 18 países, en el que ya es el mayor operativo jamás realizado en Argentina.
El ARA San Juan se perdió en el mar el miércoles 15 de noviembre. Dos semanas después se conocen detalles que pueden explicar qué pasó aquel día fatal, pero no los suficientes para hallar el submarino y a sus tripulantes. La última comunicación del comandante advirtió a la base de un principio de incendio en sus baterías, producto de una entrada de agua a través del snorkel, el tubo que se saca a la superficie para permitir el ingreso de aire. La Armada no consideró el incidente de gravedad y ordenó al capitán que abandone sus tareas de control de pesa ilegal y ponga rumbo a Mar del Plata, su puerto final a 400 kilómetros al sur de Buenos Aires. Desde entonces no se supo nada más.
Recién el viernes 16 de noviembre la Armada informó que había perdido contacto con el buque, pero limitó el asunto a un “problema de comunicación”. Con el correr de los días, la situación se complicó. Tras una semana de búsqueda sin éxito, el gobierno argentino informó que sensores destinados a la identificación de pruebas nucleares prohibidas habían detectado una explosión en el lugar de la desaparición. El anuncio sumió en la desesperanza a las familias que esperaban noticias en la base naval de Mar del Plata, mientras buques y aviones de Argentina, Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Noruega y otros 13 países concentraban su búsqueda en la zona del estallido.
Los trabajos terminaron, pese al uso de los equipos de rastreo más avanzados del mundo. El temor es que el Ara San Juan haya caído hacia el lado donde la plataforma continental argentina se pierde en profundidades de hasta 3.000 metros. Este jueves, durante el acto que dio inicio a la presidencia argentina en el G-20, Macri agradeció la ayuda que Argentina ha recibido de los países que participan del rastrillaje. Pero las buenas noticias no llegan.
Ya no se hablaba de cuánto oxigeno puede quedar a los marinos atrapados, porque la esperanza se había perdido hace tiempo. La paciencia de algunos familiares agotó hace tiempo. Ocho familias se presentaron ante la jueza Marta Yáñez, a cargo de la investigación judicial del accidente, para consultarle sobre la posibilidad de enjuiciar a la Armada. Son las que consideran que el buque no estaba en condiciones de navegar por falta de mantenimiento, pese a que el Gobierno afirmó siempre que el ARA San Juan estaba en perfecto estado y había sido sometido a una renovación total hace menos de tres años.
Federico Rivas Molina
Buenos Aires, El País
Dos semanas sin encontrar rastros han sido demasiado. La Armada argentina anunció este jueves que ya no buscará a supervivientes del submarino ARA San Juan y ha devuelto a puerto las cápsulas de rescate que había aportado EEUU. El portavoz de la fuerza, Enrique Balbi, dijo que continuarán buscando el casco en el lecho del Atlántico, pero ya "no habrá salvamento de personas".
Como una letanía, la Armada argentina repitió desde hace dos semanas que no hay rastros del submarino Ara San Juan, desaparecido en algún lugar del Atlántico sur con 44 tripulantes a bordo. Han sido dos semanas con todas las emociones posibles, desde la euforia de los primeros días ante el más ínfimo indicio de vida a la decepción más dura el jueves pasado, cuando las autoridades anunciaron el registro de una explosión a bordo, dos horas después del último contacto. Las familias de los marinos ya habían perdido las esperanzas de encontrarlos con vida, pero esperan ahora que al menos se dé con la nave en el fondo del mar. En esa búsqueda están buques y aviones de 18 países, en el que ya es el mayor operativo jamás realizado en Argentina.
El ARA San Juan se perdió en el mar el miércoles 15 de noviembre. Dos semanas después se conocen detalles que pueden explicar qué pasó aquel día fatal, pero no los suficientes para hallar el submarino y a sus tripulantes. La última comunicación del comandante advirtió a la base de un principio de incendio en sus baterías, producto de una entrada de agua a través del snorkel, el tubo que se saca a la superficie para permitir el ingreso de aire. La Armada no consideró el incidente de gravedad y ordenó al capitán que abandone sus tareas de control de pesa ilegal y ponga rumbo a Mar del Plata, su puerto final a 400 kilómetros al sur de Buenos Aires. Desde entonces no se supo nada más.
Recién el viernes 16 de noviembre la Armada informó que había perdido contacto con el buque, pero limitó el asunto a un “problema de comunicación”. Con el correr de los días, la situación se complicó. Tras una semana de búsqueda sin éxito, el gobierno argentino informó que sensores destinados a la identificación de pruebas nucleares prohibidas habían detectado una explosión en el lugar de la desaparición. El anuncio sumió en la desesperanza a las familias que esperaban noticias en la base naval de Mar del Plata, mientras buques y aviones de Argentina, Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Noruega y otros 13 países concentraban su búsqueda en la zona del estallido.
Los trabajos terminaron, pese al uso de los equipos de rastreo más avanzados del mundo. El temor es que el Ara San Juan haya caído hacia el lado donde la plataforma continental argentina se pierde en profundidades de hasta 3.000 metros. Este jueves, durante el acto que dio inicio a la presidencia argentina en el G-20, Macri agradeció la ayuda que Argentina ha recibido de los países que participan del rastrillaje. Pero las buenas noticias no llegan.
Ya no se hablaba de cuánto oxigeno puede quedar a los marinos atrapados, porque la esperanza se había perdido hace tiempo. La paciencia de algunos familiares agotó hace tiempo. Ocho familias se presentaron ante la jueza Marta Yáñez, a cargo de la investigación judicial del accidente, para consultarle sobre la posibilidad de enjuiciar a la Armada. Son las que consideran que el buque no estaba en condiciones de navegar por falta de mantenimiento, pese a que el Gobierno afirmó siempre que el ARA San Juan estaba en perfecto estado y había sido sometido a una renovación total hace menos de tres años.