Papa Francisco canoniza a niños mexicanos y mártires brasileños
Roma, EFE
El papa Francisco proclamó hoy a 35 nuevos santos, entre ellos tres niños indígenas, llamados los “Mártires de Tlaxcala (México)”, asesinados entre 1527 y 1529 y un grupo de 30 brasileños, asesinados en 1645 y considerados los primeros mártires del país, en una ceremonia en la Plaza de San Pedro del Vaticano.
En su homilía, Francisco explicó que “los santos hoy canonizados, y sobre todo los mártires, nos señalan este camino. Ellos no han dicho ‘sí’ al amor con palabras y por un poco de tiempo, sino con la vida y hasta el final”.
“Su vestido cotidiano ha sido el amor de Jesús, ese amor de locura con que nos ha amado hasta el extremo, que ha dado su perdón y sus vestiduras a quien lo estaba crucificando“, agregó Francisco, quien pidió que estos santos concedan a los fieles “la gracia de elegir y llevar cada día este vestido, y de mantenerlo limpio”.
Durante la ceremonia de hoy también se celebraron las canonizaciones del sacerdote español Faustino Míguez (1831-1925), fundador del Instituto Calasancio Hijas de la Divina Pastora y del capuchino italiano, Angelo da Acri.
La ceremonia comenzó con el prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, el cardenal Angelo Amato, que acompañado de los postuladores de las causas, presentó a Francisco la petición de canonización y leyó una pequeña biografía de cada uno.
Después el papa pronunció la fórmula en latín para la canonización: “Les inscribimos en el Catálogo de los Santos, y establecemos que en toda la Iglesia sean devotamente honrados entre los santos” y se llevaron al altar las reliquias de los nuevos santos.
Para esta ceremonia ha llegado varios centenares de mexicanos de Tlaxcala y una amplia delegación religiosa encabezada por el obispo de la diócesis, Julio C. Salcedo Aquino, y los cardenales José Francisco Robles Ortega y Alberto Suárez Inda.
La delegación institucional está compuesta por el director general adjunto de Asuntos Religiosos de la Presidencia de la República, Roberto Herrera Mena, y autoridades de Estado de Tlaxcala.
Los niños indígenas santos son Cristóbal, Juan y Antonio que tenían entre 12 y 13 años, asesinados en 1527 el primero y en 1529 los otros dos al haberse convertido al cristianismo y que serán ahora los patronos de la infancia mexicana.
Los tres niños fueron beatificados el 6 de mayo de 1990 en la basílica de Guadalupe por Juan Pablo II.
Los 30 nuevos santos brasileños están considerados los primeros mártires del país y están encabezados por los sacerdotes Andrés de Soveral, Ambrósio Francisco Ferro y el laico Mateus Moreira y otros 27 compañeros.
Fueron asesinados entre el 16 de julio y el 3 de octubre de 1645 por los protestantes calvinistas holandeses instalados en Brasil en aquella época.
El papa Juan Pablo II les beatificó el 5 de marzo de 2000 en la basílica de San Pedro.
En la Plaza de San Pedro destacó la presencia de españoles llegados desde los diferentes colegios de las Calasancias para la canonización del fundador de la congregación Faustino Míguez (1831-1925), fundador del Instituto Calasancio Hijas de la Divina Pastora.
En la ceremonia participó llevando las ofrendas la mujer chilena Verónica Storberg, que la Iglesia ha reconocido que se curó por intercesión de Faustino Míguez después de una grave hemorragia hepática cuando esperaba su cuarto hijo y este “milagro” fue el elegido para su canonización.
El escolapio y biólogo gallego se dedicó a la evangelización a través de la educación y de la promoción de la mujer y también ayudó a los más necesitados con las medicinas y ungüentos que él mismo creaba.
El papa Francisco proclamó hoy a 35 nuevos santos, entre ellos tres niños indígenas, llamados los “Mártires de Tlaxcala (México)”, asesinados entre 1527 y 1529 y un grupo de 30 brasileños, asesinados en 1645 y considerados los primeros mártires del país, en una ceremonia en la Plaza de San Pedro del Vaticano.
En su homilía, Francisco explicó que “los santos hoy canonizados, y sobre todo los mártires, nos señalan este camino. Ellos no han dicho ‘sí’ al amor con palabras y por un poco de tiempo, sino con la vida y hasta el final”.
“Su vestido cotidiano ha sido el amor de Jesús, ese amor de locura con que nos ha amado hasta el extremo, que ha dado su perdón y sus vestiduras a quien lo estaba crucificando“, agregó Francisco, quien pidió que estos santos concedan a los fieles “la gracia de elegir y llevar cada día este vestido, y de mantenerlo limpio”.
Durante la ceremonia de hoy también se celebraron las canonizaciones del sacerdote español Faustino Míguez (1831-1925), fundador del Instituto Calasancio Hijas de la Divina Pastora y del capuchino italiano, Angelo da Acri.
La ceremonia comenzó con el prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, el cardenal Angelo Amato, que acompañado de los postuladores de las causas, presentó a Francisco la petición de canonización y leyó una pequeña biografía de cada uno.
Después el papa pronunció la fórmula en latín para la canonización: “Les inscribimos en el Catálogo de los Santos, y establecemos que en toda la Iglesia sean devotamente honrados entre los santos” y se llevaron al altar las reliquias de los nuevos santos.
Para esta ceremonia ha llegado varios centenares de mexicanos de Tlaxcala y una amplia delegación religiosa encabezada por el obispo de la diócesis, Julio C. Salcedo Aquino, y los cardenales José Francisco Robles Ortega y Alberto Suárez Inda.
La delegación institucional está compuesta por el director general adjunto de Asuntos Religiosos de la Presidencia de la República, Roberto Herrera Mena, y autoridades de Estado de Tlaxcala.
Los niños indígenas santos son Cristóbal, Juan y Antonio que tenían entre 12 y 13 años, asesinados en 1527 el primero y en 1529 los otros dos al haberse convertido al cristianismo y que serán ahora los patronos de la infancia mexicana.
Los tres niños fueron beatificados el 6 de mayo de 1990 en la basílica de Guadalupe por Juan Pablo II.
Los 30 nuevos santos brasileños están considerados los primeros mártires del país y están encabezados por los sacerdotes Andrés de Soveral, Ambrósio Francisco Ferro y el laico Mateus Moreira y otros 27 compañeros.
Fueron asesinados entre el 16 de julio y el 3 de octubre de 1645 por los protestantes calvinistas holandeses instalados en Brasil en aquella época.
El papa Juan Pablo II les beatificó el 5 de marzo de 2000 en la basílica de San Pedro.
En la Plaza de San Pedro destacó la presencia de españoles llegados desde los diferentes colegios de las Calasancias para la canonización del fundador de la congregación Faustino Míguez (1831-1925), fundador del Instituto Calasancio Hijas de la Divina Pastora.
En la ceremonia participó llevando las ofrendas la mujer chilena Verónica Storberg, que la Iglesia ha reconocido que se curó por intercesión de Faustino Míguez después de una grave hemorragia hepática cuando esperaba su cuarto hijo y este “milagro” fue el elegido para su canonización.
El escolapio y biólogo gallego se dedicó a la evangelización a través de la educación y de la promoción de la mujer y también ayudó a los más necesitados con las medicinas y ungüentos que él mismo creaba.