Los expertos comienzan a cuestionar las previsiones de crecimiento por el conflicto catalán

Funcas recuerda que el peor escenario es que se prolongue la incertidumbre

Raquel Díaz Guijarro
Madrid, El País
Al Banco de España no le quedó más remedio hace una semana que reconocer por primera vez que la tensión política a propósito del desafío independentista era ya un riesgo para la economía. Casi siete días después y después de lo acontecido el domingo, hoy en todos los grandes servicios de estudios del país se trabaja contrarreloj en el diseño de los escenarios posibles que se abren ahora para la economía.


Así, a la pregunta de si el conflicto abierto entre la Generalitat y el Gobierno tendrá efectos sobre la actividad, la respuesta es: “depende”. El presidente del Consejo General de Economistas, Valentín Pich, recuerda cómo España ha sido tradicionalmente un ejemplo a seguir por la estabilidad institucional de la que ha hecho gala en más de 40 años. “Las tensiones nunca son buenas para la economía, no tanto por lo que se deja de crecer, sino por las oportunidades que se pierden. Para continuar con este ciclo de crecimiento económico lo que necesita nuestro país es que las empresas crezcan y atraer más inversión y para conseguirlo, lo deseable es la estabilidad”, argumenta Pich.

Sobre los llamamientos al diálogo que han proliferado en las últimas semanas y la posición que han mantenido las grandes empresas ante la crisis, Pich explica que primero se ha tratado de evitar el pánico y la sociedad ha confiado en la política, “pero si la tensión sigue aumentando a corto y medio plazo, esto puede ser terrible; sobre todo por la desconfianza que genera en términos económicos y por la desafección de la población hacia las instituciones”. Desde el Consejo General de Economistas recuerdan que dado el peso que tiene Cataluña por población y PIB, un recrudecimiento de la crisis política castigará sin duda a la actividad.

Por su parte, el director de Coyuntura y Estadística de Funcas, Raymond Torres, advierte que las proyecciones macro van a ser revisadas a la baja en los próximos días sin tener en cuenta el conflicto catalán.

“Todos los indicadores que manejamos relativos a julio, agosto y septiembre confirman que el consumo continúa creciendo, pero afloja, se aceleran las importaciones, lo que hace que la aportación positiva del sector exterior sea inferior y el aumento del empleo se desacelera”, enumera Torres.

Esta situación llevará con toda probabilidad a una revisión de las proyecciones que elaboran Funcas y el panel de expertos, con información de hasta 17 entidades distintas. Todo apunta a que las nuevas cifras reducirán el crecimiento previsto para este año entre una y dos décimas (ahora en el 3,1%) y entre cuatro y cinco el avance del PIB del año que viene (2,7% es la última estimación) y todo ello sin tener en cuenta el desafío soberanista. Ahora bien, “si la incertidumbre se prolonga, se pone en cuestión quién asume el cargo de la deuda, se produce una reubicación masiva de empresas o hay dudas sobre el posible impacto sobre los bancos, la desaceleración podría ser más brusca, aunque es difícil de cuantificar en estos momentos”, alerta Torres.

El director de Coyuntura y Estadística de Funcas insiste en que el peor escenario es que se prolongue la incertidumbre, pero si se anuncia cualquier decisión que acote la misma, como iniciar un proceso de diálogo o convocar elecciones, es probable que la tensión ceda y de paso “se evite el efecto contagio y el posible impacto en otros países”.

Desde CEOE quieren enfatizar el protagonismo que tiene la economía catalana sobre el total de la española. El principal destino de las ventas catalanas por comunidades es Aragón, con un 27,5%, seguido por la Comunidad Valenciana (12,7%) y Madrid (10,8%). El ranking de sus proveedores está encabezado por Madrid (18,2%), Aragón (17,1%) y Andalucía (15,4%). Según el Instituto de Estadística de Cataluña con datos de Aduanas, más del 65% de sus exportaciones se concentran en la UE-28. Sus principales sectores exportadores son la industria química (24%), vehículos y otro material de transporte (19%), alimentación y bebidas (12%) y textil, confección, cuero y calzado (8%).

Fuentes de la patronal señalan que como es lógico, toda relación económica y comercial, para ser fructífera y próspera, necesita un marco jurídico estable que conlleve la seguridad jurídica de las inversiones. “Por tanto, toda decisión diametralmente opuesta a dar estabilidad, tiene efecto económico. Cualquier actividad empresarial, implica una asunción de riesgo y si quien ha de asumir ese riesgo, se encuentra con un marco jurídico que ni es estable, ni le protege contra arbitrariedades, lógicamente no invertirá”, insisten dichas fuentes.

Más optimista se mostró la firma de análisis estadounidense KBW que aseguró que a pesar del actual entorno político incierto y de las posibles implicaciones negativas para el crecimiento, “creemos que la magnitud de cualquier desaceleración será manejable”.

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