La autopsia certifica que Santiago Maldonado no fue disparado ni golpeado
El juez del caso del último desaparecido descarta violencia a horas de las elecciones
Carlos E. Cué
Buenos Aires, El País
Era casi seguro, pero todos esperaban la confirmación oficial. Y llegó por parte de la familia. El cadáver encontrado en el río Chubut, en la Patagonia, es el de Santiago Maldonado, el último desaparecido argentino. La familia lo confirmó por los tatuajes que tenía este artesano, que vivía en El Bolsón, un paraíso para hippies en plena Patagonia, precisamente de tatuar a otras personas y de pequeñas artesanías. "Pudimos mirar el cuerpo y reconocimos los tatuajes de Santiago. Estamos convencidos de que es Santiago", sentenció el hermano, Sergio. Unas horas después, la autopsia reveló otro dato clave: el cuerpo no tiene síntomas de violencia, ni disparos ni golpes. "Se pudo determinar que no hubo lesiones en el cuerpo. Todos los peritos estuvieron de acuerdo en concluir sobre ello", sentenció el juez del caso, Gustavo Lleral. El juez aclaró que la causa de la muerte no se conocerá de forma definitiva hasta dentro de dos semanas, pero ante la ausencia de violencia el ahogamiento cobra más fuerza.
Maldonado fue el 1 de agosto a Cushamen, cerca de El Bolsón, para apoyar a un grupo de mapuches, los indígenas patagónicos, que han ocupado una pequeña parte de las 900.000 hectáreas que tiene el grupo Benetton en Argentina. Los mapuches estaban cortando la ruta 40, la principal carretera de la zona, y la Gendarmería decidió dispersarlos de forma violenta, con pelotas de goma e incluso lanzándoles piedras. En la persecución a través del campo, sus compañeros perdieron de vista a Maldonado justo cuando debía cruzar el río, que en esa época del año, en pleno invierno, era poco caudaloso, por lo que en principio se descartó un ahogamiento. Pero ahora esa hipótesis recobra vigor. Maldonado no sabía nadar.
Antes de empezar la autopsia, la familia estaba convencida de que el cadáver de Maldonado fue colocado en el río por alguien, ya que esa zona ya fue inspeccionada. La confirmación de la identidad no les cambia esa hipótesis principal y sobre todo mantiene la idea de que en cualquier caso la Gendarmería fue responsable de la muerte porque se produjo como consecuencia de su operativo. "Esto no quita que el responsable sea Gendarmería por lo que seguiremos investigando para saber la verdad y que tengamos justicia", sentenció el hermano.
"Las circunstancias del hallazgo del cadáver nos generan muchas dudas. Necesitamos saber qué le sucedió a Santiago y quienes son los responsables de su muerte. Todos. No solo los que le quitaron la vida sino los que, por acción u omisión, colaboraron en el encubrimiento y perjudicaron el proceso de búsqueda. Nadie podrá sacarnos de la cabeza que el Gobierno podía haber hecho mucho más y mucho antes", escribió la familia en un comunicado, en clara referencia a los intentos del Ejecutivo para desviar cualquier responsabilidad de la Gendarmería e incluso desautorizar los datos que iban ofreciendo los familiares.
La forma en la que murió Maldonado y si fue colocado en el río o estuvo allí los 77 días que permaneció desaparecido es el dato clave en un momento muy especial para Argentina, a pocas horas de las elecciones del domingo. La familia está convencida de que murió a manos de la Gendarmería, mientras el Gobierno defendió siempre a este cuerpo, en especial la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Pero incluso aunque se hubiera tratado de una muerte accidental al cruzar el río, lo que ya es innegable es que falleció dentro de un operativo de represión de la Gendarmería, algo que los argentinos no toleran y que en el pasado ha tenido graves consecuencias para los gobernantes.
Después de una historia trágica de violencia militar y policial, los argentinos se movilizan rápidamente con cualquier escándalo que tenga que ver con la represión del Estado. El último presidente antes de los Kirchner, Eduardo Duhalde, dimitió antes de tiempo por dos muertos a manos de la policía en una manifestación, y Fernando de la Rúa tuvo que huir en helicóptero después de que la policía matara a 38 personas en las protestas tras el corralito de 2001. La situación en este caso es bien diferente pero si se confirma que hubo violencia será un golpe duro para el Gobierno de Mauricio Macri a pocas horas de unas elecciones clave en las que Cristina Fernández de Kirchner intenta volver a la primera línea de la política con la mirada puesta en las elecciones de 2019.
Carlos E. Cué
Buenos Aires, El País
Era casi seguro, pero todos esperaban la confirmación oficial. Y llegó por parte de la familia. El cadáver encontrado en el río Chubut, en la Patagonia, es el de Santiago Maldonado, el último desaparecido argentino. La familia lo confirmó por los tatuajes que tenía este artesano, que vivía en El Bolsón, un paraíso para hippies en plena Patagonia, precisamente de tatuar a otras personas y de pequeñas artesanías. "Pudimos mirar el cuerpo y reconocimos los tatuajes de Santiago. Estamos convencidos de que es Santiago", sentenció el hermano, Sergio. Unas horas después, la autopsia reveló otro dato clave: el cuerpo no tiene síntomas de violencia, ni disparos ni golpes. "Se pudo determinar que no hubo lesiones en el cuerpo. Todos los peritos estuvieron de acuerdo en concluir sobre ello", sentenció el juez del caso, Gustavo Lleral. El juez aclaró que la causa de la muerte no se conocerá de forma definitiva hasta dentro de dos semanas, pero ante la ausencia de violencia el ahogamiento cobra más fuerza.
Maldonado fue el 1 de agosto a Cushamen, cerca de El Bolsón, para apoyar a un grupo de mapuches, los indígenas patagónicos, que han ocupado una pequeña parte de las 900.000 hectáreas que tiene el grupo Benetton en Argentina. Los mapuches estaban cortando la ruta 40, la principal carretera de la zona, y la Gendarmería decidió dispersarlos de forma violenta, con pelotas de goma e incluso lanzándoles piedras. En la persecución a través del campo, sus compañeros perdieron de vista a Maldonado justo cuando debía cruzar el río, que en esa época del año, en pleno invierno, era poco caudaloso, por lo que en principio se descartó un ahogamiento. Pero ahora esa hipótesis recobra vigor. Maldonado no sabía nadar.
Antes de empezar la autopsia, la familia estaba convencida de que el cadáver de Maldonado fue colocado en el río por alguien, ya que esa zona ya fue inspeccionada. La confirmación de la identidad no les cambia esa hipótesis principal y sobre todo mantiene la idea de que en cualquier caso la Gendarmería fue responsable de la muerte porque se produjo como consecuencia de su operativo. "Esto no quita que el responsable sea Gendarmería por lo que seguiremos investigando para saber la verdad y que tengamos justicia", sentenció el hermano.
"Las circunstancias del hallazgo del cadáver nos generan muchas dudas. Necesitamos saber qué le sucedió a Santiago y quienes son los responsables de su muerte. Todos. No solo los que le quitaron la vida sino los que, por acción u omisión, colaboraron en el encubrimiento y perjudicaron el proceso de búsqueda. Nadie podrá sacarnos de la cabeza que el Gobierno podía haber hecho mucho más y mucho antes", escribió la familia en un comunicado, en clara referencia a los intentos del Ejecutivo para desviar cualquier responsabilidad de la Gendarmería e incluso desautorizar los datos que iban ofreciendo los familiares.
La forma en la que murió Maldonado y si fue colocado en el río o estuvo allí los 77 días que permaneció desaparecido es el dato clave en un momento muy especial para Argentina, a pocas horas de las elecciones del domingo. La familia está convencida de que murió a manos de la Gendarmería, mientras el Gobierno defendió siempre a este cuerpo, en especial la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Pero incluso aunque se hubiera tratado de una muerte accidental al cruzar el río, lo que ya es innegable es que falleció dentro de un operativo de represión de la Gendarmería, algo que los argentinos no toleran y que en el pasado ha tenido graves consecuencias para los gobernantes.
Después de una historia trágica de violencia militar y policial, los argentinos se movilizan rápidamente con cualquier escándalo que tenga que ver con la represión del Estado. El último presidente antes de los Kirchner, Eduardo Duhalde, dimitió antes de tiempo por dos muertos a manos de la policía en una manifestación, y Fernando de la Rúa tuvo que huir en helicóptero después de que la policía matara a 38 personas en las protestas tras el corralito de 2001. La situación en este caso es bien diferente pero si se confirma que hubo violencia será un golpe duro para el Gobierno de Mauricio Macri a pocas horas de unas elecciones clave en las que Cristina Fernández de Kirchner intenta volver a la primera línea de la política con la mirada puesta en las elecciones de 2019.