En la cornisa, seco y mudo

Ni cuando Messi fue Messi el equipo pudo ganar. Y sin goles no hay Copa del Mundo.

Martín Eula @MartinEula17
meula@ole.com.ar
Si Benedetto, Rigoni y el Papu Gómez no le hubieran acertado a Gallese o no se hubiera interpuesto algún pie salvador después de cinco asistencias de Messi. Si esos remates teledirigidos del mejor del mundo no habrían sido bloqueados, dado en un palo o pasado ahí nomás del arco. Si el tal Gallese no se hubiera suspendido en el aire para manotear el derechazo de Biglia. Si Mascherano (entendió las necesidades del juego de principio a fin) no le habría sacado pintura al travesaño...


Un equipo seco, de a ratos sordo y mudo ni siquiera puede aprovechar un partido de Messi cuando es Messi en la Selección. Es bravo desenrollar una madeja como la que planteó Gareca, ese 4-5-1 apretado, con marcas escalonadas y una atención extrema para los pases entre líneas. Y más difícil aún es hacerlo mientras caminás descalzo por una cornisa enjabonada. Argentina tuvo paciencia, no pareció superarlo el contexto y Messi provocó ocho situaciones de gol. Pero el gol no sale y en el fútbol, mientras no se cambien las reglas, se gana con goles.

Sampaoli es un hiperquinético enjaulado en ese corralito abajo de los palcos de una Bombonera que, como cualquier estadio del mundo, puede empujar -y vaya si empuja- pero tampoco hace goles. “No buscamos ahora un sistema de juego sino relaciones entre los jugadores”, acertó en el diagnóstico previo el entrenador: determinados hechos lo exponen. Como la presencia de Banega durante una hora, Di María acorralado sobre la derecha, Acuña conminado al lateral sin aprovechar su buen desborde (de ahí llegó el único gol en este ciclo de tres partidos), la presencia de un solo delantero en cancha cuando los zagueros rivales rechazaban casi todo lo que les pasaba cerca y -primo hermano de lo anterior- no apostar a un plan B cuando no ir al Mundial es descender. Y por encima de todo, el que se asoció con todos -y hasta con su propia sombra- fue Messi, salvo un lapso de 20 minutos en el primer tiempo.

Argentina debió ganar, pero empató. No pasó por arriba a Perú, pero en general lo dominó. Mostró determinación, pero se fue mirando el pasto. Tuvo a Messi en su esencia, pero ni así consiguió festejar... La acumulación de peros son la elocuencia de una situación absurda: está afuera del Mundial con una fecha por jugarse.

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