Austria da un vuelco a la derecha con la victoria del conservador Kurz

A falta del voto por correo, los socialdemócratas quedan relegados al segundo puesto, muy cerca de los ultraderechistas

Sara Velert (Enviada Especial)
Viena, El País
Austria cambia el paso y pone fin a una década de predominio socialdemócrata con un claro giro a la derecha. Las elecciones legislativas celebradas este domingo han colocado al candidato conservador, Sebastian Kurz (ÖVP) a las puertas de la cancillería con un 31,6% de los votos. A falta del escrutinio de las papeletas por correo, que comenzará este lunes, el SPÖ, encabezado por el actual jefe del Gobierno, Christian Kern, retrocede hasta la segunda posición a escasa distancia de la ultraderecha del FPÖ, que confirma sus opciones de entrar en un futuro Ejecutivo. Más del 55% de los austriacos votó por la derecha.


Sebastian Kurz enfila la senda para convertirse en el jefe de Gobierno más joven de la Unión Europea. A sus 31 años, el ahora ministro de Exteriores confirmó el papel de favorito que le otorgaban las encuestas desde que su partido rompió la coalición con los socialdemócratas el pasado mes de mayo y forzó elecciones anticipadas. Con un 31,6% de los votos, los conservadores superan con claridad a los socialdemócratas (26,9%) y al ultraderechista FPÖ (26%), que anoche aún se disputaban el segundo puesto con una ligera ventaja de los primeros en las proyecciones del escrutinio, que incluyen el voto por correo. Estas papeletas no empezarán a contabilizarse hasta este lunes y suponen cerca del 15% de los algo más de 5,1 millones de votos emitidos, por lo que todos los partidos invitaron anoche a esperar al resultado final, que se conocerá el jueves. Mientras, ya circulan las quinielas sobre las posibles coaliciones de Gobierno.

El canciller, el socialdemócrata Christian Kern (51 años), lastrado por un escándalo de juego sucio desde sus filas contra Kurz, aseguró que no tiene intención de dimitir pese a la amarga derrota frente al ÖVP tras una década de predominio del SPÖ. Kern, que admitió errores y alegó que corren malos tiempos para los socialistas en toda Europa, también advirtió contra una alianza de los conservadores y populistas, que en su opinión, conduciría a una “orbanización” [por Viktor Orbán, primer ministro húngaro] de Austria. Los populistas de Heinz-Christian Strache (48 años) crecen hasta cerca de su mejor registro (un 26,9% en 1999) y ven confirmada su expectativa de ser decisivos para formar el próximo Ejecutivo.

Kurz reiteró que hablará con todos los grupos de cara a una negociación ante la falta de mayoría absoluta. Estos meses ha dado señales de no querer repetir el pacto con el SPÖ. Los medios austriacos han apuntado como más probable una alianza con la ultraderecha. “No he especulado sobre ello durante la campaña y no voy a hacerlo ahora”, aseguró Kurz en la televisión pública donde señaló que le gustaría formar “un gobierno estable”. “Si no puede ser, hay otras posibilidades”, añadió sin excluir un gobierno en minoría.

“Esta es nuestra oportunidad de un verdadero cambio”, había asegurado poco antes frente a una militancia eufórica a la que prometió “luchar” por esa “transformación” y un “nuevo estilo en la política”. Para alcanzar la victoria, Kurz ha seguido la estela de Emmanuel Macron, del que ha tomado prestada la idea de crear un movimiento de seguidores en torno a su proyecto, y aunque no ha formado un nuevo partido como el presidente francés, ha logrado que el electorado abrace a la nueva ÖVP como si no tuviera nada que ver con la formación que lleva 30 años en el Gobierno y que hace unos meses se veía derrotada.

Siempre impecable, de traje ajustado y pelo peinado hacia atrás, lanzó la Lista Sebastian Kurz-la nueva ÖVP con la promesa de que es “tiempo para algo nuevo”. Las urnas parecen confirmar que ha encarnado el deseo de muchos austriacos de revitalizar un sistema político que desde la Segunda Guerra Mundial se ha basado en el reparto de poder de los dos partidos mayoritarios.

Ese “deseo de cambio” también se lo atribuyó el populista Strache, que presumió de que más del 55% de los austriacos han apostado por el giro a la derecha en parte porque Kurz asume la línea dura en la política migratoria que el FPÖ defiende. “Hemos llegado al centro de la sociedad austriaca”, afirmó. Aunque los analistas ven como más probable el pacto entre Kurz y Strache, nadie descarta otras opciones, ni siquiera una alianza del FPÖ con los socialdemócratas o una reedición de la gran coalición.

Las elecciones dejaron también la imagen de desolación de Los Verdes, a los que las proyecciones apenas dejan una mínima esperanza de mantenerse en el Parlamento, al rondar a la baja el umbral del 4% exigible. Una debacle que ha privilegiado a una lista escindida del partido, que sí tiene posibilidades de ocupar escaños, y que sabe aún más amarga después de que en diciembre pasado los ecologistas lograran que su exportavoz Alexander van der Bellen fuera elegido presidente del país.

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