Sequía total en Mestalla

Valencia y Atlético desplegaron un partido de mucho esfuerzo, intensidad, fases de buen juego, pero sin puntería. Oblak y Neto, de los mejores. Ambos, igualados a 5 puntos.

Patricia Cazón
As
Mestalla tiene fútbol y Simeone un rival que siempre es lunes, Marcelino. Volvió a arañarle otros dos puntos a un Atleti con la solidez de siempre, ya se llamen sus cimientos Giménez-Godín o Savic-Lucas que da igual, es pétreo, y también ese viejo problema: la falta de gol. De menos a más, sólo eso, la pegada le faltó a un duelo intenso, de mucha pizarra e intercambio de golpes.


Entró mejor el Atlético, que era el de Las Palmas, doctor Jeckyll. Con Filipe y sin sus Hombres G. Giménez y Godín por largo viaje y con Gabi, de nuevo, en el banquillo, sus herederos crecían sobre la hierba. Mismo estilo, nombres nuevos, los chicos, los jóvenes. A los cuatro minutos Correa se escapó, quebró la cintura de Gabriel y obligó a Neto a la primera gran parada de la tarde, después de que su balón se envenenara al pegar en Garay.

Otra vez Thomas estaba al principio. Y Koke poniéndole su nombre a cada una de las briznas del verde de Mestalla. En el DNI, 25 años, al brazo la C de capitán. Allá donde miraras, allá estaba. En los primeros minutos entre él y Thomas le daban firmeza a un Atleti que corría por la izquierda de Filipe y no le dejaba al Valencia poner un pie fuera de su área. Sólo le faltaba el gol.

Al cuarto de hora una orden, límpida, salía del banquillo de Marcelino (“¡Líneas juntas, líneas juntas!”) y el Valencia mejoró de inmediato. Como si su partido hubiese comenzado entonces, Kondogbia empezó a ponerle también su nombre a cada brizna de Mestalla. Tiene orden y rigor en la defensa y cabeza y técnica en la distribución. Forma una pareja estupenda con Parejo. Es jugadorazo. Sobre sus hombros se equilibró el dominio y también las ocasiones: a un tirazo de Pereira (alto; buen debut) respondía Carrasco con una jugada poderosa en la que regateó a todo aquel que le salió por delante y emborronó al final: en vez de chutar o cedérsela a Vietto decidió seguir, seguir para morir estampado en una cárcel de defensas a los pies de Neto. A veces, al belga, le sobran dos regates.

En el intercambio de golpes, el Valencia rondaba más pero sólo pellizcaba y la más clara del Atleti, y del partido, estuvo en los pies de Vietto. Y sí, el argentino mezcla, y está, mucho mejor pero sigue con la definición del primer Vietto en el Atleti, entre nula y poca. Ante un regalo de Kondogbia a Thomas en zona roja, o sea, su área, recibió el balón haciendo fácil lo difícil, control de espalda, a la media vuelta, y horrible lo fácil: a dos metros, portero vencido, enviar el balón a la luna y no a la red. Otra oportunidad que se le pasa. Otra, otra más.

El Valencia-Atlético regresó de la caseta igual: intercambio de golpes de dos equipos de intensidad similar y también puntería. Ninguna. Todas las contras, las de los dos equipos, ahora tú, luego yo, terminaban igual: con los guantes de sus porteros intactos. Simeone trató de cambiarlo moviendo el banquillo: fuera un Carrasco más activo que efectivo y dentro un Gaitán que en el primer balón que tocó obligó a Neto a sacar una mano por bajo para evitar el gol. No pasaría sin embargo con los dos siguientes: entraron Torres y Gameiro y lo que se borró como si siempre hubiese sido tiza fue todo el peligro rojiblanco.

Los últimos diez minutos los jugó el Valencia como el Atleti los diez primeros. Volcando el campo hacia Oblak, con un Zaza muy activo, pero sin remates a puerta (cero en los 90’). Abocado al 0-0 el partido terminó como empezó. Un punto que en Mestalla sabe a Champions y que para Simeone es otro lunes ante Marcelino: dos puntos menos más y un rival que vuelve a mirar de frente. Ojo al Valencia. Ojo al Roma.

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