Por qué Venezuela recurre a una empresa de EE UU para imprimir sus billetes

La mitad de los países acude a compañías externas para fabricar moneda


Miguel Moreno Mendieta
Madrid, El País
Venezuela no tiene capacidad para imprimir las ingentes cantidades de billetes que necesita su economía, sumida en una espiral inflacionista. Por eso subcontrata parte de la producción a empresas especializadas. Las últimas remesas de billetes de 100 bolívares llegaron al país caribeño procedentes de una fábrica sueca, propiedad del grupo norteamericano Crane Currency (con sede en Boston).


El encarecimiento imparable de precios ha obligado a Venezuela a requerir la impresión de millones de billetes de diferentes denominaciones, unas necesidades que sobrepasaban la capacidad de producción de la Casa de la Moneda de Venezuela (CMV).

Crane Currency no es la única empresa contratada por el Gobierno de Nicolás Maduro para fabricar moneda. Desde 2015 ha recurrido también a De la Rue (de Reino Unido), Oberthur Fiduciaire (Francia) y Giesecke & Devrient, G&D (Alemania). También han negociado con la rusa Goznak y parte de la producción fue subcontratada a Canadian Bank Note Company.

El caso de Venezuela no es único. Se calcula que la mitad de los 200 países soberanos recurren a compañías especializadas para fabricar su moneda.

Un puñado de firmas, la mayor parte de ellas centenarias, se ha encargado de elaborar entre el 10% y el 20% de los billetes en circulación en todo el planeta. Incluso los países más poderosos, como Estados Unidos, recurren en ocasiones puntuales a estas compañías. Crane Currency lleva desde 1879 fabricando dólares para el Departamento del Tesoro. Y G&D fabrica euros por encargo del Bundesbank.


Eficiencia y especialización

Además de una cuestión de hiperinflación o de demandas puntuales, las razones para que muchos países opten por contratar a Crane, De la Rue u Oberthur son puramente económicas. Imprimir billetes es caro, requiere de maquinaria muy especializada y una capacidad de renovación tecnológica importante para combatir a los falsificadores.

Los especialistas en impresión de billetes tienen una gran experiencia en el procesado de diferentes tipos de papel, en la creación de marcas de agua, en aplicar tintes que cambien de color según la luz y en la introducción de hologramas y bandas de seguridad.

Los países más pequeños son los que suelen recurrir más a empresas como Crane. Sus presupuestos son limitados y no necesitan imprimir demasiados billetes, por lo que comprar la sofisticada maquinaria de producción de billetes no es asumible. Así, Crane ha fabricado guaraníes para Paraguay, dólares para Liberia y chelines para Tanzania.

Aunque lo más habitual es que las autoridades monetarias del país opten por diversificar sus proveedores de billetes. Por ejemplo, los laris de Georgia son elaborados por De la Rue, Giesecke & Devrient y Oberthur Fiduciaire.

En la zona euro es un comité del Banco Central Europeo (BCE) el que decide cuánto dinero debe imprimirse cada año y dónde se imprimirá. Todos los países de la eurozona producen una parte, en función del tamaño de su economía. Curiosamente, los billetes de mayor denominación son fabricados sobre todo por países ricos, mientras que los de cinco euros son producidos por las economías más modestas.

Billetes de 500 euros. Aunque el BCE ya ha acordado dejar de fabricar billetes de la mayor denominación (en un intento de luchar contra la economía sumergida), desde 2012 este tipo de billete se ha producido únicamente en tres países: Austria, Alemania y Luxemburgo, tres de los Estados más ricos de la Unión Europea. Los de 5 euros son producidos por España, Portugal, Grecia, Irlanda...

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