Miles de manifestantes protestan por los registros de la Guardia Civil en Barcelona
Las movilizaciones se concentran sobre todo en cuatro Departamentos de la Generalitat
Jordi Pérez Colomé
Barcelona, El País
La alerta saltó poco después de las 8 de la mañana. Los chats y las redes sociales llamaban a concentraciones para "detener a la Guardia Civil". Las manifestaciones se concentraron sobre todo ante cuatro Departamentos de la Generalitat en Barcelona: Economía, Gobernación, Exteriores y Trabajo. La esquina de Rambla Catalunya y Gran Vía -sede del Departamento de Economía de Oriol Junqueras- fue donde se congregaron miles de personas. El objetivo de la Guardia Civil era detener a 14 personas y reunir pruebas para la investigación sobre el referéndum suspendido por el Tribunal Constitucional.
Un tuit del presidente de la Assemblea Nacional Catalana, Jordi Sánchez, avisaba a las 8.15 horas de la mañana de que ese día iba a ser distinto: "Ha llegado el momento. Resistimos pacíficamente. Salimos a defender desde la no-violencia nuestras instituciones". Una hora más tarde cientos de personas rodeaban dos todoterrenos de la Guardia Civil que había en la puerta del Departamento de Economía, en Rambla Catalunya. Los vehículos acabaron el día con las ruedas reventadas, empapelados de carteles y con un grupo de manifestantes encima de su techo.
El ambiente ante los Departamentos era pacífico y familiar, aunque la indignación por lo que estaba pasando era notable. "No trabajo más hasta que seamos independientes", decía Laura, que se había parado en Rambla Catalunya con su moto mientras iba al trabajo. "Con España no vamos a ninguna parte", añadía. A su lado, un estudiante que hacía campana decía: "Hoy esto va en serio". "En la Universidad Autónoma me han escrito que se ha suspendido mi clase", decía otra estudiante. A su alrededor retumbaban gritos en catalán de "vergüenza", "votaremos", "independencia", "no pasarán" o "no estáis solos", en referencia a los altos cargos investigados.
El objetivo de los manifestantes era impedir la salida de detenidos o dificultar la labor de la Guardia Civil. El episodio más grave ha sido a mediodía delante de la sede del Departamento de Asuntos Exteriores en Vía Laietana cuando un coche de la Guardia Civil se llevaba detenido a Xavi Puig, responsable del Área de Tecnologías de la Información del Departamento de Exteriores. Un grupo de 30 personas ha zarandeado el vehículo de los agentes y le ha lanzado botellas. Tras los forcejeos, el coche ha acelerado con una luna rota. Horas después, quedaban aún dos todoterrenos de la Guardia Civil aparcados delante del Departamento. Unas 50 personas los rodeaban sentados en el asfalto de la Vía Laietana para evitar que se fueran. Los Mossos han creado un pasillo para que pudieran irse. Tras su salida, los manifestantes han cantado a los Mossos: "No os merecéis la senyera que lleváis".
La manifestación más numerosa y la única que ha crecido durante el día ha sido la de Rambla Catalunya, frente al Departament de Economía. Por la tarde cuarenta mil personas, según la Guardia Urbana, bloqueaban el paso en La Rambla Catalunya, Gran Vía y la calle Diputació. Los manifestantes fueron relevándose durante el día hasta que por la tarde, con la salida del trabajo, aumentó su número. Unos jóvenes agitaban un colchón ante la sede de Economía en Rambla Catalunya: "Nos quedaremos a dormir", gritaban. A última hora de la tarde se formaron manifestaciones multitudinarias en docenas de ciudades catalanas.
En ninguna de las otras tres protestas iniciadas por la mañana en Barcelona se superaron las 200 personas y a primera hora de la tarde estaban todas extinguidas. Fuera de Barcelona, la movilización más significativa de la mañana fue en Sabadell, delante de la casa de uno de los detenidos, Joan Ignasi Sánchez.
Los manifestantes más jóvenes eran los encargados de intentar algún tipo de organización. Delante del Departamento de Gobernación han empezado a sentarse para evitar el paso de agentes: "Nos sentamos y así no pueden pasar", decía un joven. "¡La gente joven que se siente aquí!", gritaba en seguida una señora con poco éxito. Al final acabaron sentándose 11 personas, la mayoría jóvenes. Tras abandonar la sede de Gobernación, los manifestantes dejaron unos claveles para la Guardia Civil en el suelo. Los funcionarios que iban a trabajar por la tarde evitaban pisarlos al entrar.
"Estoy jubilado, pero hubiera venido igual si hubiera tenido que trabajar", decía Josep Maria. "Es el peor gobierno que he visto en mi vida y tengo 67 años, excepto en el franquismo. Por culpa de estos políticos hemos llegado aquí". "¿Hoy no curra la peña o qué?" se preguntaba un señor que intentaba andar por Rambla Catalunya a mediodía.
Había también gente que no tenía que ir a trabajar: "Yo estoy de vacaciones", dice Albert. "Yo entro a trabajar de aquí a 2 horas", añadía Sergi. Las trabajadoras de la Fundació Surt -una ONG de apoyo a mujeres- habían decidido que hoy era más importante salir a la calle en Vía Laietana que quedarse en la oficina. "He dejado a mi marido en el puesto y he venido con el delantal del mercado", decía en una vendedora del Mercado de Santa Caterina.
Un par de jóvenes delante del Departament de Trabajo intentaban levantar los ánimos con cánticos y movimientos más amenazadores: "Fuera las fuerzas de ocupación", gritaban, mientras trataban de acercarse a los guardias civiles plantados delante de los coches. Su cara impertérrita con la mirada perdida era digna de estudio.
Jordi Pérez Colomé
Barcelona, El País
La alerta saltó poco después de las 8 de la mañana. Los chats y las redes sociales llamaban a concentraciones para "detener a la Guardia Civil". Las manifestaciones se concentraron sobre todo ante cuatro Departamentos de la Generalitat en Barcelona: Economía, Gobernación, Exteriores y Trabajo. La esquina de Rambla Catalunya y Gran Vía -sede del Departamento de Economía de Oriol Junqueras- fue donde se congregaron miles de personas. El objetivo de la Guardia Civil era detener a 14 personas y reunir pruebas para la investigación sobre el referéndum suspendido por el Tribunal Constitucional.
Un tuit del presidente de la Assemblea Nacional Catalana, Jordi Sánchez, avisaba a las 8.15 horas de la mañana de que ese día iba a ser distinto: "Ha llegado el momento. Resistimos pacíficamente. Salimos a defender desde la no-violencia nuestras instituciones". Una hora más tarde cientos de personas rodeaban dos todoterrenos de la Guardia Civil que había en la puerta del Departamento de Economía, en Rambla Catalunya. Los vehículos acabaron el día con las ruedas reventadas, empapelados de carteles y con un grupo de manifestantes encima de su techo.
El ambiente ante los Departamentos era pacífico y familiar, aunque la indignación por lo que estaba pasando era notable. "No trabajo más hasta que seamos independientes", decía Laura, que se había parado en Rambla Catalunya con su moto mientras iba al trabajo. "Con España no vamos a ninguna parte", añadía. A su lado, un estudiante que hacía campana decía: "Hoy esto va en serio". "En la Universidad Autónoma me han escrito que se ha suspendido mi clase", decía otra estudiante. A su alrededor retumbaban gritos en catalán de "vergüenza", "votaremos", "independencia", "no pasarán" o "no estáis solos", en referencia a los altos cargos investigados.
El objetivo de los manifestantes era impedir la salida de detenidos o dificultar la labor de la Guardia Civil. El episodio más grave ha sido a mediodía delante de la sede del Departamento de Asuntos Exteriores en Vía Laietana cuando un coche de la Guardia Civil se llevaba detenido a Xavi Puig, responsable del Área de Tecnologías de la Información del Departamento de Exteriores. Un grupo de 30 personas ha zarandeado el vehículo de los agentes y le ha lanzado botellas. Tras los forcejeos, el coche ha acelerado con una luna rota. Horas después, quedaban aún dos todoterrenos de la Guardia Civil aparcados delante del Departamento. Unas 50 personas los rodeaban sentados en el asfalto de la Vía Laietana para evitar que se fueran. Los Mossos han creado un pasillo para que pudieran irse. Tras su salida, los manifestantes han cantado a los Mossos: "No os merecéis la senyera que lleváis".
La manifestación más numerosa y la única que ha crecido durante el día ha sido la de Rambla Catalunya, frente al Departament de Economía. Por la tarde cuarenta mil personas, según la Guardia Urbana, bloqueaban el paso en La Rambla Catalunya, Gran Vía y la calle Diputació. Los manifestantes fueron relevándose durante el día hasta que por la tarde, con la salida del trabajo, aumentó su número. Unos jóvenes agitaban un colchón ante la sede de Economía en Rambla Catalunya: "Nos quedaremos a dormir", gritaban. A última hora de la tarde se formaron manifestaciones multitudinarias en docenas de ciudades catalanas.
En ninguna de las otras tres protestas iniciadas por la mañana en Barcelona se superaron las 200 personas y a primera hora de la tarde estaban todas extinguidas. Fuera de Barcelona, la movilización más significativa de la mañana fue en Sabadell, delante de la casa de uno de los detenidos, Joan Ignasi Sánchez.
Los manifestantes más jóvenes eran los encargados de intentar algún tipo de organización. Delante del Departamento de Gobernación han empezado a sentarse para evitar el paso de agentes: "Nos sentamos y así no pueden pasar", decía un joven. "¡La gente joven que se siente aquí!", gritaba en seguida una señora con poco éxito. Al final acabaron sentándose 11 personas, la mayoría jóvenes. Tras abandonar la sede de Gobernación, los manifestantes dejaron unos claveles para la Guardia Civil en el suelo. Los funcionarios que iban a trabajar por la tarde evitaban pisarlos al entrar.
"Estoy jubilado, pero hubiera venido igual si hubiera tenido que trabajar", decía Josep Maria. "Es el peor gobierno que he visto en mi vida y tengo 67 años, excepto en el franquismo. Por culpa de estos políticos hemos llegado aquí". "¿Hoy no curra la peña o qué?" se preguntaba un señor que intentaba andar por Rambla Catalunya a mediodía.
Había también gente que no tenía que ir a trabajar: "Yo estoy de vacaciones", dice Albert. "Yo entro a trabajar de aquí a 2 horas", añadía Sergi. Las trabajadoras de la Fundació Surt -una ONG de apoyo a mujeres- habían decidido que hoy era más importante salir a la calle en Vía Laietana que quedarse en la oficina. "He dejado a mi marido en el puesto y he venido con el delantal del mercado", decía en una vendedora del Mercado de Santa Caterina.
Un par de jóvenes delante del Departament de Trabajo intentaban levantar los ánimos con cánticos y movimientos más amenazadores: "Fuera las fuerzas de ocupación", gritaban, mientras trataban de acercarse a los guardias civiles plantados delante de los coches. Su cara impertérrita con la mirada perdida era digna de estudio.