Las claves del nuevo Barça
Messi lidera la mejoría de un equipo al que Valverde ha dado solidez y un nuevo aire a los laterales, para el que usa el 'falso 11' y para el que ha recuperado viejas virtudes.
Alfredo Matilla
As
El Barça ha empezado LaLiga y la Champions como un tiro en cuanto a resultados. Cuatro victorias (Betis, Alavés, Espanyol y Juve) con varias goleadas sin encajar ni un solo tanto. Este arranque ha venido a maquillar el tropiezo en la Supercopa de España ante el Madrid y el accidentado mercado de fichajes que ha condicionado claramente el potencial de la plantilla con la marcha de Neymar. El triunfo europeo de este martes sirvió para confirmar la mejoría a lomos de Messi. Pese a que el juego aún no enamora, a que sigue habiendo lagunas y a que la dependencia del diez cada vez es mayor, éstas son algunas de las claves que vienen repitiéndose en los últimos partidos del nuevo Barça de Valverde.
1.- Los laterales primero defienden
Valverde ya ha dejado claro en los días grandes que Semedo está por delante de Aleix Vidal y Sergi Roberto como lateral derecho. Es el mejor dotado para defender por su buena colocación, su rapidez y agresividad. A la espera de que se suelte en ataque, el portugués está dando un gran rendimiento en su oficio principal, como está haciendo Jordi Alba en la otra banda. A diferencia de otras temporadas, este Barça se muestra como un bloque, defiende junto y con más efectivos y se afana en arropar a sus centrales. Se acabó lo de dejar tres delanteros descolgados cuando se pierde el balón, y mediocentros y laterales tan abiertos expuestos en defensa. Esta es la base sobre la que sustentar un ataque ya de por sí extraordinario y al que bastan pocas órdenes para funcionar. Antes se fiaba todo el tridente, seguros de que siempre marcaría un gol más que el rival. Este curso, los laterales se suman al ataque por sorpresa y no permanecen a la espera como extremos. Jamás avanzan en paralelo. Más bien se coordinan y alternar: si uno sube, el otro queda. Como consecuencia más inmediata se aprecia que siempre hay tres jugadores en posición defensiva (normalmente Semedo, Piqué y Umtiti), evitando que los centrales tengan que caer a la banda en defensa para sufrir el temido uno contra uno.
2.- El 'falso 11'
El Barça juega con un dibujo asimétrico. La prueba evidente de que Dembélé no ha llegado para suplir a Neymar, sino para intentar que se le eche lo mínimo de menos, es que no juega donde lo hacía el brasileño. Valverde ha entendido que sin Neymar, el 4-3-3 puede ser una alternativa pero no una obligación. Dembélé está jugando en la derecha, muchas veces en un 4-4-2, sin que por ello Messi o Suárez tengan que caer a la izquierda. Messi está más cómodo por detrás de Suárez, así que la banda izquierda se deja para las subidas de Jordi Alba. En un principio esta idea podría hacer el ataque del Barça previsible, pero con Messi eso es imposible. De un plumazo el Barça tiene así tres opciones de ataque que repite una y otra vez con mucho peligro. Uno contra uno por la derecha (Deulofeu o Dembélé), conducción por dentro con Messi tirando paredes o incorporación por sorpresa de Alba por la izquierda. Si Messi jugara en una banda y Dembélé en la otra, el Barça tendría un gran uno contra uno, pero perdería juego por dentro. Iniesta, siendo clave, ya no puede romper líneas con la facilidad de antes. Para eso se quería a Coutinho, pero como no ha podido llegar...
3.- Messi, por el carril central
A Messi hay pocas cosas que decirle en un campo de fútbol, más allá de que disfrute y nos haga disfrutar. Sin embargo, Valverde se ha atrevido a retocar su papel. Messi juega más que nunca por la zona frontal que va desde el medio del campo hasta el área, donde suceden las cosas importantes. A banda cae lo justo. Únicamente cuando está desesperado para entrar en contacto con el balón y salir de la jaula o para botar faltas. Desde el centro puede demostrar que es el mejor nueve con sus goles cuando quiere y que le quedan bastantes años para ser el mejor diez dando asistencias. En defensa, repite la idea. Deja que sean Suárez y Dembélé los que persigan a los laterales y él cierra por dentro, más cómodo, para que el central adversario dude al sacarla jugada o incluso para evitar que el mediocentro baje a recibir con facilidad. Valverde prefiere tenerlo cerca del área, por si el Barça roba rápido, que desgastándose en perseguir a los rivales. Para eso ya están Iniesta y Rakitic, muy adelantados en la presión.
4.- Sin balón largo, paciencia y vuelta al toque
El Barça aún debe ajustar cosas para saber cuándo cambiar de ritmo con más fluidez y alternar el toque pausado con la contra eléctrica. Con Dembélé ya se puede correr de nuevo tanto o más que antes. La diferencia, a la espera de su adaptación, estará en ver la eficacia de sus galopadas. El cambio de este Barça respecto al de Luis Enrique se ve en la escasez de balones largos que juega la defensa y el portero, en la obsesión por sacarla jugada desde atrás hasta crear superioridad en el centro y, sobre todo, en la paciencia. La recuperada estrategia se debe a dos cosas. Por un lado, los ataques antes se ejecutaban en pocos toques y ahora no importa sobar el balón hasta encontrar el agujero con algún cambio de ritmo. Es el ritmo y estilo que más conviene a Busquets, Iniesta y Messi; aunque a Suárez, por ejemplo, le cueste asociarse y falle demasiados pases (le vaya más la pelea a campo abierto). Por otro lado, el centro del campo del Barça es más técnico que casi todos los centros del campo del mundo, pero también es cierto que sufre más que los demás sin el balón. El objetivo es defenderse con la posesión y evitar la contra del rival estando abiertos. Por eso, ataca igual de junto que defiende. Todo se hace en torno al balón para mover al rival y, a la vez, para no quedar expuestos en el repliegue.
5.- La calidad no va reñida con la fortaleza
Valverde está acabando con ciertos mitos que venían perjudicando al Barça desde tiempos inmemoriales. Tener más calidad que el resto y sacar el balón jugado desde atrás como nadie, servía para justificar lo injustificable. Que si el portero jamás podía dar un patadón (“asumimos el riesgo decía Guardiola”), que si en las jugadas defensivas a balón parado sólo se podía rezar (“somos muy bajitos y no hay que forzar córners”), que la estrategia ofensiva se ejecutaba casi por compromiso y en corto... Desde que se fue Puyol, Piqué era el único jugador con opciones de hacer daño por arriba, por lo que el adversario tenía claro cómo neutralizar al Barça. Ahora, la mentalidad es otra. Al menos intenta cosas nuevas y entiende que al gol no se puede llegar sólo por el camino del toque. En el primer tiempo de la ida de la Supercopa ante el Madrid, pese al resultado posterior, ya se vieron pequeños gestos. Este Barça corre más, aprieta con más fuerza, no rehuye el choque, es más agresivo en defensa y en las jugadas de estrategia, ofensivas y defensivas, va con todo y hasta se pueden colgar balones. Valverde ha traído a su Barça esa fortaleza que tantos beneficios le dio al Athletic y a la que se adaptan de maravilla Semedo y Paulinho. Si este Barça iguala la intensidad del rival, como lo está haciendo, Messi está empeñado en hacer el resto. Para donde no pueda llegar el argentino aún quedará, para intentar solucionarlo, el comodín del mercado de invierno. Si es que alguien coge el teléfono.
Alfredo Matilla
As
El Barça ha empezado LaLiga y la Champions como un tiro en cuanto a resultados. Cuatro victorias (Betis, Alavés, Espanyol y Juve) con varias goleadas sin encajar ni un solo tanto. Este arranque ha venido a maquillar el tropiezo en la Supercopa de España ante el Madrid y el accidentado mercado de fichajes que ha condicionado claramente el potencial de la plantilla con la marcha de Neymar. El triunfo europeo de este martes sirvió para confirmar la mejoría a lomos de Messi. Pese a que el juego aún no enamora, a que sigue habiendo lagunas y a que la dependencia del diez cada vez es mayor, éstas son algunas de las claves que vienen repitiéndose en los últimos partidos del nuevo Barça de Valverde.
1.- Los laterales primero defienden
Valverde ya ha dejado claro en los días grandes que Semedo está por delante de Aleix Vidal y Sergi Roberto como lateral derecho. Es el mejor dotado para defender por su buena colocación, su rapidez y agresividad. A la espera de que se suelte en ataque, el portugués está dando un gran rendimiento en su oficio principal, como está haciendo Jordi Alba en la otra banda. A diferencia de otras temporadas, este Barça se muestra como un bloque, defiende junto y con más efectivos y se afana en arropar a sus centrales. Se acabó lo de dejar tres delanteros descolgados cuando se pierde el balón, y mediocentros y laterales tan abiertos expuestos en defensa. Esta es la base sobre la que sustentar un ataque ya de por sí extraordinario y al que bastan pocas órdenes para funcionar. Antes se fiaba todo el tridente, seguros de que siempre marcaría un gol más que el rival. Este curso, los laterales se suman al ataque por sorpresa y no permanecen a la espera como extremos. Jamás avanzan en paralelo. Más bien se coordinan y alternar: si uno sube, el otro queda. Como consecuencia más inmediata se aprecia que siempre hay tres jugadores en posición defensiva (normalmente Semedo, Piqué y Umtiti), evitando que los centrales tengan que caer a la banda en defensa para sufrir el temido uno contra uno.
2.- El 'falso 11'
El Barça juega con un dibujo asimétrico. La prueba evidente de que Dembélé no ha llegado para suplir a Neymar, sino para intentar que se le eche lo mínimo de menos, es que no juega donde lo hacía el brasileño. Valverde ha entendido que sin Neymar, el 4-3-3 puede ser una alternativa pero no una obligación. Dembélé está jugando en la derecha, muchas veces en un 4-4-2, sin que por ello Messi o Suárez tengan que caer a la izquierda. Messi está más cómodo por detrás de Suárez, así que la banda izquierda se deja para las subidas de Jordi Alba. En un principio esta idea podría hacer el ataque del Barça previsible, pero con Messi eso es imposible. De un plumazo el Barça tiene así tres opciones de ataque que repite una y otra vez con mucho peligro. Uno contra uno por la derecha (Deulofeu o Dembélé), conducción por dentro con Messi tirando paredes o incorporación por sorpresa de Alba por la izquierda. Si Messi jugara en una banda y Dembélé en la otra, el Barça tendría un gran uno contra uno, pero perdería juego por dentro. Iniesta, siendo clave, ya no puede romper líneas con la facilidad de antes. Para eso se quería a Coutinho, pero como no ha podido llegar...
3.- Messi, por el carril central
A Messi hay pocas cosas que decirle en un campo de fútbol, más allá de que disfrute y nos haga disfrutar. Sin embargo, Valverde se ha atrevido a retocar su papel. Messi juega más que nunca por la zona frontal que va desde el medio del campo hasta el área, donde suceden las cosas importantes. A banda cae lo justo. Únicamente cuando está desesperado para entrar en contacto con el balón y salir de la jaula o para botar faltas. Desde el centro puede demostrar que es el mejor nueve con sus goles cuando quiere y que le quedan bastantes años para ser el mejor diez dando asistencias. En defensa, repite la idea. Deja que sean Suárez y Dembélé los que persigan a los laterales y él cierra por dentro, más cómodo, para que el central adversario dude al sacarla jugada o incluso para evitar que el mediocentro baje a recibir con facilidad. Valverde prefiere tenerlo cerca del área, por si el Barça roba rápido, que desgastándose en perseguir a los rivales. Para eso ya están Iniesta y Rakitic, muy adelantados en la presión.
4.- Sin balón largo, paciencia y vuelta al toque
El Barça aún debe ajustar cosas para saber cuándo cambiar de ritmo con más fluidez y alternar el toque pausado con la contra eléctrica. Con Dembélé ya se puede correr de nuevo tanto o más que antes. La diferencia, a la espera de su adaptación, estará en ver la eficacia de sus galopadas. El cambio de este Barça respecto al de Luis Enrique se ve en la escasez de balones largos que juega la defensa y el portero, en la obsesión por sacarla jugada desde atrás hasta crear superioridad en el centro y, sobre todo, en la paciencia. La recuperada estrategia se debe a dos cosas. Por un lado, los ataques antes se ejecutaban en pocos toques y ahora no importa sobar el balón hasta encontrar el agujero con algún cambio de ritmo. Es el ritmo y estilo que más conviene a Busquets, Iniesta y Messi; aunque a Suárez, por ejemplo, le cueste asociarse y falle demasiados pases (le vaya más la pelea a campo abierto). Por otro lado, el centro del campo del Barça es más técnico que casi todos los centros del campo del mundo, pero también es cierto que sufre más que los demás sin el balón. El objetivo es defenderse con la posesión y evitar la contra del rival estando abiertos. Por eso, ataca igual de junto que defiende. Todo se hace en torno al balón para mover al rival y, a la vez, para no quedar expuestos en el repliegue.
5.- La calidad no va reñida con la fortaleza
Valverde está acabando con ciertos mitos que venían perjudicando al Barça desde tiempos inmemoriales. Tener más calidad que el resto y sacar el balón jugado desde atrás como nadie, servía para justificar lo injustificable. Que si el portero jamás podía dar un patadón (“asumimos el riesgo decía Guardiola”), que si en las jugadas defensivas a balón parado sólo se podía rezar (“somos muy bajitos y no hay que forzar córners”), que la estrategia ofensiva se ejecutaba casi por compromiso y en corto... Desde que se fue Puyol, Piqué era el único jugador con opciones de hacer daño por arriba, por lo que el adversario tenía claro cómo neutralizar al Barça. Ahora, la mentalidad es otra. Al menos intenta cosas nuevas y entiende que al gol no se puede llegar sólo por el camino del toque. En el primer tiempo de la ida de la Supercopa ante el Madrid, pese al resultado posterior, ya se vieron pequeños gestos. Este Barça corre más, aprieta con más fuerza, no rehuye el choque, es más agresivo en defensa y en las jugadas de estrategia, ofensivas y defensivas, va con todo y hasta se pueden colgar balones. Valverde ha traído a su Barça esa fortaleza que tantos beneficios le dio al Athletic y a la que se adaptan de maravilla Semedo y Paulinho. Si este Barça iguala la intensidad del rival, como lo está haciendo, Messi está empeñado en hacer el resto. Para donde no pueda llegar el argentino aún quedará, para intentar solucionarlo, el comodín del mercado de invierno. Si es que alguien coge el teléfono.