“La ONU tiene que hacerse oír y ayudar en Venezuela”

El Pontífice pide a Trump que repiense la ley que pretende expulsar a 800.000 'dreamers' y alerta de las consecuencias de obviar el cambio climático

Daniel Verdú
Infobae
El papa Francisco, con un moratón en el pómulo izquierdo y una tirita en la ceja, aparece entre las filas del avión papal. Después de cinco días viajando por Colombia tratando de limar las asperezas que ha suscitado el proceso de paz entre dos sectores completamente divididos de la sociedad, atiende a los periodistas para hablar de otras cuestiones como la crisis de Venezuela, Corea del Norte –donde cree que hay una lucha de intereses que se le escapan- los dreamers o el cambio climático. Media hora después de despegar, algo cansado por una abrumadora agenda y todavía en el espacio aéreo colombiano, responde a la mayoría de preguntas hasta que la rueda de prensa se da por zanjada por el aviso de turbulencias.


Uno de los temas recurrentes del viaje, por su proximidad geográfica, ha sido Venezuela. El Papa se había ya referido en dos ocasiones al conflicto político y la crisis humanitaria que vive el país bajo el régimen de Nicolás Maduro. Además, se vio con un grupo de obispos venezolanos después de la gran misa de Bogotá. Pese a que el portavoz del Vaticano negó que fuera una reunión, los obispos aseguraron que habían sido convocados a ello y lo anunciaron a bombo y platillo en Twitter. Algo que ilustra lo delicada que es la situación para el Vaticano, que hace equilibrismos diplomáticos para no ser instrumentalizado por ninguno de los bandos enfrentados. Aunque, a menudo, eso termine viéndose desde los sectores de la oposición o de la propia jerarquía católica de Venezuela como un síntoma de excesiva tibieza.

Este lunes en el avión se le pidió al Papa si podía ser más contundente y claro con su posición al respecto. “La Santa Sede ha hablado fuerte y claramente ya. Hemos enviado ahí el grupo de trabajo de 4 expresidentes, un nuncio de primer nivel. Hemos hablado con personas, públicamente yo tantas veces en el Angelus, siempre buscando una salida. Ayudando y ofreciendo salidas. La cosa es muy difícil y lo más doloroso es el problema humanitario. Tanta gente que escapa o sufre. Las Naciones Unidades tienen que hacerse oír y ayudar”.

El fin del programa que permite permanecer legalmente en Estados Unidos a los llamados dreamers (soñadores), los inmigrantes sin papeles que llegaron al país siendo menores (unos 800.000), y su consecuente expulsión del país que defiende el presidente Trump, ha sido otro de los temas en los que más se ha explayado el Papa. “Separar a los jóvenes de la familia no da un buen fruto. Espero que esta ley, que viene del Ejecutivo y no del parlamento, sea repensada un poco. El presidente de EE UU se presenta como un hombre provida; y si es un gran provida debe entender que la familia es la pureza de la vida y se debe defender su unidad. Quiero estudiar bien esa ley. Cuando los jóvenes se sienten así, o explotados… al final se sienten sin esperanza. Y acaban en la droga, otras dependencias, suicidio juvenil”, ha señalado.

Trump, un tema recurrente en las entrevistas y ruedas de prensa con Francisco, volvió a salir indirectamente por el asunto del cambio climático. El Pontífice no comprende cómo todavía pueden negarse ciertas evidencias. “Quien niega esto debe acudir a los científicos, que son muy precisos con esto y han dicho qué camino hay que seguir. Todos tenemos una responsabilidad moral. Tenemos que tomarlo en serio. No es algo para bromear. Cada uno tiene su responsabilidad moral, los políticos también. La historia juzgará sus decisiones”, señaló en referencia a los líderes –Trump es el paradigma del autoaislamiento en esa teoría- que no aceptan reducir las emisiones para revertir el calentamiento global. Respecto al mismo asunto echó mano del Antiguo Testamento para concluir: “El hombre es un estúpido. El único animal de la creación que tropieza sobre la misma piedra dos veces”

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