Equipo busca Liga
El debate por el referéndum también afecta al fútbol y todo el mundo opina sobre dónde jugará el Barça
Óscar Sanz
El País
Conste que el titular que encabeza estas líneas es una chanza, que no es aquí donde deba hablarse de política, si política se puede considerar lo que pasa en Cataluña. Sin embargo, viene a cuento traer a este rincón el referéndum convocado para el 1 de octubre en tanto no son pocos los encendidos debates que provoca entre muchos aficionados al fútbol, sí, al fútbol, el asunto más importante de los que no tienen importancia, que diría aquel. Para comprobarlo, no hay más que darse un garbeo por cualquier taberna que tenga a bien encender la televisión. Bastará con que salga en la pantalla cualquier político hablando del tan manido procés para que los parroquianos comiencen a deliberar no sobre el paro, ni los recortes, ni la corrupción, sino sobre qué ocurriría con el Barça en el hipotético caso de que Cataluña alcanzara la independencia. Y es curioso porque, habituados como estamos a que todos sepamos de fútbol, resulta que en esos momentos de controversia descubrimos que todos sabemos también de leyes, como demuestran los circunstantes asegurando bien que el Barça tendría derecho a seguir jugando en la Liga española o bien que no.
Varias fueron las televisiones que, ante tamaña preocupación, salieron a la calle en Barcelona el lunes de la Diada a preguntar a dirigentes y viandantes su opinión al respecto. Uno de los interpelados fue Carles Vilarrubí, vicepresidente del FC Barcelona, que así contestó: “El Barça jugará donde jueguen Espanyol y Girona. ¡Pregunten al Espanyol dónde jugará!”. Acabáramos. Así que ha tenido que montarse este monumental embrollo para que un directivo del Barça nos revele no solo que el Espanyol existe sino que el futuro del fútbol catalán depende de lo que haga... el Espanyol. Lástima que estos ordenadores no permitan dibujar un emoticono de esos que tan socorridos resultan en las redes sociales. Porque el de la cara con los ojos abiertos como platos vendría al pelo.
Sin embargo, hubo quienes manejaron un argumento cuya base legal servidor de usted desconoce, pero que parecía estar muy arraigado: el Barça jugará allá donde quiera. Así se manifestaba, por ejemplo, Gerard Esteva, presidente del Comité Olímpico Catalán: “En una Catalunya independiente, el Barça tendría la suerte de poder elegir en qué Liga jugar”. Pues sí tiene suerte el Barça, sí. Ligas para elegir tiene. Igual opinión expresaba Artur Mas, presidente que fue de la Generalitat, y hoy inhabilitado, que aseguraba que al Barça (y de paso al Espanyol) “se los disputarán” las mejores Ligas del mundo. Más lejos, locuaz como es, fue Gabriel Rufián, portavoz de ERC en el Congreso, que basó su sentencia de que Barça y Espanyol seguirían jugando en la Liga española en el irrebatible argumento de que “el Mónaco juega en la Liga francesa y el Andorra en la española”. Sin entrar en que ni Mónaco ni Andorra son repúblicas independientes, conviene matizar que el primero es miembro de la Federación Francesa de Fútbol desde 1924, asunto que carecería de importancia si no fuera porque la Liga francesa comenzó en 1932.
En el debate sobre el Barça y el futuro del fútbol catalán entró a todo trapo Javier Tebas, presidente de la Liga, que se hartó de proclamar que si Cataluña se independizara “el Barça no jugaría la Liga española”. Tal veredicto lo basa en la ley del Deporte, ley que, como todas, se puede cambiar. El problema es que esa ley solo la puede cambiar... el Parlamento español. Visto lo visto, y por echarle sosiego al tema, habrá que convenir con el socialista Miquel Iceta en que, con y sin independencia, lo único seguro es que el Barça jugará “en un campo reglamentario”. En qué país lo haga es otro asunto. Raro sería, a qué negarlo, que se imponga la tesis del ciudadano que durante la Diada, y preguntado al respecto, espetó que sería el Madrid quien no permitiría que el Barça abandonara la Liga española. “Yo le digo”, explicó, “que si el Barça se fuera a jugar a Francia, el Madrid también se iría a jugar allí”. Y lo decía tan serio, el muchacho.
Óscar Sanz
El País
Conste que el titular que encabeza estas líneas es una chanza, que no es aquí donde deba hablarse de política, si política se puede considerar lo que pasa en Cataluña. Sin embargo, viene a cuento traer a este rincón el referéndum convocado para el 1 de octubre en tanto no son pocos los encendidos debates que provoca entre muchos aficionados al fútbol, sí, al fútbol, el asunto más importante de los que no tienen importancia, que diría aquel. Para comprobarlo, no hay más que darse un garbeo por cualquier taberna que tenga a bien encender la televisión. Bastará con que salga en la pantalla cualquier político hablando del tan manido procés para que los parroquianos comiencen a deliberar no sobre el paro, ni los recortes, ni la corrupción, sino sobre qué ocurriría con el Barça en el hipotético caso de que Cataluña alcanzara la independencia. Y es curioso porque, habituados como estamos a que todos sepamos de fútbol, resulta que en esos momentos de controversia descubrimos que todos sabemos también de leyes, como demuestran los circunstantes asegurando bien que el Barça tendría derecho a seguir jugando en la Liga española o bien que no.
Varias fueron las televisiones que, ante tamaña preocupación, salieron a la calle en Barcelona el lunes de la Diada a preguntar a dirigentes y viandantes su opinión al respecto. Uno de los interpelados fue Carles Vilarrubí, vicepresidente del FC Barcelona, que así contestó: “El Barça jugará donde jueguen Espanyol y Girona. ¡Pregunten al Espanyol dónde jugará!”. Acabáramos. Así que ha tenido que montarse este monumental embrollo para que un directivo del Barça nos revele no solo que el Espanyol existe sino que el futuro del fútbol catalán depende de lo que haga... el Espanyol. Lástima que estos ordenadores no permitan dibujar un emoticono de esos que tan socorridos resultan en las redes sociales. Porque el de la cara con los ojos abiertos como platos vendría al pelo.
Sin embargo, hubo quienes manejaron un argumento cuya base legal servidor de usted desconoce, pero que parecía estar muy arraigado: el Barça jugará allá donde quiera. Así se manifestaba, por ejemplo, Gerard Esteva, presidente del Comité Olímpico Catalán: “En una Catalunya independiente, el Barça tendría la suerte de poder elegir en qué Liga jugar”. Pues sí tiene suerte el Barça, sí. Ligas para elegir tiene. Igual opinión expresaba Artur Mas, presidente que fue de la Generalitat, y hoy inhabilitado, que aseguraba que al Barça (y de paso al Espanyol) “se los disputarán” las mejores Ligas del mundo. Más lejos, locuaz como es, fue Gabriel Rufián, portavoz de ERC en el Congreso, que basó su sentencia de que Barça y Espanyol seguirían jugando en la Liga española en el irrebatible argumento de que “el Mónaco juega en la Liga francesa y el Andorra en la española”. Sin entrar en que ni Mónaco ni Andorra son repúblicas independientes, conviene matizar que el primero es miembro de la Federación Francesa de Fútbol desde 1924, asunto que carecería de importancia si no fuera porque la Liga francesa comenzó en 1932.
En el debate sobre el Barça y el futuro del fútbol catalán entró a todo trapo Javier Tebas, presidente de la Liga, que se hartó de proclamar que si Cataluña se independizara “el Barça no jugaría la Liga española”. Tal veredicto lo basa en la ley del Deporte, ley que, como todas, se puede cambiar. El problema es que esa ley solo la puede cambiar... el Parlamento español. Visto lo visto, y por echarle sosiego al tema, habrá que convenir con el socialista Miquel Iceta en que, con y sin independencia, lo único seguro es que el Barça jugará “en un campo reglamentario”. En qué país lo haga es otro asunto. Raro sería, a qué negarlo, que se imponga la tesis del ciudadano que durante la Diada, y preguntado al respecto, espetó que sería el Madrid quien no permitiría que el Barça abandonara la Liga española. “Yo le digo”, explicó, “que si el Barça se fuera a jugar a Francia, el Madrid también se iría a jugar allí”. Y lo decía tan serio, el muchacho.