El huracán Irma arrasa islas del Caribe y fuerza la orden de evacuación de la costa de Miami

El huracán del siglo devasta Barbuda, roza Puerto Rico con vientos de 295 kilómetros por hora y avanza sin perder su categoría de peligro extremo hacia Cuba y con Florida en el centro de la diana

Pablo de Llano
Miami, El País
El huracán Irma pasó este miércoles por la tarde al norte de Puerto Rico con una fuerza descomunal —vientos sostenidos de 295 kilómetros por hora— pero no impactó de lleno en la isla. El ojo del huracán se mantuvo a unos 50 kilómetros de distancia de sus costas prosiguiendo ruta hacia el noroeste a 25 kilómetros por hora. Antes de medianoche hora local había salido del área tras dejar una víctima mortal, lo que eleva la cifra total de muertos a 11 en las diferentes islas. Unos 900.000 puertorriqueños se han quedado sin energía eléctrica y 2.800 se han tenido que refugiar en albergues. A Puerto Rico le ha pasado rozado la catástrofe y en el centro de la diana de Irma se encuentra Florida de cara al fin de semana. En Miami arranca este jueves la evacuación de unos 100.000 vecinos de la primera línea costera.


Donde ha golpeado de lleno, el efecto de Irma ha sido brutal, aunque sin cifras altas de muertos. La pequeña isla de Barbuda (1.700 habitantes) ha quedado "absolutamente devastada" y nueve de cada diez viviendas están dañadas, según sus autoridades. Allí ha habido un muerto. La isla ha quedado casi inhabitable tras el impacto del mayor huracán de la historia del océano Atlántico. El panorama de Barbuda desde el aire es de tierra arrasada, según informa la agencia Reuters.

Demolida Barbuda, el huracán, de un tamaño comparable al de Colombia, se cebó en las Islas de San Martín y San Bartolomé, que también han quedado como un campo de batalla: sin agua potable, electricidad y con un 70% de las casas destrozadas. En San Martín han fallecido al menos ocho personas y 21 han resultado heridas y otra persona ha muerto en San Bartolomé.

Irma ha machacado las islitas orientales del Caribe y ahora enfila hacia territorios mayores. Según la predicción del Centro Nacional de Huracanes de EE UU, su paso este jueves por la isla de La Española (dividida en República Dominicana al este y Haití al oeste) debería ser similar al de Puerto Rico, con vientos fortísimos y gran descarga de lluvia pero con el vórtice pasándole por arriba. Los dos países están en alerta roja. En Dominicana está activo un plan para albergar hasta 900.000 personas y los complejos hoteleros como Punta Cana o Puerto Plata tienen en marcha los protocolos de seguridad. Haití –el país más pobre del hemisferio– espera a Irma con fe en que su trayectoria noroeste no varíe y quede a salvo de lo peor. En 2016 el huracán Matthew dejó 573 muertos en este país, que en 2010 sufrió un terremoto trágico que causó alrededor de 300.000 muertos. La protección civil haitiana está evacuando gente de zonas con especial riesgo de inundación y corrimientos de tierras. Los rebrotes de cólera son otra de las amenazas que presentan los desastres climáticos para Haití.
Primero Cuba. Después Miami

El viernes se prevé que sea el día de Cuba. Irma lleva rumbo de golpear las regiones oriental y central de la isla. Todas las provincias de esas zonas están en alerta y la maquinaria antihuracanes cubana está preparada. El litoral de Baracoa (zona oriental, dañada en 2016 por el huracán Matthew) será evacuado. La provincia de La Habana (occidente) también está en alerta.

Pasando entre Cuba y Bahamas, expuestas también a un latigazo demoledor el viernes, el huracán Irma acentuaría su giro al noroeste escalando hacia Florida. Los modelos del Centro Nacional de Huracanes indican que esta ruta es un hecho. La duda es si Irma después de completar todo su recorrido por el Caribe se presentará en la península de EE UU con fuerza 5 o tal vez 4.

Florida (21 millones de habitantes) es tierra de huracanes, aunque hace más de una década que no recibe uno potente. Hoy aguarda por Irma más sensibilizada aún por la tragedia provocada la semana pasada por el huracán Harvey en Texas, una inundación bíblica nunca vista que dejó al menos 60 muertos y pérdidas de unos 180.000 millones de dólares. EE UU es cada vez más consciente de que el cambio climático ha añadido un plus de riesgo a sus catástrofes naturales. E Irma llega también con el sello de lo nunca visto, de la tormenta del siglo. El dibujo meteorológico muestra al huracán embocando Florida, envolviendo todo su territorio como una sábana de catástrofe. Incluida Mar-a-Lago, la mansión y club de élite de Donald Trump, su lugar favorito para perder de vista Washington. A buen seguro, las palmeras del presidente pasarán varias horas inclinadas.

(El mapa de las 11 de la noche hora local mostraba al llegar al sur de Florida un leve giro de la dirección noroeste a la dirección norte, más vertical que diagonal, lo que pudiera hacer pasar el huracán por toda la península de Florida pero encauzándose hacia Georgia y Carolina del Sur).

"Irma es más grande, más rápida y más fuerte que Andrew", ha dicho el gobernador, Rick Scott. Andrew (1992) ha sido hasta ahora el peor huracán en Florida. Marcó un antes y un después. Este miércoles en una ferretería en la que decenas de clientes se movían por los pasillos agarrando nerviosos linternas, botas de agua, clavos, herramientas, planchas de madera, ponchos de agua, velas, pilas y cualquiera de los infinitos artículos útiles que ofrece una ferretería a un ser atemorizado por un huracán monstruoso, Wilda Harvet, de 78 años, recordaba a Andrew: "Fue un infierno". Tuvo que sacar adelante a su marido en silla de ruedas y a su perro. "Esta vez no estaré aquí", dijo. Tenía billete de avión.

En muchos supermercados de Miami había desaparecido el agua. Muchas gasolineras se han quedado sin combustible. En radios locales se llamaba incluso a denunciar a los acaparadores que ya están empezando a lucrarse vendiendo a alto precio productos de primera necesidad. El ambiente en general, de todos modos, no es caótico. Es tenso, nervioso, apremiante.

El miércoles al anochecer, el alcalde de Miami-Dade (2.700.000 habitantes, 68% hispanos) dio la orden de evacuar las zonas costeras de la metrópolis, situada tan a ras de nivel del mar –solo nueve metros de media por encima, más o menos como el resto de la península– que las inundaciones son inevitables. Por ejemplo, la famosa Miami Beach, que parece que estará en primera línea de impacto. Si un buen chaparrón tropical inunda algunas de sus calles, qué no podrá hacer un huracán de las dimensiones de Irma. La evacuación empieza este jueves a las siete de la mañana hora local. La mayoría de los vecinos irá tierra adentro a casas de familiares o amigos o a hoteles. Para los que no tengan esta opción, este miércoles se abrieron en la ciudad los primeros cuatro albergues (capacidad: 8.000 personas) y mañana abrirán al menos otros cuatro. El alcalde Carlos Giménez, como exjefe de bomberos de la ciudad un perfecto entendedor de lo que se viene encima, rogó a la gente que no se aferre a sus casas. Esta es la mayor orden de evacuación desde el huracán Vilma de 2005.

En los turísticos cayos de Florida, la evacuación se realizó ya a lo largo del miércoles, dejando la imagen de filas kilométricas de coches que huían ordenadamente de Irma.

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