El estilo de Marcelino se impone en la locura de Anoeta

El Valencia ganó un partido trepidante con un gol de Zaza en el 85'. La Real sigue en depresión. Zubeldia y Kondogbia, expulsados. Los ches son cuartos.

Roberto Ramajo
As
Como si fuera un capituló de Juego de Tronos, Real Sociedad y Valencia dirimieron en Anoeta una lucha de poder a poder espectacular, sin descanso, de la que salió victorioso el equipo valencianista gracias a los goles de Guedes, Nacho Vida y Zaza, cuando ya se consumía el partido. Un encuentro intenso y pleno de ritmo que derivó en una locura de ocasiones y goles que terminó decidiendo el italiano cuando parecía que lo más justo, por el esfuerzo de ambos equipos, era el empate. Marcelino, de esta manera, sigue invicto contra la Real, y vuelve a imponer su estilo contra el de Eusebio, que puso en liza una idea completamente diferente.


El guión inicial fue el esperado, con la Real monopolizando la pelota, y el Valencia esperando el fallo del rival, con una presión alta que dificultaba mucho la salida de balón de los donostiarras. Ambos equipos, cada uno con su estilo, con se amilanaban y buscaban la portería rival, conscientes de que una victoria les podía confirmar en la pelea por las plazas europeas. Eusebio volvía a su centro de campo habitual, con el que es capaz de darle otro aire a su ataque, la marcha que le faltó el pasado jueves. Y Marcelino daba muestras de conocer muy bien a su rival, intentando ahogar su sala de máquinas para que el balón no llegara en buenas condiciones a los atacantes realistas. Zaza era un incordio absoluto para la zaga realista, mermada por su juventud y ante la ausencia de centrales experimentados, con Zubeldia intentando mantener el tipo. Guedes y Rodrigo, con su velocidad, buscaban a la contra a una Real que tenía entre ceja y ceja la portería de Domenech.

El partido estaba atractivo con dos equipos que no saben especular. Unos con el balón, otros a la contra. Choque de estilos muy claro. Pero siempre llegando con peligro. Porque el Valencia cada vez que robaba creaba una ocasión clara de gol, como en el 0-1, una cabalgada de Guedes tras una indecisión de la zaga realista para ceder a Rodrigo, que en boca de gol adelantaba a los valencianistas. El gol llegó en esa jugada, pero podía haber llegado antes, porque tuvo varias oportunidades claras, en las botas del propio Guedes y de Zaza. Pero la Real respondía a su manera, con el balón, que lo tuvo más, y salvo alguna indecisión que le pudo costar algún disgusto, lo movió con más velocidad que el pasado jueves. La presencia de Oyarzabal y Zurutuza se notaba entre líneas, lo mismo que el ímpetu de Odriozola. Los tres le dieron otro aire al ataque realista, y llegó la verticalidad necesaria para generar peligro. Pudo empatar Willian Jose, pero fue Aritz Elustondo al rematar de forma inapelable un saque de córner fantásticamente botado por Oyarzabal. Con empate se llegaba al descanso, con cualquiera de los dos haciendo méritos suficientes como para ir por delante en el marcador.

Pero lo mejor estaba reservado para la segunda parte, en la que el Valencia, a la contra, buscó siempre la victoria. Parecía que la encontraba con una galopada de Nacho Vidal, que superó a Rulli con mucha calidad. Respondía rápido la Real con un golazo impresionante de Oyarzabal. Para entonces la Real jugaba ya con un jugador menos por la expulsión de Zubeldia, muy rigurosa, pero que solo reflejaba la dificultad que tuvo que soportar para cubrir las importantes ausencias en la defensa. Pero pronto se equilibraba también el número de jugadores con evitable expulsión de Kondogbia. Y con un hombre menos cada equipo, parecía que la Real buscaba con más ahínco el gol de la victoria, que lo tenía más cerca, hasta que apareció otra vez Guedes para recorrer todo el campo de Anoeta y servir en bandeja la gloria a Zaza, que estaba con la caña más que preparada. Locura en el Valencia, rabia en la Real. Era el epílogo a una preciosa batalla, esas de las que quieres que tengan premio los dos, porque realmente lo merecieron.

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