Demasiado Messi para el Espanyol

Decidió el derbi con un hat-trick. El primer tanto fue en fuera de juego. Piqué hizo el cuarto. Dembélé debutó y asistió a Suárez en el quinto. El Barça, a 4 puntos del Madrid.

Santi Giménez
As
El Barcelona crece en el campo de la mano de un Messi descomunal que fue demasiado para un Espanyol al que no le salió nada en el Camp Nou y se acabó llevando un severo correctivo (5-0) por parte de un equipo que ha empezado la Liga con una efectividad tremenda. Tres triunfos en tres partidos con un balance de nueve goles a favor y ninguno en contra.


Toda la agitación que vive la entidad en los despachos se apacigua cuando el balón se pone en juego y, claro está, la camiseta con el diez a la espalda la lleva Leo Messi. De la mano del argentino, los culés saben que, al menos, tienen 90 minutos de disfrute. Luego, queda el resto de la semana para tirarse los trastos a la cabeza, las mociones de censura, los patinazos verbales y la gestión discutible. Pero cuando rueda la pelota se produce la Paz Missianica.

Ante el Espanyol esa tregua llegó con un empujón arbitral, pues Messi marcó el primer tanto del partido a los 26 minutos en una clara posición de fuera de juego que ni el árbitro ni el asistente supieron ver. A partir de ahí, el Espanyol nadó contra corriente. Nueve minutos después, el propio Leo marcaba el segundo tras una acción desgraciada de la zaga españolista, que habilitó en un rebote de Diop a Jordi Alba que asistió al argentino.

Las desgracias del Espanyol no acabaron ahí, los pericos trataron de sobreponerse a la desdicha y adelantaron líneas y por momentos crearon problemas al Barcelona, pero Piatti chutó al palo y luego, ya en la segunda parte, solo ante Ter Stegen, falló una clara vaselina tras un monumental despiste de Alba.
Debutó Dembelé

Ante esta situación, el Barcelona dominó la mayor parte del partido aferrado a una presión alta, a un Messi intimidador y a un esquema de juego en el que se notó la mano del entrenador.
Cargó el Barça su juego por la derecha dejando la banda izquierda libre para las internadas de Alba, que fue un puñal. En la derecha, Deulofeu abría el campo dejando a Messi libertad total para desplegarse en ataque. El argentino tanto aparecía como delantero centro (marcó sus tres goles desde dentro del área) como abastecía de balones a un Suárez muy peleón, pero al que le faltó fortuna de cara a puerta ante un Pau que se llevó cinco, pero que por lo menos evitó otros tres muy claros.

En cuanto Messi, marcó el tercer gol mediada la segunda parte tras una asistencia de Alba, el partido ya estaba visto para sentencia. Fue ese el momento elegido por Ernesto Valverde para dar entrada en el campo a Dembélé por Deulofeu. Pegado a la banda, el francés empezó algo nervioso, pero se fue entonando a medida que pasaban los minutos y se iba asociando con un Nelson Semedo que ofreció una gran actuación.

Piqué marcó el cuarto tanto del partido al ganar la acción a Hermoso a la salida de un saque de esquina y cuando el partido ya se agotaba, Dembélé dio su primera asistencia de blaugrana para que Suárez rompiera su pelea con el gol y devolviera la sonrisa al barcelonismo en lo que al proyecto deportivo se supone. En la grada, se celebró el gol con gritos de dimisión en una vuelta a la rutina diaria.

El Espanyol por su parte, se llevó un castigo excesivo y sin duda le penalizó el error arbitral en el primer gol y la capacidad descomunal de Messi para convertir los 90 minutos de partido en la cámara de descompresión de una entidad que ya no volverá a tener calma hasta el martes. Llegan la Champions, la Juve…y Messi, claro.

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