Cavani se resiste a que Neymar tire los penaltis en el PSG
El delantero centro uruguayo se niega a ceder el balón al brasileño por segunda vez, tira y falla en un momento de tensión manifiesta durante la victoria (2-0) ante el Lyón
Diego Torres
Madrid, El País
Edinson Cavani se negó a cederle el balón a Neymar para que ejecutara el penalti que acababa de provocar Kylian Mbappé en el minuto 74 del partido que enfrentó este domingo al PSG con el Olympique de Lyón en el Parque de los Príncipes. El incidente provocó el malestar manifiesto de Neymar en un choque de egoísmos que insinúa la clase de dificultades que encontrá el PSG esta temporada.
Alves cogió la pelota para dársela a su amigo Neymar pero Cavani lo buscó, le reprochó que intercediera, y le arrebató el balón con gesto y palabras airadas. Colocó el proyectil en el punto de los 11 metros mientras Neymar seguía insistiendo en que le dejara rematar. Cuando el retador se marchó, lanzó. El disparo, violento, fue arriba y a la derecha del portero Mathieu Gorgelin, que estiró la mano y lo despejó al larguero. La madera escupió la pelota y el marcador se quedó como estaba: 1-0. Lo que pareció variar ostensiblemente fueron los humores de Cavani y Neymar, que se lanzaron miradas reprobatorias. Neymar podría alegar que él lanza mejor. Cavani, que él lleva cinco años en el club, se ha ganado un derecho y no puede ejercerlo si no le permiten concentrarse.
El incidente se repite. El pasado 25 de agosto, contra el Saint Etienne en Ligue 1 el árbitro pitó penalti y Cavani cogió el balón para lanzar. De camino al punto de lanzamiento, Neymar se le interpuso y le pidió la pelota. El uruguayo pasó de largo. Ignoró la solicitud y metió el 1-0.
“He hablado con Neymar y con Cavani”, dijo Unai Emery, el técnico, el pasado sábado, antes de recibir al Lyón. “Lo más importante es que trabajen juntos. Los dos son jugadores inteligentes. Si el primer penalti lo lanzó Cavani, habrá otro que le tocará a Neymar”.
El entrenador español advirtió de que Neymar comprende que en el PSG hay jugadores “buenos” que merecen el privilegio de lanzar los penaltis tanto como él. Cavani, de momento, parece querer gozar de esta prerrogativa en exclusiva. Lo que parece un detalle banal esconde un código de convivencia esencial para el buen funcionamiento de cualquier equipo de fútbol. Si el PSG resiste la sobrecarga de figuras solo será posible gracias a un orden interno que lo permita. Imponer este orden es tarea de los capitanes como Motta y Silva, el entrenador, y los dirigentes. La estructura del club, relativamente reciente, expone al vestuario a las fricciones.
Neymar, de 25 años, fichó por el PSG con la convicción de que el club de París pondría a su disposición todos los recursos para convertirle en su líder. Como sucedió en el Santos hasta 2013,el mediapunta paulista ambiciona ser el jugador de referencia del equipo. Los penaltis constituyen un símbolo en ese sentido. Al menos así lo entiende el jugador, que en 2010 insultó a su entrenador, Dorival Júnior, porque no le dejó tirar un penalti contra el Corinthians."¡Vai se foder!", le gritó, en repetidas ocasiones. El técnico apartó al jugador por indisciplina y el club lo despidió una semana más tarde. El escándalo, registrado por las cámaras de televisión, provocó un encendido debate en Brasil. El entrenador René Simoes fue tajante: "Estamos creando un monstruo".
Hace un par de años, cuando militaba en el Barça, el brasileño declaró en una conferencia que se rendía a la grandeza de Messi. Para explicarlo recordó que le cedió el honor de lanzar una pena máxima: "Nunca olvidaré que Messi, el mejor del mundo, me dejó tirar un penalti cuando se estaba jugando el Pichichi".
Edinson Cavani, de 30 años, da toda la impresión de querer salvaguardar su estatuto de veterano. De momento, los números lo avalan. El nueve uruguayo del PSG suma diez goles en siete partidos esta temporada, mientras que Neymar ha metido cinco goles en seis partidos.
Diego Torres
Madrid, El País
Edinson Cavani se negó a cederle el balón a Neymar para que ejecutara el penalti que acababa de provocar Kylian Mbappé en el minuto 74 del partido que enfrentó este domingo al PSG con el Olympique de Lyón en el Parque de los Príncipes. El incidente provocó el malestar manifiesto de Neymar en un choque de egoísmos que insinúa la clase de dificultades que encontrá el PSG esta temporada.
Alves cogió la pelota para dársela a su amigo Neymar pero Cavani lo buscó, le reprochó que intercediera, y le arrebató el balón con gesto y palabras airadas. Colocó el proyectil en el punto de los 11 metros mientras Neymar seguía insistiendo en que le dejara rematar. Cuando el retador se marchó, lanzó. El disparo, violento, fue arriba y a la derecha del portero Mathieu Gorgelin, que estiró la mano y lo despejó al larguero. La madera escupió la pelota y el marcador se quedó como estaba: 1-0. Lo que pareció variar ostensiblemente fueron los humores de Cavani y Neymar, que se lanzaron miradas reprobatorias. Neymar podría alegar que él lanza mejor. Cavani, que él lleva cinco años en el club, se ha ganado un derecho y no puede ejercerlo si no le permiten concentrarse.
El incidente se repite. El pasado 25 de agosto, contra el Saint Etienne en Ligue 1 el árbitro pitó penalti y Cavani cogió el balón para lanzar. De camino al punto de lanzamiento, Neymar se le interpuso y le pidió la pelota. El uruguayo pasó de largo. Ignoró la solicitud y metió el 1-0.
“He hablado con Neymar y con Cavani”, dijo Unai Emery, el técnico, el pasado sábado, antes de recibir al Lyón. “Lo más importante es que trabajen juntos. Los dos son jugadores inteligentes. Si el primer penalti lo lanzó Cavani, habrá otro que le tocará a Neymar”.
El entrenador español advirtió de que Neymar comprende que en el PSG hay jugadores “buenos” que merecen el privilegio de lanzar los penaltis tanto como él. Cavani, de momento, parece querer gozar de esta prerrogativa en exclusiva. Lo que parece un detalle banal esconde un código de convivencia esencial para el buen funcionamiento de cualquier equipo de fútbol. Si el PSG resiste la sobrecarga de figuras solo será posible gracias a un orden interno que lo permita. Imponer este orden es tarea de los capitanes como Motta y Silva, el entrenador, y los dirigentes. La estructura del club, relativamente reciente, expone al vestuario a las fricciones.
Neymar, de 25 años, fichó por el PSG con la convicción de que el club de París pondría a su disposición todos los recursos para convertirle en su líder. Como sucedió en el Santos hasta 2013,el mediapunta paulista ambiciona ser el jugador de referencia del equipo. Los penaltis constituyen un símbolo en ese sentido. Al menos así lo entiende el jugador, que en 2010 insultó a su entrenador, Dorival Júnior, porque no le dejó tirar un penalti contra el Corinthians."¡Vai se foder!", le gritó, en repetidas ocasiones. El técnico apartó al jugador por indisciplina y el club lo despidió una semana más tarde. El escándalo, registrado por las cámaras de televisión, provocó un encendido debate en Brasil. El entrenador René Simoes fue tajante: "Estamos creando un monstruo".
Hace un par de años, cuando militaba en el Barça, el brasileño declaró en una conferencia que se rendía a la grandeza de Messi. Para explicarlo recordó que le cedió el honor de lanzar una pena máxima: "Nunca olvidaré que Messi, el mejor del mundo, me dejó tirar un penalti cuando se estaba jugando el Pichichi".
Edinson Cavani, de 30 años, da toda la impresión de querer salvaguardar su estatuto de veterano. De momento, los números lo avalan. El nueve uruguayo del PSG suma diez goles en siete partidos esta temporada, mientras que Neymar ha metido cinco goles en seis partidos.