París vuelve a evacuar un campamento de migrantes en plena ciudad

Las autoridades llevan a albergues temporales a casi 2.500 personas

Silvia Ayuso
París, El País
Lo sucedido a primera hora de la mañana del viernes en la Porte de la Chapelle de París, donde casi 2.500 migrantes fueron evacuados y sus precarios campamentos en plena calle levantados, tiene un aire de déjà vu. Porque es la segunda vez en poco más de un mes que las autoridades locales despejan este lugar. Y porque es la 35 evacuación en dos años en la capital francesa, en una muestra más del rompecabezas que supone el flujo constante de migrantes que llega a París y otras localidades francesas. El presidente, Emmanuel Macron, ha ordenado que, antes de que acabe el año, no haya más migrantes durmiendo en las calles. Una disposición que las autoridades dicen estar intentando cumplir aunque los planes no estén aún del todo trazados.


Un contingente de 350 policías se desplegó a las seis de la mañana en los alrededores de la Porte de la Chapelle y, en unas horas, redirigió a 2.459 personas, 60 de ellas mujeres y 23 menores, a diferentes refugios del área de París, según declaró el director general de la Oficina de Inmigración e Integración (OFII), Didier Leschi. Lo que ha sido diferente en esta ocasión, acotó el director de gabinete de la prefectura de policía, Yann Drouet, es que “todas las personas serán sometidas a un control de su situación administrativa y serán después orientadas en función de su situación”. Algo que, declaró a la agencia France Presse, le da un “nuevo género” a este tipo de operación por otra parte tantas veces repetida.

Realizar un registro del estatus de las personas migrantes es algo acorde con los planes migratorios del Gobierno presentados en julio y que se basan, en líneas generales, en aumentar el espacio en los albergues para los refugiados, hasta 12.000 plazas nuevas, así como de acelerar el proceso de solicitud de asilo para que este no se prolongue más de seis meses. Esto irá sin embargo acompañado de un endurecimiento de la política ante todo aquel migrante “económico”, como denominó Macron a los que no califican como asilados y que, por tanto, serán devueltos rápidamente a la frontera o repatriados.

“Los que van a demandar por primera vez asilo serán orientados hacia el dispositivo nacional para continuar su proceso en Francia”, dijo al respecto Drouet. Pero aquellas personas “conocidas en otro Estado miembro”, es decir, las que presentaron una solicitud de asilo en otro país, normalmente aquel por el cual entraron en Europa, solo “serán acogidas temporalmente, el tiempo que se tarde en organizar su retorno a ese Estado miembro, el único que puede procesar su demanda de asilo”, recordó Drouet. Finalmente, “las personas a las que se le ha rechazado (la demanda de asilo) o en situación irregular serán reconducidas a la frontera”, dijo en consonancia con las disposiciones del Gobierno.

La mayor parte de los migrantes aglomerados en este punto de la capital francesa proceden de Afganistán, Sudán, Eritrea y Somalia, según las organizaciones que los atienden en la zona. Los ciudadanos de estos países, por lo general, tienen más difícil ser reconocidos como refugiados en Francia.

Asociaciones humanitarias han manifestado en las últimas semanas su preocupación por la determinación del Gobierno de diferenciar entre refugiados políticos y migrantes económicos. “Es muy inquietante, nos preguntamos si este triaje no está comenzando con esta evacuación”, dijo el vicepresidente de la ONG Utopia 56, Yann Manzi, a la emisora Europe 1.

Los evacuados en esta última oleada han sido distribuidos en diversos refugios y albergues de París y alrededores. Casi medio millar de personas ha sido alojado temporalmente en unas instalaciones deportivas universitarias del distrito 15 de París donde se erigieron la pasada noche unas tiendas para acoger a parte de los migrantes. Algo que ha provocado las quejas del alcalde local, Philippe Gougon, que se siente como si le hubieran colocado “un campamento de la Cruz Roja en Siria o Líbano”, denunció al diario Le Parisien. También el senador de Seine-Saint-Denis Philippe Dallier se ha quejado por el uso durante el próximo mes de un polideportivo de su comunidad como albergue, lo que dejará, denunció, a 2.000 estudiantes de la zona sin poder practicar deporte en ese centro. En total, las autoridades de París han requisado temporalmente 18 gimnasios y otras instalaciones, con una capacidad para acoger a más de 2.000 personas.

El ministro del Interior, Gérard Collomb, reconoció que hay que “revaluar” los dispositivos ya que, el hecho de que cada pocas semanas haya que proceder a una nueva evacuación de campamentos irregulares, “muestra que hay una disfunción en el sistema parisino”.

Unas horas después de la penúltima evacuación, en julio, nuevos migrantes empezaron a instalarse de nuevo en La Chapelle, cerca del centro de acogida instalado por la Alcaldía de París, que no tiene capacidad ante tanta demanda. Pocos dudan de que, en los próximos días, nuevas tiendas y colchones poblarán la misma zona.

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