Nicolás Maduro vs Diosdado Cabello, la pelea secreta en las sombras que amenaza al chavismo

El parlamento paralelo instaurado por el régimen es el nuevo epicentro del poder, desplazando al Palacio de Miraflores. El Presidente logró ubicar a una aliada al frente, pero el ex militar se muestra como "la voz cantante". Los alcances de una disputa interna que crece día a día

Darío Mizrahi
dmizrahi@infobae.com
La competencia comenzó el 5 de marzo de 2013. Tras más de 14 años como líder absoluto de Venezuela, moría en La Habana Hugo Chávez y había que buscarle un reemplazante. La figura con más poder propio por debajo de él era indiscutiblemente Diosdado Cabello, compañero de armas desde el intento de golpe militar que protagonizaron juntos en 1992. Fue su segundo vicepresidente y asumió la presidencia interinamente por unas horas, luego del levantamiento militar que trató de derrocarlo el 13 de abril de 2002. Se sentía el heredero natural del comandante y en los días siguientes a la muerte trató de movilizar a su maquinaria política para promover una posible candidatura en las elecciones que se celebrarían el 14 de abril de 2013.


"Diosdado mantiene una fuerte relación con las Fuerzas Armadas, siempre ha sido el canal de comunicación. Es una de las personas más importantes en la Guardia Nacional, que es responsable de la mayor parte del narcotráfico que hay en el país. Es un poder fáctico", contó Bruce M. Bagley, profesor del Departamento de Estudios Internacionales de la Universidad de Miami, consultado por Infobae.

Sin embargo, hubo un obstáculo que Cabello no pudo sortear: Chávez nunca terminó de confiar plenamente en él. Por eso eligió a Nicolás Maduro como delfín. Primero lo puso como vicepresidente para que asumiera luego de su deceso, y después dejó todo preparado para que fuera el candidato oficial. A pesar de los intentos de Diosdado por revertir esa decisión, la mayoría del chavismo se inclinó a favor de respetar la voluntad del padre fundador.

"Maduro es representante de una corriente de izquierda. Cabello, en cambio, pertenece al ala radical, pero de los militares. Son dos visiones distintas. Diosdado es una persona mucho más pragmática, que busca el poder por el poder, para tener el control de los manejos turbios. Maduro responde más a otro tipo de motivaciones, y puede incluso tener ciertas convicciones en lo económico", dijo a Infobae Félix Seijas Rodríguez, profesor de estadística en la Universidad Central de Venezuela y director de la consultora Delphos C.A.

Si bien ambos trataron de disimularla, la disputa continuó por debajo de la mesa a lo largo de estos cuatro años. Si quien hoy es presidente logró sobrevivir a pesar de los horrores políticos y de gestión que cometió en este tiempo es por dos razones. La primera es que tuvo la lucidez de darse cuenta de que no iba a poder sostenerse sin el apoyo de las Fuerzas Armadas. El ex sindicalista, que carecía de vínculos con el universo castrense, les otorgó enormes poderes a los altos mandos militares, nombrándolos en ministerios y en empresas estatales claves. Así ganó su apoyo. La segunda razón es que el chavismo estuvo cada vez más asediado por una oposición que se volvió mayoritaria. Eso los forzó a mantener la unidad.

Este panorama empezó a mutar a partir de la crisis total en la que entró el chavismo tras haber llevado al país al colapso económico y social, que desencadenó en la estrepitosa derrota electoral del 6 de diciembre de 2015. La reacción empezó por el golpe del 30 de marzo pasado, cuando el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) le quitó a la Asamblea Nacional controlada por la oposición todas sus facultades. El nuevo orden autoritario terminó de consumarse el 4 de agosto, con la instauración de una Asamblea Nacional Constituyente (ANC) fraudulenta por donde se la mire. Diosdado no sólo integra este órgano de potestades ilimitadas, sino que se convirtió en su vocero, y desde allí desafía el poder menguante de Nicolás.

Cambios en la estructura de poder del chavismo

"La ANC cambió el juego, porque todas las decisiones importantes pasaron a tomarse allí —dijo Seijas—. Es un suprapoder, incluso por encima del Ejecutivo. Ya se estableció que va a durar por lo menos dos años, aunque Diosdado dijo que podrían llegar a ser cuatro. Esto coloca a Maduro en una posición menos fuerte que antes. Cualquier cosa que intente hacer de ahora en adelante tendrá que acordarla con la ANC. Ya no tenemos un presidente que decide ejecutivamente, sino en conjunto con esa instancia".

Si bien la Constituyente fue una propuesta desesperada de Maduro para salir de la crisis, el principal impulsor terminó siendo Cabello, que la vio como una oportunidad para tomar las riendas del gobierno. Cuando se dio cuenta del peligro que corría, el Presidente reaccionó y trató de ubicar el mayor número de personas de confianza en la ANC. Así se entiende la decisión de enviar a su esposa, Cilia Flores.

"La mayoría de los constituyentes terminaron siendo fichas asociadas a Maduro, así que uno podía olfatear que había ganado la batalla interna —continuó Siejas—. La presidenta, Delcy Rodríguez, es una persona cercana a él y es su puerta de entrada allí. Pero las señales que se ven desde los primeros días de funcionamiento de la ANC muestran que Diosdado tiene una influencia muy importante".

Ese poder de Cabello, capaz de desautorizar a Maduro, se vio claramente cuando se resolvió dónde iba a sesionar la ANC. El mandatario había dicho que el lugar sería la Casa Amarilla, sede del Ministerio de Relaciones Exteriores. Sin embargo, al día siguiente, terminó sesionando en un anexo de la Asamblea Nacional, como quería Diosdado.

La antropóloga Francine Jácome, directora ejecutiva del Instituto Venezolano de Estudios Sociales y Políticos, afirmó que, a pesar de que no controla a la junta directiva de la Constituyente, Cabello es "la voz cantante". No obstante, eso no significa que maneje todo a su antojo. "Indudablemente, la ANC tiene todo el poder, y es capaz hasta de destituir al presidente —dijo a Infobae—. Pero tenemos que tener en cuenta que la ANC fue una propuesta de Maduro para fortalecer sus políticas. Entonces no sería tan tajante, porque el Gobierno sigue siendo un actor fundamental, que entre otras cosas maneja los ingresos del petróleo y que tiene respaldo militar".

El futuro de la interna chavista

"La ANC aumenta la incertidumbre sobre el destino político de Venezuela. La interna pone al chavismo en un lugar peligroso, porque su fortaleza ha sido la cohesión, funcionar como un bloque más allá de las diferencias internas. Siempre hubo una cabeza al mando. En su momento fue Chávez, y luego Maduro. Pero ahora hay dos cabezas, y eso aumenta el riesgo de que crezcan las fricciones. Le abre una oportunidad a la oposición", dijo Seijas.

Lo que, por el momento, contiene el estallido de la guerra entre Diosdado y Maduro es la magnitud del movimiento de protesta y la legitimidad que ganó la oposición. Cualquier fisura podría ser utilizada en contra de un régimen que está cada vez más debilitado política y económicamente.

"Hasta ahora no hay claridad sobre si alguno tiene mayor poder que otro. Pero una hipótesis posible es que, ante la presión internacional y doméstica, han decidido mantener públicamente un frente unido. Porque si aflora una conflictividad entre ellos, como algunos supusieron que podía darse por el control de la ANC, empeoraría la situación del gobierno", señaló Jácome.

Por eso, hay algo en lo que maduristas y cabellistas están de acuerdo: la apuesta a aumentar la represión para terminar con toda forma de disidencia. "Claramente —continuó Jácome— la idea es quitarle todos los espacios a la oposición y al chavismo crítico. Esa es la finalidad de la ANC, y se vio con la destitución de la fiscal general, Luisa Ortega Díaz. Por otro lado, el TSJ está destituyendo a varios alcaldes opositores con la excusa de que no han controlado las protestas en sus municipios".

Todo indica que la disputa se mantendrá en las sombras durante los próximos meses, pero no será fácil que se disipe la amenaza de implosión en el chavismo. "Diosdado tiene que mantener el frente unido para sostener la estabilidad y no permitir que se abran grietas que podrían darle opciones a la oposición. Tiene mucho poder y está ganando mucha plata, pero no está dispuesto a desestabilizar al gobierno. Una pelea abierta entre ellos sería fatal", concluyó Bagley.

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