La vuelta del 4-3-3

Boca, Lanús, Argentinos, Chacarita... Los últimos equipos exitosos del fútbol argentino juegan con el mismo sistema táctico. La resurrección de un esquema que había quedado en el olvido.

Vicente Muglia @VicenMuglia
vmuglia@ole.com.ar
"El mayor mérito de Guardiola en el Barcelona fue haber recuperado el 4-3-3, un sistema táctico que había caducado en todo el mundo". El elogio partió de la boca de Ricardo La Volpe, consultado sobre el tema en el libro Che Pep. Y algo de razón tiene el Bigotón... Ese esquema, que tuvo su auge a nivel mundial y sobre todo en el fútbol argentino en las décadas del 70 y 80, había sucumbido primero ante la aparición del 4-3-1-2 y luego ante el fuerte surgimiento del 4-4-2. En el 2008, cuando Pep asumió en el Barsa, el módulo elegido por la mayoría de los entrenadores era el del doble cinco, con dos carrileros recorriendo las bandas, sin enganche ni extremos. Aquel equipo catalán provocó una revolución futbolística. Y como lo exitoso suele copiarse, varios apostaron por intentar imitar ese estilo, que incluía la resurrección de los extremos, aquellos viejos wines que marcaron toda una época en nuestro fútbol.


Argentina no quedó al margen de ese cambio de paradigma. En el 2013, el Newell's del Tata Martino se consagró campeón del torneo local con el 4-3-3, aunque Maxi Rodríguez y Tonso no fueran extremos "puros". Y de a poco, varios comenzaron a sumarse a la movida retro. A tal punto que hoy, al repasar los últimos equipos exitosos del fútbol argentino, todos coinciden en que utilizan dicho dibujo táctico. Boca y Lanús, los dos últimos equipos campeones del fútbol de Primera, y Argentinos y Chacarita, los dos recientemente ascendidos de la B Nacional. La excepción, como siempre ocurre a toda regla, es River, multicampeón internacional en el ciclo Gallardo y ganador de la última Copa Argentina, que comparte con los equipos mencionados el estilo ofensivo y protagónico aunque el parado sea diferente, sin extremos puntuales.

El 4-4-2 quedó en segundo plano pero no se baja de la pelea. Continúa vigente de la mano de Julio Falcioni, un especialista en dicho módulo. También lo sostienen Gustavo Alfaro, Ricardo Zielinski, Edgardo Bauza... Aunque es una realidad que fue perdiendo terreno en los últimos años. Al menos ya no goza de la popularidad de antaño.

En el medio de ambos sistemas casi antagónicos, se acomoda otro dibujo: el 4-2-3-1. El mismo fue utilizado por Guillermo Barros Schelotto en varios partidos del reciente campeonato, cuando tenía a Carlos Tevez y no quería prescindir de Darío Benedetto. Aunque el Melli sea un fanático de la primera hora del 4-3-3, que también usó en su ciclo en Lanús. Otro usuario del 4-3-3 como Ariel Holan, que paró así a su Defensa y Justicia, adoptó el 4-2-3-1 en su primer semestre en Independiente, un módulo que se observó mucho en el Talleres de Frank Kudelka y en el Estudiantes de Nelson Vivas, por citar dos casos.

El 4-3-3 de la actualidad, que implica el juego posicional, difiere del viejo 4-3-3 en cuanto a las funciones de los jugadores. Los wines de antes raramente cumplían roles defensivos. Sólo hacían "sombra" a la hora de recuperar. Los de ahora tienen una activa participación en la presión y en la ayuda a los mediocampistas para cortar el juego rival.

Ningún dibujo, está comprobado, es garantía de éxito. Tampoco un esquema determinado define con exactitud un estilo porque todo depende de las características y de la actitud de los futbolistas utilizados. Pero el 4-3-3, como símbolo de juego más ofensivo, protagónico y audaz, está de vuelta. Enhorabuena.

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