La 'guerrera' Inika McPherson llama la atención en la altura
La estadounidense, que estuvo 21 meses sancionada por doparse con un metabolizante de la cocaína y es pareja de la cuatrocentista Regina George, compitió en la final con la cara pintada y cubierta de tatuajes.
As.com
La final de altura de los Mundiales de Londres está siendo objeto de mucha expectación y no solo por el alto nivel de sus participantes. La estadounidense Inika McPherson ha llamado mucho la atención por el aspecto con el que ha participado. La saltadora, que estuvo sancionada 21 meses por doparse con un metabolizante de la cocaína, compitió con la cara pintada con dos franjas negras debajo de los ojos, el cuerpo cubierto de tatuajes y una cresta en la cabeza.
McPherson, nacida en Port Arthur hace casi 31 años, no pudo superar el listón colocado en 1,95, pese a que tiene como mejor marca personal 1,96, conseguida el pasado mes de julio en Moratalaz. Es pareja de la cuatrocentista y compatriota suya Regina George.
Uno de sus tatuajes, que es un retrato del dibujo animado Betty Boop, se lo hizo pintar por su madre, Symanthia, que la llevaba con ella al trabajo cuando era enfermera. Inika siempre quería estar con ella y le aguardaba viendo historietas del personaje televisivo en la sala de espera.
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La final de altura de los Mundiales de Londres está siendo objeto de mucha expectación y no solo por el alto nivel de sus participantes. La estadounidense Inika McPherson ha llamado mucho la atención por el aspecto con el que ha participado. La saltadora, que estuvo sancionada 21 meses por doparse con un metabolizante de la cocaína, compitió con la cara pintada con dos franjas negras debajo de los ojos, el cuerpo cubierto de tatuajes y una cresta en la cabeza.
McPherson, nacida en Port Arthur hace casi 31 años, no pudo superar el listón colocado en 1,95, pese a que tiene como mejor marca personal 1,96, conseguida el pasado mes de julio en Moratalaz. Es pareja de la cuatrocentista y compatriota suya Regina George.
Uno de sus tatuajes, que es un retrato del dibujo animado Betty Boop, se lo hizo pintar por su madre, Symanthia, que la llevaba con ella al trabajo cuando era enfermera. Inika siempre quería estar con ella y le aguardaba viendo historietas del personaje televisivo en la sala de espera.