La basura espacial nos va a dejar atrapados

Bruno Bayley
Infobae
Seríamos idiotas si sembráramos el espacio exterior con nuestras basuras. Pues lo somos.


La Humanidad se las ha apañado para obstruir las tuberías de la tierra, el mar y el aire con una miríada de desperdicios a cual más asqueroso, así que debería pensarse que seríamos idiotas si, además, sembráramos el espacio exterior con nuestras cagarrutas. Pues lo somos: el vacío que nos rodea se está llenando con rapidez de basura y restos. Si seguimos arrojando mierda a la última frontera a este ritmo, en el futuro vamos a tener graves problemas; entre ellos, la dificultad de que las naves espaciales atraviesen la nube de peligrosos detritos, haciendo casi imposible la exploración de la galaxia. La perspectiva de que los humanos nos quedemos atascados en la Tierra para siempre me llena de pavor, y como lo más probable es que acabe pasando decidí hablar con el astrofísico de la NASA Don Kessler –la primera persona que anunció los feos resultados de tener basura orbitando alrededor del planeta– para saber qué nos aguarda.

VICE: ¿Se pensó por un momento que la basura espacial podría ser un problema cuando se empezaron a poner satélites en órbita?
Don Kessler: No. De hecho, la mayoría creía en la teoría del Gran Cielo: que se podía enviar al espacio tanto material como se quisiera. Creían lanzar cosas al espacio profundo cuando en realidad se acumulaban en la órbita baja terrestre.

Y el peligro, por lo que sé, es que la situación se haga irreversible y la exploración espacial sea prácticamente imposible.
A largo plazo, sí. Pero aún estamos lejos de eso. La física de las cosas que hacen colisión a alta velocidad estipula que cada colisión crea aproximadamente 100 nuevos fragmentos lo bastante grandes como para causar daños graves a otros satélites. Y cuando un satélite se hace pedazos, pequeños fragmentos de éste se distribuyen por el espacio, lo cual supone una seria amenaza para las naves.

¿De qué tamaño hablamos? ¿El de una nuez, un tornillo?
Incluso más pequeños. Se tuvo que reemplazar una ventana de la lanzadera STS-7 porque una escama de pintura de una décima de milímetro de diámetro chocó contra ella, abriendo un agujero de cuatro o cinco milímetros. Suficiente para que fuera inseguro usar de nuevo la lanzadera sin sustituir antes la ventana.

Se tiene la imagen del espacio como un lugar en el que los objetos flotan pacíficamente, pero en realidad se mueven a gran velocidad, ¿no?
En efecto. Sólo para mantenerte en órbita tienes que moverte a una velocidad de 7 kilómetros por segundo. El hecho de que todos estos restos y desechos se muevan en círculo en direcciones diferentes implica que las colisiones se dan a velocidades entre los 0 y los 14 kilómetros por segundo. En 2009, el Iridium 33 y el Kosmos-2251 chocaron casi en ángulo recto, como dos coches en una intersección. Eso llamó la atención de todo el mundo, pero fue exactamente la clase de accidente que yo llevaba prediciendo desde 1978.

¿Cómo evitar llegar al punto de quedarnos atrapados en este planeta condenado?
Es similar al cambio climático: cuanto más tardemos en hacer algo, más difícil será revertirlo. Yo diría que podemos seguir haciendo lo mismo durante unos 100 años, después se convertirá en un problema. El momento de preocuparse de los restos que orbitan a baja altura es ahora.

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