García Linera ve dos ‘Achacachis’ en conflicto; a una tilda de tinte fascista

La Paz, Erbol
El vicepresidente Álvaro García Linera identificó a dos “Achacachis” en el actual conflicto, donde hay una clara diferenciación de intereses y de necesidades colectivas que están dando lugar a confrontaciones clasistas, ya no étnicas, al interior del municipio. Considera que los hechos ocurridos en febrero fueron de tinte fascista promovida por dirigentes que viven en el pueblo y no en las comunidades.


“Y es que quienes hoy están movilizados contra el alcalde, son precisamente los habitantes de la ciudad de Achacachi. En tanto que quienes lo respaldan, son las comunidades de Achacachi (…)Las críticas y denuncias hacia el actual alcalde, que constitucionalmente deben dirimirse en la justicia o en un referéndum, han avivado una latente escisión entre el pueblo de Achacachi respecto a las comunidades campesinas de Achacachi”, escribió en su muro de Facebook en un pronunciamiento titulado “Achacachi pueblo, Achacachi comunidad”.

García asegura que hoy, los habitantes de la ciudad de Achacachi y de las comunidades son enteramente aymaras; pero ya pertenecientes a distintas clases sociales. Mientras que en la ciudad de Achacachi están fundamentalmente comerciantes, transportistas, artesanos y una parte de profesores, muchos de ellos procedentes de las comunidades y en un claro proceso de enclasamiento social; en las comunidades viven principalmente campesinos, muchos de los cuales tienen oficios complementarios y temporales: obreros, albañiles, maestros, etc.

Sostiene que los protagonistas de las grandes movilizaciones contra la dictadura y, recientemente contra el neoliberalismo, han sido fundamentalmente de las comunidades campesinas. El Achacachi “rebelde e insurrecto” es el Achacachi de esas comunidades, aquellas que respaldaron con el 90% de los votos a Evo Morales y las que participaron en el reciente desfile cívico-militar.

El vicepresidente asegura que la derecha política no quiere entender, y por eso no comprende nada de lo que está pasando, es que las juntas de vecinos de Achacachi, en el mes de marzo, no solo quemaron la Alcaldía y la casa del alcalde, sino que además –y esto ha incrementado el distanciamiento entre comerciantes y campesinos– es que también han quemado la sede de la Federación Sindical de Trabajadores Campesinos de Omasuyos “Túpac Katari”, sedes sindicales es algo que solo lo hacían las dictaduras y, recientemente la Unión Juvenil Cruceñista, que el año 2008, en pleno golpe de Estado cívico prefectural quemó las sedes sindicales de los pueblos indígenas de tierras bajas, escribe el vicepresidente.

Dijo que esta acción de tinte fascista remató con la quema de una radioemisora. En represalia, las comunidades retomaron la antigua práctica del saqueo de tiendas, que fracturó aún más la relación campo-ciudad.

Lamentó que trotskistas, ambientalistas, indigenistas, “enceguecidos de odio contra Evo Morales, presidente aymara”, se hayan lanzado a los brazos de la derecha más cavernaria de Jorge “Tuto” Quiroga y Samuel Doria Medina, a quienes acusa de callar frente al hecho fascista buscan encauzar la movilización hacia una confrontación con el gobierno.

Para el García Linera, con esta manipulación política de un tema estrictamente municipal, han cerrado cualquier posibilidad de darle un tinte progresista, popular o revolucionario a sus imposturas y con el tiempo solo ha de quedar la obscenidad de haber respaldado y alentado actos fascistoides y antidemocráticos que hieren la experiencia y la memoria de lucha del pueblo boliviano y, en particular, del pueblo aymara.

Afirma que se trata de una nueva muestra del reciclamiento de una “derecha golpista, idiota, residual ” y de exdirigentes acusados de recibir sobornos –“duchazo” de por medio– de ministros de Banzer, y que hacen el ridículo papel de revolcarse “con poses orgásmicas” vociferando que lo de Achacachi es el inicio del divorcio entre el movimiento indígena aymara y el gobierno del presidente Evo; y que, incluso, ha llegado el momento de que se vaya.

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