El imán murió en la explosión de la casa de Alcanar
Es Satty ha sorprendido a los investigadores por el proceso de radicalización que ha protagonizado en los últimos años
Oriol Güell
Barcelona, El País
Las pruebas de ADN confirmaron este lunes una de las principales sospechas de los Mossos d’Esquadra y una de las mayores incógnitas pendientes de resolver en el caso: que Abdelbaki Es Satty, el imán de Ripoll, había fallecido en la explosión ocurrida en la casa de Alcanar la noche del pasado miércoles. Es Satty ha sorprendido a los investigadores por el proceso de radicalización que ha protagonizado en los últimos años y que ha pasado desapercibido a todos los servicios de inteligencia. Aunque su nombre salió a relucir en la desarticulación de otra importante célula terrorista en Vilanova i la Geltrú (Barcelona) en 2006, en la conocida como Operación Chacal —un primo suyo fue detenido y había convivido con otros implicados, uno de los cuales tenía en su poder una copia de documentos suyos— la fuerzas de seguridad no encontraron “absolutamente ningún vínculo de Es Satty con las actividades delictivas de la célula”, asegura un alto mando de la lucha antiterrorista.
Tras la Operación Chacal, de hecho, Es Satty se sumergió en el mundo del trapicheo y la pequeña delincuencia. En 2007 fue multado con 4.600 euros al ser sorprendido conduciendo una furgoneta cargada de chatarra en el punto kilométrico 282 de la autovía a-92, en la provincia de Granada. Transportaba una carga de casi casi 4,5 toneladas, casi 1.500 kilos más de lo permitido.
En 2010, fue detenido en Ceuta y condenado por tráfico de hachís, actividad que los islamistas repudian. Pasó cuatro años en la cárcel de Castellón, tras los que dio a su vida un giro hacia lo religioso. Volvió a Vilanova i la Geltrú y viajó luego a Bélgica, antes de recalar finalmente en Ripoll a finales de 2015.
Allí, en una localidad de apenas 10.000 habitantes situada en las estribaciones del Pirineo, Es Satty ha demostrado una gran habilidad para reclutar con gran discreción a un grupo de jóvenes aparentemente bien integrados y convertirlos en un peligroso grupo dispuesto a matar y morir por su fanatismo.
Los Mossos d’Esquadra informaron este lunes que desde la cárcel de Castellón, Es Satty no mantuvo ninguna relación con otros centros penitenciarios de Cataluña. Tampoco le consta a la policía catalana ningún vínculo con personas relacionadas con el terrorismo.
Oriol Güell
Barcelona, El País
Las pruebas de ADN confirmaron este lunes una de las principales sospechas de los Mossos d’Esquadra y una de las mayores incógnitas pendientes de resolver en el caso: que Abdelbaki Es Satty, el imán de Ripoll, había fallecido en la explosión ocurrida en la casa de Alcanar la noche del pasado miércoles. Es Satty ha sorprendido a los investigadores por el proceso de radicalización que ha protagonizado en los últimos años y que ha pasado desapercibido a todos los servicios de inteligencia. Aunque su nombre salió a relucir en la desarticulación de otra importante célula terrorista en Vilanova i la Geltrú (Barcelona) en 2006, en la conocida como Operación Chacal —un primo suyo fue detenido y había convivido con otros implicados, uno de los cuales tenía en su poder una copia de documentos suyos— la fuerzas de seguridad no encontraron “absolutamente ningún vínculo de Es Satty con las actividades delictivas de la célula”, asegura un alto mando de la lucha antiterrorista.
Tras la Operación Chacal, de hecho, Es Satty se sumergió en el mundo del trapicheo y la pequeña delincuencia. En 2007 fue multado con 4.600 euros al ser sorprendido conduciendo una furgoneta cargada de chatarra en el punto kilométrico 282 de la autovía a-92, en la provincia de Granada. Transportaba una carga de casi casi 4,5 toneladas, casi 1.500 kilos más de lo permitido.
En 2010, fue detenido en Ceuta y condenado por tráfico de hachís, actividad que los islamistas repudian. Pasó cuatro años en la cárcel de Castellón, tras los que dio a su vida un giro hacia lo religioso. Volvió a Vilanova i la Geltrú y viajó luego a Bélgica, antes de recalar finalmente en Ripoll a finales de 2015.
Allí, en una localidad de apenas 10.000 habitantes situada en las estribaciones del Pirineo, Es Satty ha demostrado una gran habilidad para reclutar con gran discreción a un grupo de jóvenes aparentemente bien integrados y convertirlos en un peligroso grupo dispuesto a matar y morir por su fanatismo.
Los Mossos d’Esquadra informaron este lunes que desde la cárcel de Castellón, Es Satty no mantuvo ninguna relación con otros centros penitenciarios de Cataluña. Tampoco le consta a la policía catalana ningún vínculo con personas relacionadas con el terrorismo.