El Barça se pone duro demasiado tarde

Santi Giménez, As
Que el Barça sobrevivirá a la marcha de Neymar está clarísimo, pero para ello va a tener que cambiar mucho el estilo de gestión que ha llevado a vivir tres semanas en las que el relato del club ha quedado arrinconado por la voluntad de actores externos que se han aprovechado del desconcierto e incredulidad reinante en la sala de juntas del club.


De esta experiencia con Neymar el Barça puede incluso sacar provecho deportivo, pero ha quedado marcado por una imagen de debilidad institucional que, según parece, ayer mismo empezó a corregirse.

Otros cracks se han marchado y la entidad no sólo se ha levantado sino que ha conseguido completar los mejores años de su historia. En este caso concreto, la salida del brasileño deja una suma descomunal de dinero que deberá invertirse con cabeza y sin prisa. Sigue teniendo el Barcelona un equipo fabuloso que puede apuntalarse muy bien con esos millones si se aplican los criterios del entrenador y no los de mercadotecnia. La responsabilidad de Valverde, Segura y Robert es máxima. Ahora hay que olvidarse de cromos que satisfagan a los socios y de fichajes mediáticos. Está el Barça ante una oportunidad única de demostrar que su estructura deportiva está a la altura de lo que se le exige.

A nivel directivo, sin duda ha faltado contundencia a lo largo del proceso. Ha dejado el Barça que esta crisis se relatara al ritmo que le ha interesado al París Saint-Germain, al jugador y a sus amigotes desde las redes sociales, que han llegado a trolear a todo un Barcelona.

Se ha echado de menos una posición pública de autoridad que desde el inicio dejara bien claro al jugador que "si no quieres estar aquí no pasa nada, traes la pasta y te marchas por donde viniste". Por contra, la imagen que se ha retransmitido es la de una entidad centenaria suplicando a un niño caprichoso que no se fuera para vergüenza de sus seguidores.

Parece que ahora, con el portazo ya dado, ha cambiado el guión. El club ha bloqueado los millones de la prima de renovación y se remite a la cláusula de rescisión del jugador. Tratan de ponerse duros. Puede que demasiado tarde, pero han de defender la dignidad de un club que está por encima de Neymar y también por encima de esta junta. Esperemos que este súbito ataque de dignidad no sea pasajero.

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