Del pánico a la Champions

Sufrimiento extremo del Sevilla, que vio como en el minuto 89 Emre topaba con el palo. El Basaksehir apretó hasta el final. Marcaron Escudero y Ben Yedder.

José María López Guerra
As
EI Sevilla estará en el sorteo de la fase de grupos de la Champions aunque poco le faltó para pegarse la madre de todos los bacatazos y quedar apeado de la máxima competición continental ante el desconocido Basaksehir. Bien está lo que bien acaba, aunque este Sevilla parece, de momento, estar para muy pocas cosas.


Porque el guión de lo visto hasta ahora se volvió a repetir. El Sevilla perdonó hasta en tres ocasiones en un inicio fulgurante y los turcos se adelantaron en el marcador en la primera que tuvieron por mediación de Elia. Adebayor salió de su posición de nueve, volvió loco a Lenglet y los mediocentros no supieron leer las ayudas. Transcurría el primer cuarto de hora del partido y el Sevilla no supo si nadar o guardar la ropa, lo que provocó los pitos de la afición.

Duende. Pero, como en la ida, Jesús Navas estaba para acudir al rescate. Le metió brío al segundo periodo y sirvió un pase templado maravilloso para que Escudero hiciera su segundo gol en Champions. Los turcos parecieron noqueados y la sensación aumentó cuando Nolito sentó en el suelo a Epureanu y le regaló el 2-1 a Ben Yedder. El sanluqueño no está a tono aún físicamente, todo lo contrario que Correa, su competencia en la izquierda. La diferencia, sin embargo, está en que Nolito, al contrario que Correa, siempre elige bien.

El Basaksehir se fue arriba ya sin nada que perder y el Sevilla pudo sentenciar. Nzonzi, con toda la portería para él, la tiró fuera. Los fantasmas empezaron a sobrevolar Nervión y se sentaron al lado de cada aficionado que acudió al estadio sevillista cuanto Visca empataba a dos. La jugada debió ser invalidada por un justo fuera de juego, pero los de Berizzo volvieron a defender horrible. Quedaba la falta al palo de Emre en el minuto 89, pero el destino no quiso ser cruel con un Sevilla que esta vez no vio castigada su inocencia. Estará en el sorteo tras un sufrimiento extremo.

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