Corea del Norte lanza un misil balístico que sobrevuela Japón
El primer ministro nipón califica el lanzamiento de "grave y sin precedentes". La Casa Blanca señala que "todas las opciones" están sobre la mesa
Xavier Fontdeglòria
Pekín, El País
Corea del Norte lanzó este martes un misil balístico de alcance intermedio que sobrevoló Japón y cayó en el Pacífico Norte. Se trata de la enésima prueba de armamento realizada por Pyongyang, que durante los últimos años ha acelerado el desarrollo de su programa nuclear a pesar de la presión ejercida por la comunidad internacional. El desafío fue mayor esta vez porque el proyectil recorrió más distancia de lo habitual y cruzó territorio de un país ajeno, algo que no ocurría desde 2012. El primer ministro nipón, Shinzo Abe, ya ha pedido una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que se llevará a cabo este martes en Nueva York.
La Casa Blanca, por su parte, emitió un comunicado en el que señalaba que "todas las opciones" están sobre la mesa. "Estas actos amenazantes y desestabilizadores solo aumentan el aislamiento del régimen norcoreano en la región y el resto del mundo", agregaba la declaración del presidente Donald Trump.
El misil se lanzó alrededor de las 5.57 horas (20.57 GMT del lunes) desde Sunan, un área muy próxima a la capital, Pyongyang. El cohete voló unos 2.700 kilómetros y alcanzó una altitud máxima de unos 550 kilómetros, según datos del Ejército de Corea del Sur citados por la agencia Yonhap. Cruzó los cielos de la isla de Hokkaido, situada en el norte del archipiélago japonés, y cayó al mar a unos 1.200 kilómetros al este del territorio nipón.
El ministro portavoz del Gobierno japonés, Yoshihide Suga, aseguró que el lanzamiento no ocasionó ningún daño y que las Fuerzas de Autodefensa, que tienen desplegadas en el territorio varias baterías para interceptar misiles a raíz de la amenaza norcoreana, no intentaron derribar el cohete.
No es la primera vez que un proyectil norcoreano atraviesa los cielos del país: el último lo hizo en 2012, cuando Pyongyang disparó un cohete cuya trayectoria sobrevoló las pequeñas islas de Okinawa. También sucedió en 2009 y en 1998, pero en todos estos casos el régimen norcoreano alegó que se trataba de cohetes para supuestamente poner en órbita satélites y había avisado con antelación de que los iba a lanzar. No fue así en esta ocasión, porque el disparo tiene objetivos militares.
Para Cheng Xiaohe, profesor de la Escuela de Estudios Internacionales de la Universidad de Renmin, el lanzamiento responde a tres motivos. Uno, "probar los misiles de medio y largo alcance en una trayectoria estándar para que lleguen más lejos", algo que prácticamente no se ha hecho. Dos, "mostrar que estos misiles, disparados hacia otra dirección, serían capaces de llegar a Guam", una pequeña isla estadounidense en el Pacífico que alberga importantes bases militares y que ha sido señalada en varias ocasiones por el régimen norcoreano. Y tres, amenazar a Japón por su apoyo a Estados Unidos y a las sanciones impuestas por la ONU: "Si los proyectiles pueden sobrevolar el país, no sería un problema atacar su territorio".
Lo habitual en las pruebas de misiles realizadas por Corea del Norte hasta ahora era que los proyectiles de medio y largo alcance volaran dibujando una trayectoria prácticamente vertical. Tras alcanzar una altura muy elevada, volvían a entrar en la atmósfera y caían en aguas del mar de Japón, a unos centenares de kilómetros de donde se habían lanzado. Este martes, sin embargo, el misil voló a una altitud significativamente menor y recorrió una distancia de unos 2.700 kilómetros.
Abe consideró el lanzamiento "una amenaza seria, grave y sin precedentes" y mantuvo una conversación telefónica con el presidente estadounidense, Donald Trump, sobre lo ocurrido. Ambos coincidieron en convocar cuanto antes una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, según informó la agencia japonesa Kyodo, que se celebrará este mismo martes. También acordaron "aumentar la presión" contra el régimen, algo que por el momento no solamente no ha llevado a Kim Jong-un a abandonar sus planes de desarrollar armas nucleares, sino que los ha acelerado.
China, a través de la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, aseguró en este sentido que "los hechos han demostrado que la presión y las sanciones no pueden resolver el problema" e instó a las partes a sentarse a negociar.
El lanzamiento ocurre apenas dos días después de que se dispararan otros tres misiles balísticos de corto alcance que cayeron en aguas del mar de Japón (mar del Este para las Coreas), unas pruebas que se han convertido en algo habitual especialmente en momentos de tensión en la península. Los Ejércitos de Corea del Sur y Estados Unidos se encuentran estos días llevando a cabo maniobras militares conjuntas, unos ejercicios que irritan enormemente a Pyongyang y a los que el régimen acostumbra a responder con pruebas de armamento.
Los medios estatales de Corea del Norte no informaron aún de este último ensayo. Sin embargo, el embajador norcoreano ante Naciones Unidas, Han Tae-song, dijo en Ginebra que su país "tiene sobradas razones para responder con duras medidas en el ejercicio de su derecho a la autodefensa" y acusó a Estados Unidos de "conducir a la península a un nivel de explosión extremo" por los ejercicios militares conjuntos entre Washington y Seúl. "Los EE. UU. deben ser responsables de las catastróficas consecuencias que conllevarán sus acciones", aseguró, sin referirse directamente a este último lanzamiento.
Corea del Sur respondió al último desafío norcoreano con ejercicios de bombardeos aéreos cerca de la llamada Zona Desmilitarizada, la frontera que separa ambos países, con el objetivo de "mejorar las capacidades de destruir al liderazgo enemigo" en caso de emergencia, informa Yonhap. La operación se puso en marcha después de que el presidente surcoreano, Moon Jae-in, ordenara a las tropas "demostrar su fuerza y capacidad de tomar represalias".
Corea del Norte justifica su escalada nuclear y militar por la necesidad de defenderse de lo que considera movimientos provocadores de Corea del Sur y Estados Unidos. Tras haber lanzado con éxito en julio dos misiles de alcance intercontinental con capacidad, según los analistas, de alcanzar territorio estadounidense, la ONU aprobó una nueva ronda de sanciones económicas que provocaron una reacción airada del régimen. Pyongyang y Washington se enzarzaron después en una cadena de amenazas verbales cuyo punto álgido fue la intención, por parte de Corea del Norte, de lanzar varios misiles dirección Guam. Kim Jong-un pospuso finalmente este supuesto plan alegando la grave tensión existente en la península y optó por "observar un poco más" los movimientos de Estados Unidos antes de actuar, según informó la propaganda norcoreana.
Para los analistas es también relevante que el proyectil se haya disparado desde un área cercana a la capital que no forma parte de las habituales zonas de lanzamiento. "Están mostrando al exterior que son capaces de disparar en cualquier momento y que cuentan con plataformas móviles para hacerlo desde cualquier lugar. También que su tecnología de misiles balísticos ha mejorado y que, si les atacan primero, tienen la capacidad de responder", apunta Cheng.
Xavier Fontdeglòria
Pekín, El País
Corea del Norte lanzó este martes un misil balístico de alcance intermedio que sobrevoló Japón y cayó en el Pacífico Norte. Se trata de la enésima prueba de armamento realizada por Pyongyang, que durante los últimos años ha acelerado el desarrollo de su programa nuclear a pesar de la presión ejercida por la comunidad internacional. El desafío fue mayor esta vez porque el proyectil recorrió más distancia de lo habitual y cruzó territorio de un país ajeno, algo que no ocurría desde 2012. El primer ministro nipón, Shinzo Abe, ya ha pedido una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que se llevará a cabo este martes en Nueva York.
La Casa Blanca, por su parte, emitió un comunicado en el que señalaba que "todas las opciones" están sobre la mesa. "Estas actos amenazantes y desestabilizadores solo aumentan el aislamiento del régimen norcoreano en la región y el resto del mundo", agregaba la declaración del presidente Donald Trump.
El misil se lanzó alrededor de las 5.57 horas (20.57 GMT del lunes) desde Sunan, un área muy próxima a la capital, Pyongyang. El cohete voló unos 2.700 kilómetros y alcanzó una altitud máxima de unos 550 kilómetros, según datos del Ejército de Corea del Sur citados por la agencia Yonhap. Cruzó los cielos de la isla de Hokkaido, situada en el norte del archipiélago japonés, y cayó al mar a unos 1.200 kilómetros al este del territorio nipón.
El ministro portavoz del Gobierno japonés, Yoshihide Suga, aseguró que el lanzamiento no ocasionó ningún daño y que las Fuerzas de Autodefensa, que tienen desplegadas en el territorio varias baterías para interceptar misiles a raíz de la amenaza norcoreana, no intentaron derribar el cohete.
No es la primera vez que un proyectil norcoreano atraviesa los cielos del país: el último lo hizo en 2012, cuando Pyongyang disparó un cohete cuya trayectoria sobrevoló las pequeñas islas de Okinawa. También sucedió en 2009 y en 1998, pero en todos estos casos el régimen norcoreano alegó que se trataba de cohetes para supuestamente poner en órbita satélites y había avisado con antelación de que los iba a lanzar. No fue así en esta ocasión, porque el disparo tiene objetivos militares.
Para Cheng Xiaohe, profesor de la Escuela de Estudios Internacionales de la Universidad de Renmin, el lanzamiento responde a tres motivos. Uno, "probar los misiles de medio y largo alcance en una trayectoria estándar para que lleguen más lejos", algo que prácticamente no se ha hecho. Dos, "mostrar que estos misiles, disparados hacia otra dirección, serían capaces de llegar a Guam", una pequeña isla estadounidense en el Pacífico que alberga importantes bases militares y que ha sido señalada en varias ocasiones por el régimen norcoreano. Y tres, amenazar a Japón por su apoyo a Estados Unidos y a las sanciones impuestas por la ONU: "Si los proyectiles pueden sobrevolar el país, no sería un problema atacar su territorio".
Lo habitual en las pruebas de misiles realizadas por Corea del Norte hasta ahora era que los proyectiles de medio y largo alcance volaran dibujando una trayectoria prácticamente vertical. Tras alcanzar una altura muy elevada, volvían a entrar en la atmósfera y caían en aguas del mar de Japón, a unos centenares de kilómetros de donde se habían lanzado. Este martes, sin embargo, el misil voló a una altitud significativamente menor y recorrió una distancia de unos 2.700 kilómetros.
Abe consideró el lanzamiento "una amenaza seria, grave y sin precedentes" y mantuvo una conversación telefónica con el presidente estadounidense, Donald Trump, sobre lo ocurrido. Ambos coincidieron en convocar cuanto antes una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, según informó la agencia japonesa Kyodo, que se celebrará este mismo martes. También acordaron "aumentar la presión" contra el régimen, algo que por el momento no solamente no ha llevado a Kim Jong-un a abandonar sus planes de desarrollar armas nucleares, sino que los ha acelerado.
China, a través de la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, aseguró en este sentido que "los hechos han demostrado que la presión y las sanciones no pueden resolver el problema" e instó a las partes a sentarse a negociar.
El lanzamiento ocurre apenas dos días después de que se dispararan otros tres misiles balísticos de corto alcance que cayeron en aguas del mar de Japón (mar del Este para las Coreas), unas pruebas que se han convertido en algo habitual especialmente en momentos de tensión en la península. Los Ejércitos de Corea del Sur y Estados Unidos se encuentran estos días llevando a cabo maniobras militares conjuntas, unos ejercicios que irritan enormemente a Pyongyang y a los que el régimen acostumbra a responder con pruebas de armamento.
Los medios estatales de Corea del Norte no informaron aún de este último ensayo. Sin embargo, el embajador norcoreano ante Naciones Unidas, Han Tae-song, dijo en Ginebra que su país "tiene sobradas razones para responder con duras medidas en el ejercicio de su derecho a la autodefensa" y acusó a Estados Unidos de "conducir a la península a un nivel de explosión extremo" por los ejercicios militares conjuntos entre Washington y Seúl. "Los EE. UU. deben ser responsables de las catastróficas consecuencias que conllevarán sus acciones", aseguró, sin referirse directamente a este último lanzamiento.
Corea del Sur respondió al último desafío norcoreano con ejercicios de bombardeos aéreos cerca de la llamada Zona Desmilitarizada, la frontera que separa ambos países, con el objetivo de "mejorar las capacidades de destruir al liderazgo enemigo" en caso de emergencia, informa Yonhap. La operación se puso en marcha después de que el presidente surcoreano, Moon Jae-in, ordenara a las tropas "demostrar su fuerza y capacidad de tomar represalias".
Corea del Norte justifica su escalada nuclear y militar por la necesidad de defenderse de lo que considera movimientos provocadores de Corea del Sur y Estados Unidos. Tras haber lanzado con éxito en julio dos misiles de alcance intercontinental con capacidad, según los analistas, de alcanzar territorio estadounidense, la ONU aprobó una nueva ronda de sanciones económicas que provocaron una reacción airada del régimen. Pyongyang y Washington se enzarzaron después en una cadena de amenazas verbales cuyo punto álgido fue la intención, por parte de Corea del Norte, de lanzar varios misiles dirección Guam. Kim Jong-un pospuso finalmente este supuesto plan alegando la grave tensión existente en la península y optó por "observar un poco más" los movimientos de Estados Unidos antes de actuar, según informó la propaganda norcoreana.
Para los analistas es también relevante que el proyectil se haya disparado desde un área cercana a la capital que no forma parte de las habituales zonas de lanzamiento. "Están mostrando al exterior que son capaces de disparar en cualquier momento y que cuentan con plataformas móviles para hacerlo desde cualquier lugar. También que su tecnología de misiles balísticos ha mejorado y que, si les atacan primero, tienen la capacidad de responder", apunta Cheng.