Casemiro vale por dos
El mediocentro, indiscutible desde el golpe de timón que el técnico dio tras perder su primer derbi, volvió a brillar y a marcar en una final europea.
Mario de la Riva
As
En apenas veinte minutos una tormenta se desató sobre el Manchester United en Skopje: el huracán Casemiro. Ese fue el tiempo que le bastó al brasileño para inscribir su nombre con letras de oro en otra final europea del Real Madrid. En sus funciones de mediocentro, desbarató dos ocasiones claras del equipo de Mourinho y luego se disfrazó de delantero: reventó un balón en el larguero y envió otro alto antes de batir a De Gea.
Casemiro volvió a demostrar en la Supercopa de Europa su condición de indispensable en el once de Zidane. Ese inicio de furia fue sólo el principio de otro partido casi impecable del mediocentro. Exceptuando los suplentes del Real Madrid, firmó el mejor porcentaje de acierto de pases del partido (57 de 58, 98,3%). Kroos, Modric, Ramos e Isco completaron más, pero con un ratio de éxito menor. El alemán y el croata se nutrieron de la distribución de juego del paulista (recibieron diez y ocho balones respectivamente) y también conectaron de vuelta con él: le surtieron de ocho pases cada uno.
El partido de Supercopa ratificó la sintonía de Casemiro y su entrenador. Zidane ha potenciado las virtudes del centrocampista, que en su día no terminó de convencer a Ancelotti, hasta el punto de tener que salir cedido, y generó ciertas dudas a Benítez. Con Zizou las cosas cambiaron. Suplente en los primeros partidos tras su llegada, Casemiro se hizo fijo tras el golpe de timón que el francés dio después de perder en el Bernabéu su primer derbi contra el Atlético.
Desde entonces, el Real Madrid solo ha perdido seis partidos con él en el campo y no ha parado de coleccionar títulos: dos Champions, otras tantas Supercopas de Europa, una Liga, el Mundial de Clubes... Una Liga que ya era esquiva cuando llegó Zidane y la Copa de la que le apartó el Celta la pasada temporada son las únicas máculas de la relación francobrasileña.
Casemiro.
Sólo la unidad B le ha apartado del once en el último año y medio. En su evolución, Casemiro se ha animado a mirar a la portería rival. No tenía ningún gol con el primer equipo hasta que llegó Zizou. Y en la segunda mitad de la temporada pasada eclosionó: cuatro goles en Liga, uno al Nápoles y otro en la final de Cardiff para reencarrilar la Duodécima.
El regreso a la competición resucitó la leyenda de Casemito. A la vuelta de la esquina le espera el Barcelona en la Supercopa de España. Valverde y los azulgranas ya saben cómo se las gasta: les marcó en sus últimos enfrentamientos con ambos.
Mario de la Riva
As
En apenas veinte minutos una tormenta se desató sobre el Manchester United en Skopje: el huracán Casemiro. Ese fue el tiempo que le bastó al brasileño para inscribir su nombre con letras de oro en otra final europea del Real Madrid. En sus funciones de mediocentro, desbarató dos ocasiones claras del equipo de Mourinho y luego se disfrazó de delantero: reventó un balón en el larguero y envió otro alto antes de batir a De Gea.
Casemiro volvió a demostrar en la Supercopa de Europa su condición de indispensable en el once de Zidane. Ese inicio de furia fue sólo el principio de otro partido casi impecable del mediocentro. Exceptuando los suplentes del Real Madrid, firmó el mejor porcentaje de acierto de pases del partido (57 de 58, 98,3%). Kroos, Modric, Ramos e Isco completaron más, pero con un ratio de éxito menor. El alemán y el croata se nutrieron de la distribución de juego del paulista (recibieron diez y ocho balones respectivamente) y también conectaron de vuelta con él: le surtieron de ocho pases cada uno.
El partido de Supercopa ratificó la sintonía de Casemiro y su entrenador. Zidane ha potenciado las virtudes del centrocampista, que en su día no terminó de convencer a Ancelotti, hasta el punto de tener que salir cedido, y generó ciertas dudas a Benítez. Con Zizou las cosas cambiaron. Suplente en los primeros partidos tras su llegada, Casemiro se hizo fijo tras el golpe de timón que el francés dio después de perder en el Bernabéu su primer derbi contra el Atlético.
Desde entonces, el Real Madrid solo ha perdido seis partidos con él en el campo y no ha parado de coleccionar títulos: dos Champions, otras tantas Supercopas de Europa, una Liga, el Mundial de Clubes... Una Liga que ya era esquiva cuando llegó Zidane y la Copa de la que le apartó el Celta la pasada temporada son las únicas máculas de la relación francobrasileña.
Casemiro.
Sólo la unidad B le ha apartado del once en el último año y medio. En su evolución, Casemiro se ha animado a mirar a la portería rival. No tenía ningún gol con el primer equipo hasta que llegó Zizou. Y en la segunda mitad de la temporada pasada eclosionó: cuatro goles en Liga, uno al Nápoles y otro en la final de Cardiff para reencarrilar la Duodécima.
El regreso a la competición resucitó la leyenda de Casemito. A la vuelta de la esquina le espera el Barcelona en la Supercopa de España. Valverde y los azulgranas ya saben cómo se las gasta: les marcó en sus últimos enfrentamientos con ambos.