Cada víctima del atentado yihadista de Mánchester recibirá 270.000 euros de donaciones
El fondo We Love Manchester ya ha donado 76.000 euros a los parientes de los 22 fallecidos
Patricia Tubella
Londres, El País
El impacto entre el público británico del atentado terrorista de Mánchester el pasado mayo va a traducirse en una compensación para cada una de las familias de las víctimas que se cifra en unos 270.000 euros, gracias a las donaciones privadas que acabarán sumándose a la preceptiva compensación del Estado. Las dramáticas consecuencias de la acción de un solo individuo, un atacante yihadista de 22 años que detonó una bomba en el recinto donde acababa de actuar la estrella musical estadounidense Ariana Grande, también engloban a los 57 asistentes al concierto que acabaron requiriendo una asistencia hospitalaria de urgencia y que serán compensadas, al menos en lo práctico, a razón de 60.000 libras por herido.
Esa movilización a favor de los damnificados de un evento festivo que acabó en tragedia, al atrapar la detonación de la bomba a los niños y adolescentes que acudieron con sus padres a jalear a Grande, contrasta a día de hoy con la desasistencia que sufren los supervivientes del incendio acaecido en la londinense torre de Grenfell tan sólo un mes más tarde. Una buena parte de los supervivientes de aquel horror en el rascacielos, que al menos se cobró 80 víctimas mortales (y cuyas circunstancias impedirán probablemente a identificar a la totalidad de muertos en el siniestro), permanecen alojados en hoteles habilitados con carácter temporal y sin perspectivas inmediatas de recuperar su antigua vida. Sólo una pequeña fracción de los 18,9 millones de libras recabados en concepto de ayudas para las familias que escaparon del infierno de la torre ha sido hasta ahora distribuida, según el registro de las ONG que operan su asistencia a las víctimas de aquella tragedia.
En un claro contraste, el seguimiento de aquellos miembros del público que el pasado 22 de mayo acudieron al concierto de Ariana Grande en Mánchester (norte de Inglaterra), para acabar heridos graves, o los más afortunados sólo ligeramente lesionados, a consecuencia de la bomba adosada en el cuerpo de un lobo solitario del terrorismo, ha permitido a los gestores de las donaciones, We Love Manchester Emergency, identificar a 96 personas que requirieron una hospitalización de entre una noche y una semana. Percibirá cada uno de ellos la suma de 3.500 libras, aunque el montante se ampliará en el caso de que las heridas sufridas se revelen de mayor envergadura.
El desembolso de un cuarto de millón de libras por familia damnificada procede de la generosidad del un publico conmovido por la imagen de tantos adolescentes de Mánchester y otros lugares de Reino Unido que sólo querían disfrutar con Ariana Grande. La artista estadounidense regresó al poco del atentado en la gran ciudad del norte de Inglaterra y, con su concierto benéfico de entonces, consiguió recaudaciones millonarias que nunca suplirán el trauma de los supervivientes, pero sí permitirá el tratamiento de sus heridas físicas. Porque las psicológicas y emocionales no pueden paliarse a fuerza de talonario.
Patricia Tubella
Londres, El País
El impacto entre el público británico del atentado terrorista de Mánchester el pasado mayo va a traducirse en una compensación para cada una de las familias de las víctimas que se cifra en unos 270.000 euros, gracias a las donaciones privadas que acabarán sumándose a la preceptiva compensación del Estado. Las dramáticas consecuencias de la acción de un solo individuo, un atacante yihadista de 22 años que detonó una bomba en el recinto donde acababa de actuar la estrella musical estadounidense Ariana Grande, también engloban a los 57 asistentes al concierto que acabaron requiriendo una asistencia hospitalaria de urgencia y que serán compensadas, al menos en lo práctico, a razón de 60.000 libras por herido.
Esa movilización a favor de los damnificados de un evento festivo que acabó en tragedia, al atrapar la detonación de la bomba a los niños y adolescentes que acudieron con sus padres a jalear a Grande, contrasta a día de hoy con la desasistencia que sufren los supervivientes del incendio acaecido en la londinense torre de Grenfell tan sólo un mes más tarde. Una buena parte de los supervivientes de aquel horror en el rascacielos, que al menos se cobró 80 víctimas mortales (y cuyas circunstancias impedirán probablemente a identificar a la totalidad de muertos en el siniestro), permanecen alojados en hoteles habilitados con carácter temporal y sin perspectivas inmediatas de recuperar su antigua vida. Sólo una pequeña fracción de los 18,9 millones de libras recabados en concepto de ayudas para las familias que escaparon del infierno de la torre ha sido hasta ahora distribuida, según el registro de las ONG que operan su asistencia a las víctimas de aquella tragedia.
En un claro contraste, el seguimiento de aquellos miembros del público que el pasado 22 de mayo acudieron al concierto de Ariana Grande en Mánchester (norte de Inglaterra), para acabar heridos graves, o los más afortunados sólo ligeramente lesionados, a consecuencia de la bomba adosada en el cuerpo de un lobo solitario del terrorismo, ha permitido a los gestores de las donaciones, We Love Manchester Emergency, identificar a 96 personas que requirieron una hospitalización de entre una noche y una semana. Percibirá cada uno de ellos la suma de 3.500 libras, aunque el montante se ampliará en el caso de que las heridas sufridas se revelen de mayor envergadura.
El desembolso de un cuarto de millón de libras por familia damnificada procede de la generosidad del un publico conmovido por la imagen de tantos adolescentes de Mánchester y otros lugares de Reino Unido que sólo querían disfrutar con Ariana Grande. La artista estadounidense regresó al poco del atentado en la gran ciudad del norte de Inglaterra y, con su concierto benéfico de entonces, consiguió recaudaciones millonarias que nunca suplirán el trauma de los supervivientes, pero sí permitirá el tratamiento de sus heridas físicas. Porque las psicológicas y emocionales no pueden paliarse a fuerza de talonario.