ATLETISMO | Una keniana 'comprada' por Bahrein ganó la maratón
Rose Chelimo se impuso con un tiempo de 2h 27:11, de escasa calidad, a Edna Kiplagat, teniente de policía. Marta Esteban, primera española.
Ángel Cruz
As
Bahrain podrá presumir de tener una campeona mundial de maratón, pero Rose Chelimo es una keniana de pura cepa, nacida en las altiplanicies de Eldoret, comprada por los petrodólares del Golfo Pérsico para engrandecer artificialmente un atletismo que allí no existe. Dejó atrás a su excompatriota Edna Kiplagat, una mujer de 37 años, teniente de policía y una de las mejores especialistas de los últimos años: campeona en los Mundiales de Daegu 2011 y Moscú 2013 y quinta en Pekín 2015. Y ahora, una plata.
La prueba resultó un tanto extraña. Desde instantes después del disparo de salida se puso en cabeza la portuguesa Ribeiro, mujer sin ninguna posibilidad, que abrió una brecha considerable. Las demás sabían que aquello eran fuegos de artificio que dejaron apagar.
Más tarde se distanció la estadounidense Amy Cragg, lo que era ya cosa más seria, pero también fue cazada, esta vez con más empeño que en el anterior caso.
Se formó un grupo de ocho, en la que ella era la única blanca. Luego otro de cuatro, y rápidamente el cuarteto se dividió en dos parejas: por delante Rosa Chelimo y Edna Kiplagat, algo más atrás Cragg y Flomena Cheyech Daniel.
En el dúo delantero tiró Kiplagat, que pareció distanciarse, pero Chelimo, menos elegante, más tosca, recechaba, aprovechó el momento oportuno y cuando quedaba poco para la meta se fue en solitario. Su rival no podía responder.
Chelimo, que fue octava en Río, acabó en 2h 27:11, marca muy pobre para un Mundial. Kiplagat entró diecisiete segundos después y Amy Cragg logró el bronce (2h 27:18), en una demostración de que, a pesar del habitual dominio africano, Estados Unidos, el país con más corredores del mundo, tiene algo que decir de vez en cuando. Allí nació la maratonmanía.
Mare Dibaba, la campeona mundial vigente hasta ahora, acabó en la novena posición, con 2h 28.49.
La primera española fue Marta Esteban, 21ª con 2h 33:37, seguida por Paula González, 46ª con 2h 42:47, y Marisa Casanueva, 78ª, en un tiempo de 3h 05:03.
Ángel Cruz
As
Bahrain podrá presumir de tener una campeona mundial de maratón, pero Rose Chelimo es una keniana de pura cepa, nacida en las altiplanicies de Eldoret, comprada por los petrodólares del Golfo Pérsico para engrandecer artificialmente un atletismo que allí no existe. Dejó atrás a su excompatriota Edna Kiplagat, una mujer de 37 años, teniente de policía y una de las mejores especialistas de los últimos años: campeona en los Mundiales de Daegu 2011 y Moscú 2013 y quinta en Pekín 2015. Y ahora, una plata.
La prueba resultó un tanto extraña. Desde instantes después del disparo de salida se puso en cabeza la portuguesa Ribeiro, mujer sin ninguna posibilidad, que abrió una brecha considerable. Las demás sabían que aquello eran fuegos de artificio que dejaron apagar.
Más tarde se distanció la estadounidense Amy Cragg, lo que era ya cosa más seria, pero también fue cazada, esta vez con más empeño que en el anterior caso.
Se formó un grupo de ocho, en la que ella era la única blanca. Luego otro de cuatro, y rápidamente el cuarteto se dividió en dos parejas: por delante Rosa Chelimo y Edna Kiplagat, algo más atrás Cragg y Flomena Cheyech Daniel.
En el dúo delantero tiró Kiplagat, que pareció distanciarse, pero Chelimo, menos elegante, más tosca, recechaba, aprovechó el momento oportuno y cuando quedaba poco para la meta se fue en solitario. Su rival no podía responder.
Chelimo, que fue octava en Río, acabó en 2h 27:11, marca muy pobre para un Mundial. Kiplagat entró diecisiete segundos después y Amy Cragg logró el bronce (2h 27:18), en una demostración de que, a pesar del habitual dominio africano, Estados Unidos, el país con más corredores del mundo, tiene algo que decir de vez en cuando. Allí nació la maratonmanía.
Mare Dibaba, la campeona mundial vigente hasta ahora, acabó en la novena posición, con 2h 28.49.
La primera española fue Marta Esteban, 21ª con 2h 33:37, seguida por Paula González, 46ª con 2h 42:47, y Marisa Casanueva, 78ª, en un tiempo de 3h 05:03.