Un supuesto exespía soviético participó en la reunión del hijo de Trump con la abogada rusa
Rinat Akhmetshin asistió al encuentro de junio de 2016 para hablar presuntamente de información comprometedora sobre Clinton
Joan Faus
Washington, El País
La cascada de revelaciones no cesa. Rinat Akhmetshin, un lobista ruso-estadounidense acusado de ser un exespía soviético, reconoció este viernes que participó en la reunión en junio de 2016 del hijo de Donald Trump con una abogada rusa que le había ofrecido información comprometedora sobre Hillary Clinton.
Hasta ahora, se desconocía que una sexta persona había acudido a la reunión. Donald Jr., el hijo mayor del presidente estadounidense, no reveló el nombre de Akhmetshin en los continuos cambios de versión que ha dado desde el sábado sobre el contenido de ese encuentro, al que asistieron también Jared Kushner, yerno de Trump, y Paul Manafort, entonces jefe de campaña del republicano.
Akhmetshin confirmó a la agencia Associated Press su presencia en la reunión, en la Torre Trump de Nueva York, pero no especificó cuál era su función. El lobista, según la cadena NBC, trabajó como analista de inteligencia de la Unión Soviética antes de emigrar a EE UU. Él lo niega tajantemente, pero funcionarios estadounidenses sospechan de que puede tener lazos con los servicios de inteligencia rusos.
La presencia de Akhmetshin solo hace que alimentar la especulación sobre la conexión rusa de la campaña de Trump. Un fiscal especial y dos comités del Congreso investigan si el equipo del republicano se coordinó con el Kremlin en la injerencia rusa durante la campaña electoral, cuyo objetivo era ayudar a Trump a ganar las elecciones presidenciales del pasado noviembre mediante la difusión de información comprometedora sobre la demócrata Clinton. El republicano lo niega y dice ser objeto de la “mayor caza de brujas” de la historia estadounidense.
Según los correos electrónicos difundidos el martes por Trump Jr., un agente musical de una familia acaudalada rusa amiga de los Trump le contactó el 3 de junio de 2016 para contarle que, a través del fiscal general ruso, tenía datos sobre unos supuestos lazos de Clinton en Rusia. “Esto es obviamente información de muy alto nivel y sensible pero es parte del apoyo de Rusia y de su Gobierno por el señor Trump”, escribió Rob Goldstone, agente de Emin Agalarov, una estrella de pop en Rusia que conoce a Trump a raíz del concurso de Miss Universo que se celebró en Moscú en 2013.
El primogénito se mostró encantado de recibir la información y organizó un encuentro, el 9 de junio, con Natalia Veselnitskaya, que el agente describió como una “abogada del Gobierno ruso”, un extremo que ella niega. Según la versión de Trump Jr., la reunión fue un fracaso porque no se le ofreció ninguna información relevante sobre Clinton y acabaron hablando de otros asuntos.
Akhmetshin explicó a Associated Press que Trump Jr. le pidió a la abogada si tenía pruebas de fondos irregulares de dinero hacia el Comité Nacional Demócrata, pero ella dijo que no tenía esa información, lo que desalentó al primogénito. El lobista asegura que Veselnitskaya llevó a la reunión una carpeta con documentos, pero que desconoce cuál era el contenido, quién se los había dado y si se los entregó al equipo de Trump. Como han hecho todos los implicados en el caso, Akhmetshin alega que el encuentro “no fue sustancial” y que esperaba una discusión “más seria”.
"Lazos con la inteligencia rusa"
Las sospechas sobre si Akhmetshin es un espía ruso arreciaron el pasado abril. El republicano Charles Grassley, presidente del Comité Judicial del Senado, escribió una carta al secretario de Seguridad Nacional, John Kelly, pidiendo información sobre el lobista. Lo describió como un “inmigrante ruso a Estados Unidos que ha sido acusado de actuar como un agente no registrado para intereses rusos y aparentemente tiene lazos con la inteligencia rusa”.
Akhmetshin hizo lobby el año pasado contra la tramitación, el pasado agosto, de una ley que autorizó a la Casa Blanca a congelar activos y denegar visados a extranjeros relacionados con casos de corrupción y violación de derechos humanos. Está relacionada con la ley Magnitsky de 2012 que lleva el nombre de un ciudadano ruso que murió encarcelado.
Akhmetshin fue acusado de no registrarse como agente extranjero cuando hizo lobby en contra de esa ley. Según la abogada que se reunió con el hijo de Trump, en el encuentro de junio de 2016 hablaron de la ley Magnitsky. Moscú está obsesionado con la derogación de esa norma.
Como en una novela de intriga, el papel de Akhmetshin es todavía más enigmático. En su carta al secretario de Seguridad Interior, el senador Grassley asegura que el lobista también trabajó para Fusion GPS, la empresa que elaboró, a través de un exespía británico, un presunto informe que alega que Trump es objeto de chantaje ruso porque Moscú tiene información comprometedora sobre él y que su equipo colaboró con la injerencia electoral del Kremlin.
Joan Faus
Washington, El País
La cascada de revelaciones no cesa. Rinat Akhmetshin, un lobista ruso-estadounidense acusado de ser un exespía soviético, reconoció este viernes que participó en la reunión en junio de 2016 del hijo de Donald Trump con una abogada rusa que le había ofrecido información comprometedora sobre Hillary Clinton.
Hasta ahora, se desconocía que una sexta persona había acudido a la reunión. Donald Jr., el hijo mayor del presidente estadounidense, no reveló el nombre de Akhmetshin en los continuos cambios de versión que ha dado desde el sábado sobre el contenido de ese encuentro, al que asistieron también Jared Kushner, yerno de Trump, y Paul Manafort, entonces jefe de campaña del republicano.
Akhmetshin confirmó a la agencia Associated Press su presencia en la reunión, en la Torre Trump de Nueva York, pero no especificó cuál era su función. El lobista, según la cadena NBC, trabajó como analista de inteligencia de la Unión Soviética antes de emigrar a EE UU. Él lo niega tajantemente, pero funcionarios estadounidenses sospechan de que puede tener lazos con los servicios de inteligencia rusos.
La presencia de Akhmetshin solo hace que alimentar la especulación sobre la conexión rusa de la campaña de Trump. Un fiscal especial y dos comités del Congreso investigan si el equipo del republicano se coordinó con el Kremlin en la injerencia rusa durante la campaña electoral, cuyo objetivo era ayudar a Trump a ganar las elecciones presidenciales del pasado noviembre mediante la difusión de información comprometedora sobre la demócrata Clinton. El republicano lo niega y dice ser objeto de la “mayor caza de brujas” de la historia estadounidense.
Según los correos electrónicos difundidos el martes por Trump Jr., un agente musical de una familia acaudalada rusa amiga de los Trump le contactó el 3 de junio de 2016 para contarle que, a través del fiscal general ruso, tenía datos sobre unos supuestos lazos de Clinton en Rusia. “Esto es obviamente información de muy alto nivel y sensible pero es parte del apoyo de Rusia y de su Gobierno por el señor Trump”, escribió Rob Goldstone, agente de Emin Agalarov, una estrella de pop en Rusia que conoce a Trump a raíz del concurso de Miss Universo que se celebró en Moscú en 2013.
El primogénito se mostró encantado de recibir la información y organizó un encuentro, el 9 de junio, con Natalia Veselnitskaya, que el agente describió como una “abogada del Gobierno ruso”, un extremo que ella niega. Según la versión de Trump Jr., la reunión fue un fracaso porque no se le ofreció ninguna información relevante sobre Clinton y acabaron hablando de otros asuntos.
Akhmetshin explicó a Associated Press que Trump Jr. le pidió a la abogada si tenía pruebas de fondos irregulares de dinero hacia el Comité Nacional Demócrata, pero ella dijo que no tenía esa información, lo que desalentó al primogénito. El lobista asegura que Veselnitskaya llevó a la reunión una carpeta con documentos, pero que desconoce cuál era el contenido, quién se los había dado y si se los entregó al equipo de Trump. Como han hecho todos los implicados en el caso, Akhmetshin alega que el encuentro “no fue sustancial” y que esperaba una discusión “más seria”.
"Lazos con la inteligencia rusa"
Las sospechas sobre si Akhmetshin es un espía ruso arreciaron el pasado abril. El republicano Charles Grassley, presidente del Comité Judicial del Senado, escribió una carta al secretario de Seguridad Nacional, John Kelly, pidiendo información sobre el lobista. Lo describió como un “inmigrante ruso a Estados Unidos que ha sido acusado de actuar como un agente no registrado para intereses rusos y aparentemente tiene lazos con la inteligencia rusa”.
Akhmetshin hizo lobby el año pasado contra la tramitación, el pasado agosto, de una ley que autorizó a la Casa Blanca a congelar activos y denegar visados a extranjeros relacionados con casos de corrupción y violación de derechos humanos. Está relacionada con la ley Magnitsky de 2012 que lleva el nombre de un ciudadano ruso que murió encarcelado.
Akhmetshin fue acusado de no registrarse como agente extranjero cuando hizo lobby en contra de esa ley. Según la abogada que se reunió con el hijo de Trump, en el encuentro de junio de 2016 hablaron de la ley Magnitsky. Moscú está obsesionado con la derogación de esa norma.
Como en una novela de intriga, el papel de Akhmetshin es todavía más enigmático. En su carta al secretario de Seguridad Interior, el senador Grassley asegura que el lobista también trabajó para Fusion GPS, la empresa que elaboró, a través de un exespía británico, un presunto informe que alega que Trump es objeto de chantaje ruso porque Moscú tiene información comprometedora sobre él y que su equipo colaboró con la injerencia electoral del Kremlin.