Un ejecutivo de Wall Street para la propaganda de la Casa Blanca
Anthony Scaramucci, de 53 años, fue donante de las candidaturas de Barack Obama y Hillary Clinton y criticó con dureza a Donald Trump
Sandro Pozzi
Nueva York, El País
El nuevo responsable de dirigir la maquinaria propagandística de la Casa Blanca es un hombre con tres décadas de carrera en Wall Street. Anthony Scaramucci empezó trabajando para Goldman Sachs, el banco de inversión más influyente en el mundo de las finanzas, y es el fundador del fondo especulativo SkyBridge Capital, que está en proceso de vender desde que entró en el equipo del presidente Donald Trump.
Scaramucci se puso el mes pasado al frente del US Export-Import Bank, una agencia que asiste a las empresas que tienen operaciones en el exterior. Durante el proceso de traspaso de poderes de la Administración Obama y la futura de Trump fue una figura permanente en la Torre Trump, donde se encargaba ya de mantener una comunicación directa con los medios que se instalaron en la entrada.
La política, sin embargo, tiene sus matices. Antes dejar el mundo de las finanzas para ponerse al servicio de Donald Trump, apoyó con su fortuna y sus contactos las candidaturas de Jeb Bush y de Scott Walker. Y también realizó diferentes donaciones a las campañas de políticos demócratas, como Barack Obama, John Kerry y la propia Hillary Clinton. Pero eso no es un problema para el presiente.
Anthony Scaramucci, que se muestra muy confiado ante las cámaras, empezó a trabajar para Goldman Sachs al graduarse de la Escuela de Derecho de Harvard. Le echaron del banco y volvieron a contratarle. El abogado fundó SkyBridge Capital en 2005. Es un hedge fund que invierte fondos de clientes que no cuentan con el patrimonio suficiente para entrar en las grandes firmas y que vendió a la filial del conglomerado chino HNA Group.
También es el fundador de SALT, una conferencia que cada año reúne a gestores de fondos en el hotel Bellagio de Las Vegas. Pero sobretodo era conocido en los círculos financieros porque le encantaba atraer la atención de la prensa y utilizaba sus apariciones en televisión para promocionarse. Como él mismo admitió en un evento público, siempre tuvo claro que quería ser un vendedor.
Comentarista
La imagen de Scaramucci en la Casa Blanca, de hecho, es surrealista vista desde el parqué neoyorquino, donde estaban más acostumbrados a escuchar sus opiniones de inversión en programas que asesoran a la audiencias, como Fast Money de la cadena CNBC o en el programa que el mismo dirigía en Fox Business. Poco a poco se fue introduciendo en el mundo de la política con sus comentarios.
Su figura fue objeto de controversia a raíz de una información de la cadena CNN en la que aseguraba que el ejecutivo estuvo en contacto con el Kremlin días antes de las elecciones. La historia resultó ser falsa y los tres periodistas fueron despedidos. El desliz dio nuevos argumentos a Trump para atacar la prensa. Pero el nuevo director de comunicación llega con la mano tendida para rebajar la tensión.
Anthony Scaramucci, de 53 años de edad, conoció al presidente cuando trabajaba para Goldman Sachs. Coincidió un par de veces con el empresario en eventos. Pero establecieron un contacto más estrecho cuando el financiero participaba en el equipo que recaudaba fondos para la campaña presidencial de Mitt Romney. Organizaron varios eventos en la residencia de Donald Trump en Manhattan.
Críticas a Trump
“Quiero al presidente”, dijo en varias ocasiones durante la rueda de prensa en la que se presentó como nuevo director de comunicación de la Casa Blanca. También destacó su capacidad para llegar al público con su mensaje y la maestría con la que maneja los medios sociales. Pero no siempre fue así. Scaramucci llegó a acusar durante la campaña a Trump de ser “antiamericano” y un “hacker político”.
El financiero hizo estos comentarios en la cadena conservadora Fox, una en las que hizo de comentarista. Se defendía de los comentarios que hizo el entonces candidato contra los gestores de fondos. “Quizás va a nombrar a Elizabeth Warren para que le acompañe en la campaña como vicepresidente”, comentó. La senadora demócrata es de lejos la que más carga contra las prácticas de las firmas financieras
Sandro Pozzi
Nueva York, El País
El nuevo responsable de dirigir la maquinaria propagandística de la Casa Blanca es un hombre con tres décadas de carrera en Wall Street. Anthony Scaramucci empezó trabajando para Goldman Sachs, el banco de inversión más influyente en el mundo de las finanzas, y es el fundador del fondo especulativo SkyBridge Capital, que está en proceso de vender desde que entró en el equipo del presidente Donald Trump.
Scaramucci se puso el mes pasado al frente del US Export-Import Bank, una agencia que asiste a las empresas que tienen operaciones en el exterior. Durante el proceso de traspaso de poderes de la Administración Obama y la futura de Trump fue una figura permanente en la Torre Trump, donde se encargaba ya de mantener una comunicación directa con los medios que se instalaron en la entrada.
La política, sin embargo, tiene sus matices. Antes dejar el mundo de las finanzas para ponerse al servicio de Donald Trump, apoyó con su fortuna y sus contactos las candidaturas de Jeb Bush y de Scott Walker. Y también realizó diferentes donaciones a las campañas de políticos demócratas, como Barack Obama, John Kerry y la propia Hillary Clinton. Pero eso no es un problema para el presiente.
Anthony Scaramucci, que se muestra muy confiado ante las cámaras, empezó a trabajar para Goldman Sachs al graduarse de la Escuela de Derecho de Harvard. Le echaron del banco y volvieron a contratarle. El abogado fundó SkyBridge Capital en 2005. Es un hedge fund que invierte fondos de clientes que no cuentan con el patrimonio suficiente para entrar en las grandes firmas y que vendió a la filial del conglomerado chino HNA Group.
También es el fundador de SALT, una conferencia que cada año reúne a gestores de fondos en el hotel Bellagio de Las Vegas. Pero sobretodo era conocido en los círculos financieros porque le encantaba atraer la atención de la prensa y utilizaba sus apariciones en televisión para promocionarse. Como él mismo admitió en un evento público, siempre tuvo claro que quería ser un vendedor.
Comentarista
La imagen de Scaramucci en la Casa Blanca, de hecho, es surrealista vista desde el parqué neoyorquino, donde estaban más acostumbrados a escuchar sus opiniones de inversión en programas que asesoran a la audiencias, como Fast Money de la cadena CNBC o en el programa que el mismo dirigía en Fox Business. Poco a poco se fue introduciendo en el mundo de la política con sus comentarios.
Su figura fue objeto de controversia a raíz de una información de la cadena CNN en la que aseguraba que el ejecutivo estuvo en contacto con el Kremlin días antes de las elecciones. La historia resultó ser falsa y los tres periodistas fueron despedidos. El desliz dio nuevos argumentos a Trump para atacar la prensa. Pero el nuevo director de comunicación llega con la mano tendida para rebajar la tensión.
Anthony Scaramucci, de 53 años de edad, conoció al presidente cuando trabajaba para Goldman Sachs. Coincidió un par de veces con el empresario en eventos. Pero establecieron un contacto más estrecho cuando el financiero participaba en el equipo que recaudaba fondos para la campaña presidencial de Mitt Romney. Organizaron varios eventos en la residencia de Donald Trump en Manhattan.
Críticas a Trump
“Quiero al presidente”, dijo en varias ocasiones durante la rueda de prensa en la que se presentó como nuevo director de comunicación de la Casa Blanca. También destacó su capacidad para llegar al público con su mensaje y la maestría con la que maneja los medios sociales. Pero no siempre fue así. Scaramucci llegó a acusar durante la campaña a Trump de ser “antiamericano” y un “hacker político”.
El financiero hizo estos comentarios en la cadena conservadora Fox, una en las que hizo de comentarista. Se defendía de los comentarios que hizo el entonces candidato contra los gestores de fondos. “Quizás va a nombrar a Elizabeth Warren para que le acompañe en la campaña como vicepresidente”, comentó. La senadora demócrata es de lejos la que más carga contra las prácticas de las firmas financieras