Trump amenaza con nuevas sanciones a Irán pese a mantener el acuerdo sobre programa nuclear
EEUU, AFP
En línea con su antecesor, Donald Trump decidió mantener el acuerdo sobre el programa nuclear iraní, aunque el presidente estadounidense impondrá nuevas sanciones a Teherán por sus misiles balísticos y sus acciones en Medio Oriente.
El acuerdo sobre el programa nuclear iraní, un éxito de la diplomacia de Barack Obama y de la política internacional de no proliferación, fue firmado el 14 de julio de 2015 en Viena por Irán y las grandes potencias (Estados Unidos, Rusia, China, Francia, Reino Unido y Alemania).
Durante su campaña electoral, Trump había denunciado este acuerdo (conocido por su acrónimo JCPOA -Joint Comprehensive Plan of Action-) y prometido renegociarlo y ser más duro con Irán.
Pero el lunes, su gobierno admitió que Teherán “cumple las condiciones” del texto, que prevé un control internacional de la naturaleza pacífica del programa nuclear a cambio de un levantamiento progresivo de las sanciones que pesan sobre la economía iraní.
Desde que el acuerdo entró en vigor, el 16 de enero de 2016, la administración estadounidense debe “certificarlo” cada 90 días ante el Congreso, es decir, acreditar que Teherán respeta los términos.
Acuerdo “certificado”
El Gobierno de Trump lo “certificó” por primera vez en abril y tenía que volver a hacerlo el lunes. En mayo, el mandatario republicano ya había dado continuidad a la política de su antecesor demócrata de levantamiento de las sanciones vinculadas con el programa nuclear.
No obstante, el Ejecutivo lanzó en la primavera boreal una revisión de su postura sobre el JCPOA que sigue en curso.
Pero Trump se abstiene por el momento de salir de este importante texto para la diplomacia internacional y la no proliferación, negociado durante tres años tras varios periodos de crisis.
La decisión positiva era ampliamente esperada, ya que Washington no quería arriesgarse a darle la espalda a los otros signatarios. Además, la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), órgano de la ONU que vigila el JCPOA, había felicitado en junio a Irán por el respeto de los compromisos adquiridos.
Estos son el desmantelamiento de dos tercios de sus centrifugadoras, la renuncia al 98% de sus existencias sensibles de uranio y el hormigonado del núcleo de su reactor de aguas pesadas.
Las relaciones con Irán, no obstante, volvieron a tensarse y la justicia iraní condenó el fin de semana a un estadounidense a 10 años de prisión por “infiltración”.
Nuevas sanciones
Como consecuencia, Washington indicó, como ya hiciera en mayo, que impondrá otras sanciones punitivas a Irán por sus misiles balísticos y sus acciones “desestabilizadoras” en Medio Oriente.
“Esperamos implementar nuevas sanciones relacionadas con el programa de misiles balísticos de Irán y el programa de embarcaciones rápidas”, informó un responsable de la Casa Blanca.
“Irán sigue siendo una de las amenazas más peligrosas para los intereses de Estados Unidos y la estabilidad regional”, añadió.
El Senado ya había votado en junio un proyecto de ley para castigar a Irán por su “apoyo a los actos terroristas internacionales”, continuando con la linea mantenida desde 1984 por el Departamento de Estado de considerar que la potencia regional chiita es un “Estado patrocinador del terrorismo”.
Trump había contradicho la política de Barack Obama al reforzar sus vínculos con Arabia Saudita, rival sunita de Irán. Washington acusa a Teherán desde hace seis meses de ser una “amenaza” regional, que “desestabiliza” directamente o a través de grupos “terroristas” a Siria, Irak, Yemen o Líbano.
Para el ministro de Relaciones Exteriores iraní, Mohamad Javad Zarif, quien pasó el lunes por la sede de la ONU en Nueva York, la administración Trump envía “señales contradictorias” sobre la voluntad de Estados Unidos de respetar el acuerdo a largo plazo.
Por su parte, el Parlamento iraní comenzó a estudiar este martes una ley para reforzar el programa balístico y la fuerza Qods de los Guardianes de la Revolución -fuerzas de élite del ejército encargadas de las operaciones exteriores, sobre todo en Siria- para luchar contra las acciones “terroristas” de Washington.
“El mensaje es claro y los estadounidenses deben comprenderlo. Lo que están haciendo está dirigido contra el pueblo iraní y el Parlamento lo resistirá con todas sus fuerzas”, declaró el presidente de la asamblea, Ali Larijani.
El JCPOA cuenta no obstante con numerosos partidarios en Washington, ya seas demócratas o republicanos.
En línea con su antecesor, Donald Trump decidió mantener el acuerdo sobre el programa nuclear iraní, aunque el presidente estadounidense impondrá nuevas sanciones a Teherán por sus misiles balísticos y sus acciones en Medio Oriente.
El acuerdo sobre el programa nuclear iraní, un éxito de la diplomacia de Barack Obama y de la política internacional de no proliferación, fue firmado el 14 de julio de 2015 en Viena por Irán y las grandes potencias (Estados Unidos, Rusia, China, Francia, Reino Unido y Alemania).
Durante su campaña electoral, Trump había denunciado este acuerdo (conocido por su acrónimo JCPOA -Joint Comprehensive Plan of Action-) y prometido renegociarlo y ser más duro con Irán.
Pero el lunes, su gobierno admitió que Teherán “cumple las condiciones” del texto, que prevé un control internacional de la naturaleza pacífica del programa nuclear a cambio de un levantamiento progresivo de las sanciones que pesan sobre la economía iraní.
Desde que el acuerdo entró en vigor, el 16 de enero de 2016, la administración estadounidense debe “certificarlo” cada 90 días ante el Congreso, es decir, acreditar que Teherán respeta los términos.
Acuerdo “certificado”
El Gobierno de Trump lo “certificó” por primera vez en abril y tenía que volver a hacerlo el lunes. En mayo, el mandatario republicano ya había dado continuidad a la política de su antecesor demócrata de levantamiento de las sanciones vinculadas con el programa nuclear.
No obstante, el Ejecutivo lanzó en la primavera boreal una revisión de su postura sobre el JCPOA que sigue en curso.
Pero Trump se abstiene por el momento de salir de este importante texto para la diplomacia internacional y la no proliferación, negociado durante tres años tras varios periodos de crisis.
La decisión positiva era ampliamente esperada, ya que Washington no quería arriesgarse a darle la espalda a los otros signatarios. Además, la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), órgano de la ONU que vigila el JCPOA, había felicitado en junio a Irán por el respeto de los compromisos adquiridos.
Estos son el desmantelamiento de dos tercios de sus centrifugadoras, la renuncia al 98% de sus existencias sensibles de uranio y el hormigonado del núcleo de su reactor de aguas pesadas.
Las relaciones con Irán, no obstante, volvieron a tensarse y la justicia iraní condenó el fin de semana a un estadounidense a 10 años de prisión por “infiltración”.
Nuevas sanciones
Como consecuencia, Washington indicó, como ya hiciera en mayo, que impondrá otras sanciones punitivas a Irán por sus misiles balísticos y sus acciones “desestabilizadoras” en Medio Oriente.
“Esperamos implementar nuevas sanciones relacionadas con el programa de misiles balísticos de Irán y el programa de embarcaciones rápidas”, informó un responsable de la Casa Blanca.
“Irán sigue siendo una de las amenazas más peligrosas para los intereses de Estados Unidos y la estabilidad regional”, añadió.
El Senado ya había votado en junio un proyecto de ley para castigar a Irán por su “apoyo a los actos terroristas internacionales”, continuando con la linea mantenida desde 1984 por el Departamento de Estado de considerar que la potencia regional chiita es un “Estado patrocinador del terrorismo”.
Trump había contradicho la política de Barack Obama al reforzar sus vínculos con Arabia Saudita, rival sunita de Irán. Washington acusa a Teherán desde hace seis meses de ser una “amenaza” regional, que “desestabiliza” directamente o a través de grupos “terroristas” a Siria, Irak, Yemen o Líbano.
Para el ministro de Relaciones Exteriores iraní, Mohamad Javad Zarif, quien pasó el lunes por la sede de la ONU en Nueva York, la administración Trump envía “señales contradictorias” sobre la voluntad de Estados Unidos de respetar el acuerdo a largo plazo.
Por su parte, el Parlamento iraní comenzó a estudiar este martes una ley para reforzar el programa balístico y la fuerza Qods de los Guardianes de la Revolución -fuerzas de élite del ejército encargadas de las operaciones exteriores, sobre todo en Siria- para luchar contra las acciones “terroristas” de Washington.
“El mensaje es claro y los estadounidenses deben comprenderlo. Lo que están haciendo está dirigido contra el pueblo iraní y el Parlamento lo resistirá con todas sus fuerzas”, declaró el presidente de la asamblea, Ali Larijani.
El JCPOA cuenta no obstante con numerosos partidarios en Washington, ya seas demócratas o republicanos.