Sentenciado injustamente por feminicidio pide indemnización económica
Ramírez tuvo una reunión hoy con el ministro de Justicia, Héctor Arce.
ABI
Reynaldo Ramírez Cala, sentenciado injustamente a 30 años de prisión sin derecho a indulto por el feminicidio de Verónica Menacho Chilo, demandó el lunes una indemnización económica por el daño que le causaron el fiscal y dos jueces de Santa Cruz, al haberlo condenado siendo inocente.
"Estamos haciendo un proceso penal al Fiscal y dos jueces para el resarcimiento económico, porque me provocaron un grave daño a mi imagen, a mi honor, psicológico, a mi familia", afirmó tras una reunión con el ministro de Justicia, Héctor Arce.
Ratificó que los agentes policiales que le aprehendieron le hicieron daño, tomando en cuenta que le quisieron inculpar a golpes por un delito que no cometió, sin tomar en cuenta que él trabajaba en una planta termoeléctrica en Montero cuando el hecho ocurrió en la ciudad de Santa Cruz.
Además, dijo que tiene certificados que establecen que el día del feminicidio se encontraba hospitalizado por un accidente.
Ramírez dijo que "está muy mal", que cambió su vida desde que le aprehendieron y lo encarcelaron injustamente en el centro penitenciario de Palmasola.
"Ya no soy el mismo de antes, me dolió mucho estar preso dos años y dos meses, fue muy largo y un infierno. Los jueces me apuñalaron por la espalda", sustentó.
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Reynaldo Ramírez Cala, sentenciado injustamente a 30 años de prisión sin derecho a indulto por el feminicidio de Verónica Menacho Chilo, demandó el lunes una indemnización económica por el daño que le causaron el fiscal y dos jueces de Santa Cruz, al haberlo condenado siendo inocente.
"Estamos haciendo un proceso penal al Fiscal y dos jueces para el resarcimiento económico, porque me provocaron un grave daño a mi imagen, a mi honor, psicológico, a mi familia", afirmó tras una reunión con el ministro de Justicia, Héctor Arce.
Ratificó que los agentes policiales que le aprehendieron le hicieron daño, tomando en cuenta que le quisieron inculpar a golpes por un delito que no cometió, sin tomar en cuenta que él trabajaba en una planta termoeléctrica en Montero cuando el hecho ocurrió en la ciudad de Santa Cruz.
Además, dijo que tiene certificados que establecen que el día del feminicidio se encontraba hospitalizado por un accidente.
Ramírez dijo que "está muy mal", que cambió su vida desde que le aprehendieron y lo encarcelaron injustamente en el centro penitenciario de Palmasola.
"Ya no soy el mismo de antes, me dolió mucho estar preso dos años y dos meses, fue muy largo y un infierno. Los jueces me apuñalaron por la espalda", sustentó.