Redada en China contra la secta que cree que Jesús se reencarnó en una mujer

Dos de sus miembros fueron condenados a muerte tras golpear a una mujer hasta matarla después de que esta se negara a darles su número de teléfono

Xavier Fontdeglòria
Pekín, El País
La Policía china detuvo el miércoles a 18 personas por formar parte, supuestamente, de un culto religioso prohibido en el gigante asiático y que está perseguido por las autoridades. Se trata de la Iglesia del Dios Todopoderoso, una secta que nació a principios de los noventa en el país y que cree que Jesús se ha reencarnado en una mujer china "para salvar el mundo del apocalipsis". Los arrestos se produjeron en el condado de Changxing, en la provincia oriental de Zhejiang, tras una investigación de las fuerzas de seguridad, según informa la agencia oficial Xinhua. La policía incautó varios ordenadores portátiles y libros "utilizados por el culto para difundir información".


Conocido en mandarín como Quannengshen, las actividades del grupo suscitaron un rechazo masivo entre la opinión pública al publicarse, en 2014, un vídeo en las redes sociales en el que cinco miembros de la secta golpeaban a una mujer de 35 años hasta la muerte en un restaurante de comida rápida después de que esta se negara a darles su número de teléfono. Tras el incidente, varios miembros fueron detenidos y dos ellos fueron sentenciados a muerte y ejecutados poco después. En la sentencia judicial, los acusados alegaron que la víctima "estaba poseída por un espíritu maligno". "Era un demonio y teníamos que acabar con ella", dijo una de las condenadas.

Solo hay una persona que dice tener contacto con la mujer en la que, según la secta, se ha reencarnado Jesús. Se trata de Zhao Weishan, un hombre oriundo de la provincia de Henan que fundó el culto hace más de 25 años y que actualmente vive en Estados Unidos. La Iglesia del Dios Todopoderoso, desde sus representantes en el exilio, ha criticado en varias ocasiones al Partido Comunista chino, acusándolo de persecución por motivos políticos. En su página web, denuncia que las autoridades han torturado a varios de sus miembros.

Según la policía china, la financiación de esta secta depende principalmente de las donaciones de sus miembros. "Cuanto más alta es la cantidad, más derechos consigue la persona dentro del grupo y puede escalar posiciones", explicaron las autoridades, según recoge Xinhua. Pekín, antes incluso del incidente de 2014, ha defendido que la organización es ilegal porque "aísla a los miembros de sus familiares y amigos y los presiona para que donen dinero a cambio de su salvación". Cientos de personas han sido detenidas en redadas por todo el país durante los últimos años por supuestamente formar parte del grupo.

"Cada uno de los miembros estaba dispuesto a donar su dinero, y las cantidades oscilaban entre 10.000 yuanes (1.270 euros) hasta decenas de miles de yuanes", explicó Dong Jianfeng, jefe de policía del condado. "Algunos de sus familiares han sufrido accidentes desafortunados y muchos están deprimidos".

China garantiza, sobre el papel, la libertad religiosa de sus ciudadanos, pero cuenta con una lista de cultos prohibidos al no estar controlados por el Partido Comunista. Entre ellos está también Falun Gong, un culto con miles de seguidores sobre todo en el exilio que se define como una "práctica espiritual" pero que Pekín califica de "secta satánica".

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