Qatar entrega a Kuwait su respuesta a las exigencias de Arabia Saudí
Riad y sus aliados estudiarán la réplica de Doha en una reunión en El Cairo el próximo miércoles
Ángeles Espinosa
Dubái, El País
Qatar ha transmitido este lunes su respuesta a la lista de 13 exigencias de Arabia Saudí y sus aliados para poner fin al boicot a que le someten desde hace un mes, según ha informado el Ministerio de Exteriores catarí. La comunicación, en una carta del emir Tamim cuyo contenido se desconoce, ha sido entregada por el ministro de Exteriores, el jeque Mohamed Bin Abdulrahman al Thani, al emir de Kuwait en su calidad de mediador. Ahora se espera que los cuatro países que han desatado la crisis diplomática estudien la réplica catarí en una reunión que sus ministros de Exteriores el miércoles en El Cairo.
La entrega de la misiva ha sido recibida en Kuwait con “un cierto sentido de alivio, teñido precaución”, en palabras de Saad al Saeedi, corresponsal de la cadena Al Jazeera. “Está claro que se está logrando un avance; algunas de las demandas podrían abordarse”, ha añadido sin precisar cuáles. Resulta difícil ver qué progreso es posible cuando ninguna de las partes ha mostrado hasta ahora ninguna señal de compromiso. El jeque Mohamed ha dicho que las exigencias estaban “pensadas para ser rechazadas” y sus rivales han insistido en que son “innegociables”.
Desde que el pasado 5 de junio, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos (EAU), Bahréin y Egipto cortaran lazos diplomáticos con Qatar, vienen sometiendo a su vecino a un boicot comercial que incluye el cierre de fronteras y la suspensión de conexiones aéreas y marítimas. Pero si esos países pensaban que el aislamiento iba a poner a Doha de rodillas ante el coste económico y social, sus cálculos han fallado. La enorme riqueza del gas así como el inmediato envío de alimentos por parte de Turquía e Irán, le han permitido aguantar el tirón. Por ahora.
Todos los implicados, excepto Egipto, son miembros del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), el único bloque económico que funciona en el mundo árabe. La crisis, la mayor que afronta el grupo desde que Saddam Husein invadió Kuwait en el verano de 1990, amenaza no solo a la economía catarí, sino a las seis petromonarquías en un momento de bajos precios del crudo. Si se prolonga podría terminar afectando a las obras del Mundial de 2022.
Además, el rifirrafe ha desatado una ola de nacionalismo que ha unido a los cataríes en torno a su emir. Una efigie suya, obra de un artista local, decora coches, escaparates y fachadas de edificios. Numerosos internautas incluso la han colocado en lugar de sus fotos de perfil en las redes sociales. Mientras, los insultos y amenazas (incluso llamamientos a su muerte) lanzados por algunos usuarios de los países del boicot están creando una brecha sin precedentes entre poblaciones que hasta hace un mes se consideraban hermanas.
Riad y sus aliados acusan a Qatar de apoyar el terrorismo e interferir en sus asuntos internos, algo que Doha rechaza con vehemencia. Entre las demandas que le presentaron el pasado 22 para acabar con su boicot, destacan el cierre de la cadena Al Jazeera, la reducción de relaciones con Irán y la clausura de la base militar que Turquía está construyendo en territorio catarí. Le dieron diez días para responder, un plazo que vencía el domingo a medianoche y que extendieron 48 horas a petición de Kuwait.
“No han convencido y han puesto incómodo a todo el mundo”, aseguran a EL PAÍS fuentes diplomáticas europeas en la zona, revelando el escepticismo que suscitan las acusaciones. Critican además el uso de instrumentos diplomáticos anticuados. “La retirada de embajadores y los ultimatos no dejan margen de maniobra para la negociación. Dan la impresión de haber actuado de forma improvisada”, señalan. Tal vez sea precisamente la falta de simpatías en las cancillerías occidentales lo que obligue finalmente a las partes a encontrar una salida negociada.
Ángeles Espinosa
Dubái, El País
Qatar ha transmitido este lunes su respuesta a la lista de 13 exigencias de Arabia Saudí y sus aliados para poner fin al boicot a que le someten desde hace un mes, según ha informado el Ministerio de Exteriores catarí. La comunicación, en una carta del emir Tamim cuyo contenido se desconoce, ha sido entregada por el ministro de Exteriores, el jeque Mohamed Bin Abdulrahman al Thani, al emir de Kuwait en su calidad de mediador. Ahora se espera que los cuatro países que han desatado la crisis diplomática estudien la réplica catarí en una reunión que sus ministros de Exteriores el miércoles en El Cairo.
La entrega de la misiva ha sido recibida en Kuwait con “un cierto sentido de alivio, teñido precaución”, en palabras de Saad al Saeedi, corresponsal de la cadena Al Jazeera. “Está claro que se está logrando un avance; algunas de las demandas podrían abordarse”, ha añadido sin precisar cuáles. Resulta difícil ver qué progreso es posible cuando ninguna de las partes ha mostrado hasta ahora ninguna señal de compromiso. El jeque Mohamed ha dicho que las exigencias estaban “pensadas para ser rechazadas” y sus rivales han insistido en que son “innegociables”.
Desde que el pasado 5 de junio, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos (EAU), Bahréin y Egipto cortaran lazos diplomáticos con Qatar, vienen sometiendo a su vecino a un boicot comercial que incluye el cierre de fronteras y la suspensión de conexiones aéreas y marítimas. Pero si esos países pensaban que el aislamiento iba a poner a Doha de rodillas ante el coste económico y social, sus cálculos han fallado. La enorme riqueza del gas así como el inmediato envío de alimentos por parte de Turquía e Irán, le han permitido aguantar el tirón. Por ahora.
Todos los implicados, excepto Egipto, son miembros del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), el único bloque económico que funciona en el mundo árabe. La crisis, la mayor que afronta el grupo desde que Saddam Husein invadió Kuwait en el verano de 1990, amenaza no solo a la economía catarí, sino a las seis petromonarquías en un momento de bajos precios del crudo. Si se prolonga podría terminar afectando a las obras del Mundial de 2022.
Además, el rifirrafe ha desatado una ola de nacionalismo que ha unido a los cataríes en torno a su emir. Una efigie suya, obra de un artista local, decora coches, escaparates y fachadas de edificios. Numerosos internautas incluso la han colocado en lugar de sus fotos de perfil en las redes sociales. Mientras, los insultos y amenazas (incluso llamamientos a su muerte) lanzados por algunos usuarios de los países del boicot están creando una brecha sin precedentes entre poblaciones que hasta hace un mes se consideraban hermanas.
Riad y sus aliados acusan a Qatar de apoyar el terrorismo e interferir en sus asuntos internos, algo que Doha rechaza con vehemencia. Entre las demandas que le presentaron el pasado 22 para acabar con su boicot, destacan el cierre de la cadena Al Jazeera, la reducción de relaciones con Irán y la clausura de la base militar que Turquía está construyendo en territorio catarí. Le dieron diez días para responder, un plazo que vencía el domingo a medianoche y que extendieron 48 horas a petición de Kuwait.
“No han convencido y han puesto incómodo a todo el mundo”, aseguran a EL PAÍS fuentes diplomáticas europeas en la zona, revelando el escepticismo que suscitan las acusaciones. Critican además el uso de instrumentos diplomáticos anticuados. “La retirada de embajadores y los ultimatos no dejan margen de maniobra para la negociación. Dan la impresión de haber actuado de forma improvisada”, señalan. Tal vez sea precisamente la falta de simpatías en las cancillerías occidentales lo que obligue finalmente a las partes a encontrar una salida negociada.