MUNDIAL NATACIÓN / Hosszu levanta a Budapest con su primer oro en los 200 estilos
El Duna Arena vibró con el triunfo de su compatriota, que llegó asfixiada a la parte final de la prueba (2:07.00), pero que le valió para sumar su décima medalla mundial.
Alberto Martínez
Budapest, As
Los decibelios del Duna Arena aumentaron hasta provocar el mayor estruendo hasta el momento en estos Mundiales de Natación cuando Katinka Hosszu asomó, con rostro de concentración, por la cámara de salidas. Se dirigió al poyete de la calle 4 dispuesta a conseguir el primer oro para su país en sus Campeonatos y para conseguir su décima medalla en unos Mundiales desde que irrumpiera, en 2009, en el circuito internacional. El ruido acompañó a Hosszu de principio a fin en una prueba que la dejó exhausta. Incluso la japonesa Yui Ohashi estuvo a punto de sorprenderla en los últimos metros.
Hosszu domina como nadie el 200 estilos. Es posiblemente la nadadora más feroz del circuito, capaz de combinar la velocidad y la resistencia, de complementar dominando todos los estilos como una especialista. Salió decidida a por el oro y a por el récord con una genial posta de mariposa (27.07), la mejor de las finalistas. Nadó por debajo de la plusmarca solo al comienzo, empujada por sus vecinos, que llenaron la piscina de Budapest, en un alarde acuático sin parangón.
La húngara, con su marido y entrenador Shane Tusup animándola sin cesar en la grada, reúne sus dos mejores virtudes en la primera parte de la prueba. Abrió nuevamente brecha con la espalda, y fue la única nadadora capaz de bajar de 32 segundos (31.99). La japonesa Ohashi, escondida en la calle 1, apenas sobresalía entre las participantes, pero era la única que podía seguirle la estela. De hecho, la japonesa fue más rápida que Hosszu en la segunda parte de una prueba que acabó con una sorprendente emoción.
Hosszu y su marido Tusup.
La debilidad nipona por la braza, cénit técnico de los estilos, equilibró la balanza entre Hosszu y la japonesa, que clavaron el parcial. La húngara, que estaba a casi un segundo de su récord del mundo (2:06.12), nadaba dispuesta a vaciarse en el estilo libre, pero a media prueba, su ritmo y el de la japonesa eran dispares. De reojo, Iron Lady vio su progresión y tuvo que sacar fuerzas desde dónde nadie conoce para mantener el oro (2:07.00), para dejar a la japonesa con la plata (2:07.91) y, una eternidad después, para ver como la estadounidense Madysin Cox se colgaba el bronce (2:09.71).
Acabó la competición y empezó el show. Lo que también domina Hosszu, la mujer que ha sabido convertirse en una marca comercial y popular en su país, con esa línea de ropa deportiva que causa sensación entre los jóvenes. Iron Lady es la nadadora rebelde, la húngara que lucha contra el establishment de otros países como Estados Unidos, Australia, Japón o China. Su entrenador y marido saltó la valla y se abrazó con Hosszu. En su brazo aparecía tatuado (pintado) 2:06.12. El récord del mundo de los 200 estilos. No deberá borrarlo todavía.
Alberto Martínez
Budapest, As
Los decibelios del Duna Arena aumentaron hasta provocar el mayor estruendo hasta el momento en estos Mundiales de Natación cuando Katinka Hosszu asomó, con rostro de concentración, por la cámara de salidas. Se dirigió al poyete de la calle 4 dispuesta a conseguir el primer oro para su país en sus Campeonatos y para conseguir su décima medalla en unos Mundiales desde que irrumpiera, en 2009, en el circuito internacional. El ruido acompañó a Hosszu de principio a fin en una prueba que la dejó exhausta. Incluso la japonesa Yui Ohashi estuvo a punto de sorprenderla en los últimos metros.
Hosszu domina como nadie el 200 estilos. Es posiblemente la nadadora más feroz del circuito, capaz de combinar la velocidad y la resistencia, de complementar dominando todos los estilos como una especialista. Salió decidida a por el oro y a por el récord con una genial posta de mariposa (27.07), la mejor de las finalistas. Nadó por debajo de la plusmarca solo al comienzo, empujada por sus vecinos, que llenaron la piscina de Budapest, en un alarde acuático sin parangón.
La húngara, con su marido y entrenador Shane Tusup animándola sin cesar en la grada, reúne sus dos mejores virtudes en la primera parte de la prueba. Abrió nuevamente brecha con la espalda, y fue la única nadadora capaz de bajar de 32 segundos (31.99). La japonesa Ohashi, escondida en la calle 1, apenas sobresalía entre las participantes, pero era la única que podía seguirle la estela. De hecho, la japonesa fue más rápida que Hosszu en la segunda parte de una prueba que acabó con una sorprendente emoción.
Hosszu y su marido Tusup.
La debilidad nipona por la braza, cénit técnico de los estilos, equilibró la balanza entre Hosszu y la japonesa, que clavaron el parcial. La húngara, que estaba a casi un segundo de su récord del mundo (2:06.12), nadaba dispuesta a vaciarse en el estilo libre, pero a media prueba, su ritmo y el de la japonesa eran dispares. De reojo, Iron Lady vio su progresión y tuvo que sacar fuerzas desde dónde nadie conoce para mantener el oro (2:07.00), para dejar a la japonesa con la plata (2:07.91) y, una eternidad después, para ver como la estadounidense Madysin Cox se colgaba el bronce (2:09.71).
Acabó la competición y empezó el show. Lo que también domina Hosszu, la mujer que ha sabido convertirse en una marca comercial y popular en su país, con esa línea de ropa deportiva que causa sensación entre los jóvenes. Iron Lady es la nadadora rebelde, la húngara que lucha contra el establishment de otros países como Estados Unidos, Australia, Japón o China. Su entrenador y marido saltó la valla y se abrazó con Hosszu. En su brazo aparecía tatuado (pintado) 2:06.12. El récord del mundo de los 200 estilos. No deberá borrarlo todavía.