Israel envía refuerzos a Cisjordania tras el asesinato de tres colonos
Un palestino murió este sábado en Jerusalén Este, de nuevo escenario de choques violentos por los que palestinos e israelíes se culpan mutuamente
Lourdes Baeza
Jerusalén, El País
El Ejército israelí ha movilizado cuatro batallones más para contener la violencia desatada tras la decisión del Gobierno de Netanyahu de instalar detectores de metales en los accesos a la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén. No cesan los enfrentamientos en los que este sábado ha muerto otro palestino. También se produjeron ataques en asentamientos judíos en Cisjordania. El más grave el viernes, en el que murieron tres miembros de una misma familia. El presidente palestino, Mahmud Abbas, acusó a Israel de imponer medidas que conducen a una confrontación religiosa y a evadir el proceso diplomático.
La decisión de Israel de reforzar su presencia militar en Cisjordania se produce ante las protestas de jóvenes palestinos y la amenaza de que se produzcan más ataques en las colonias judías. Las nuevas tropas incluyen unidades de combate de la brigada paracaidista y unidades especiales de la brigada Nahal que, según informó el Ejército, se desplegarán principalmente en los sectores de Ramala, Hebrón y alrededor del bloque de asentamientos de Gush Etzion, al sur de Belén.
El sábado en Jerusalén Este y Cisjordania se repitió el escenario de violencia que el pasado viernes dejó tres palestinos muertos en Ras al-Amud y Abu Dis, dos barrios de Jerusalén. En Cisjordania, según la Media Luna Roja palestina, los choques más fuertes tuvieron lugar en Hebrón, al oeste de Ramala y en las inmediaciones de Kobar donde atendieron a 15 heridos, uno de ellos de bala. En E-Izariya, en Jerusalén Este, murió un palestino en un enfrentamiento con agentes de la seguridad. El fallecido fue identificado como Yusef Kashur, de 19 años, que fue herido de bala en el pecho. Los servicios médicos atendieron a 57 heridos y los enfrentamientos se sucedieron durante todo el día y ya de noche, en los barrios de Silwan y A-Tur, ambos muy próximos a la muralla de la ciudad vieja de Jerusalén.
Tiendas cerradas en Jerusalén Este
Este sábado todos los comercios de Jerusalén Este permanecieron cerrados en señal de luto por la muerte de tres jóvenes palestinos, vecinos de la ciudad, durante los enfrentamientos del viernes. Dentro del casco histórico, tampoco abrieron las tiendas en el barrio musulmán, plagado aún de más controles de seguridad israelíes que de costumbre. Una imagen, la de los cierres echados, que también se repitió en el vecino barrio cristiano, aunque aquí el seguimiento no fue tan unánime. Los comerciantes afirman que ha habido un descenso considerable de visitantes en esta parte de la ciudad donde este sábado apenas se veían grupos de peregrinos o turistas.
El viernes por la noche, en el asentamiento de Halamish, al norte de Ramala, tres israelíes miembros de una misma familia murieron apuñalados y una cuarta persona resultó herida gravea manos de un joven palestino, Omar al-Abed, de 19 años, que logró infiltrarse en la colonia. Al-Abed fue interceptado por un vecino, que pertenece a una unidad de élite del Ejército. El asaltante fue trasladado a un hospital israelí, desde donde pasó a dependencias de la seguridad para ser interrogado.
Este sábado, el ministro de Defensa de Israel, Avigdor Lieberman, y el jefe del Estado Mayor, Gadi Eisenkot, visitaron el lugar de los hechos y se reunieron con los altos mandos militares en la zona, para supervisar las operaciones sobre el terreno. Los militares declararon el cierre de la vecina localidad palestina de Kobar, de donde procedía el atacante, detuvieron a su hermano Munir al-Abe, de 21 años, y llevaron a cabo los primeros preparativos para demoler la vivienda de la familia.
Un día más, la mayoría de los fieles se negaron a pasar los nuevos controles impuestos por Israel, tras el asesinato de dos policías israelíes, y oraron fuera del recinto sagrado, en la calle. Los funcionarios del Waqf, la autoridad islámica jordana que lo custodia, tampoco entraron. “El Waqf y otras organizaciones, como Hamas, han transformado esa medida de seguridad en una ofensa religiosa”, recriminó Michael Oren, el viceministro de Diplomacia de Israel.
El presidente palestino anunció el viernes por la noche que congelaría los contactos con los israelíes a todos los niveles “hasta que Israel se comprometa a cancelar todas medidas contra nuestro pueblo palestino, en general, y Jerusalén y la Mezquita de Al-Aqsa, en particular”, recogía el comunicado. También acusó a Israel de imponer nuevas normas “que conducen a una confrontación religiosa y a evadir el proceso diplomático”, afirmó Abbas en relación a los esfuerzos de varios países, entre ellos Estados Unidos, por retomar las negociaciones rotas en 2014.
Michael Oren —que dijo no poder confirmar si el Gobierno israelí había recibido notificación oficial alguna de lo anunciado por Abbas— descargó en el presidente palestino toda la responsabilidad por los altercados de los últimos días y reiteró la postura oficial del ejecutivo de Netanyahu con respecto a los arcos de seguridad instalados. “No es cierto que la instalación de detectores interfiera en la libertad de culto”, aseguró Oren.
Lourdes Baeza
Jerusalén, El País
El Ejército israelí ha movilizado cuatro batallones más para contener la violencia desatada tras la decisión del Gobierno de Netanyahu de instalar detectores de metales en los accesos a la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén. No cesan los enfrentamientos en los que este sábado ha muerto otro palestino. También se produjeron ataques en asentamientos judíos en Cisjordania. El más grave el viernes, en el que murieron tres miembros de una misma familia. El presidente palestino, Mahmud Abbas, acusó a Israel de imponer medidas que conducen a una confrontación religiosa y a evadir el proceso diplomático.
La decisión de Israel de reforzar su presencia militar en Cisjordania se produce ante las protestas de jóvenes palestinos y la amenaza de que se produzcan más ataques en las colonias judías. Las nuevas tropas incluyen unidades de combate de la brigada paracaidista y unidades especiales de la brigada Nahal que, según informó el Ejército, se desplegarán principalmente en los sectores de Ramala, Hebrón y alrededor del bloque de asentamientos de Gush Etzion, al sur de Belén.
El sábado en Jerusalén Este y Cisjordania se repitió el escenario de violencia que el pasado viernes dejó tres palestinos muertos en Ras al-Amud y Abu Dis, dos barrios de Jerusalén. En Cisjordania, según la Media Luna Roja palestina, los choques más fuertes tuvieron lugar en Hebrón, al oeste de Ramala y en las inmediaciones de Kobar donde atendieron a 15 heridos, uno de ellos de bala. En E-Izariya, en Jerusalén Este, murió un palestino en un enfrentamiento con agentes de la seguridad. El fallecido fue identificado como Yusef Kashur, de 19 años, que fue herido de bala en el pecho. Los servicios médicos atendieron a 57 heridos y los enfrentamientos se sucedieron durante todo el día y ya de noche, en los barrios de Silwan y A-Tur, ambos muy próximos a la muralla de la ciudad vieja de Jerusalén.
Tiendas cerradas en Jerusalén Este
Este sábado todos los comercios de Jerusalén Este permanecieron cerrados en señal de luto por la muerte de tres jóvenes palestinos, vecinos de la ciudad, durante los enfrentamientos del viernes. Dentro del casco histórico, tampoco abrieron las tiendas en el barrio musulmán, plagado aún de más controles de seguridad israelíes que de costumbre. Una imagen, la de los cierres echados, que también se repitió en el vecino barrio cristiano, aunque aquí el seguimiento no fue tan unánime. Los comerciantes afirman que ha habido un descenso considerable de visitantes en esta parte de la ciudad donde este sábado apenas se veían grupos de peregrinos o turistas.
El viernes por la noche, en el asentamiento de Halamish, al norte de Ramala, tres israelíes miembros de una misma familia murieron apuñalados y una cuarta persona resultó herida gravea manos de un joven palestino, Omar al-Abed, de 19 años, que logró infiltrarse en la colonia. Al-Abed fue interceptado por un vecino, que pertenece a una unidad de élite del Ejército. El asaltante fue trasladado a un hospital israelí, desde donde pasó a dependencias de la seguridad para ser interrogado.
Este sábado, el ministro de Defensa de Israel, Avigdor Lieberman, y el jefe del Estado Mayor, Gadi Eisenkot, visitaron el lugar de los hechos y se reunieron con los altos mandos militares en la zona, para supervisar las operaciones sobre el terreno. Los militares declararon el cierre de la vecina localidad palestina de Kobar, de donde procedía el atacante, detuvieron a su hermano Munir al-Abe, de 21 años, y llevaron a cabo los primeros preparativos para demoler la vivienda de la familia.
Un día más, la mayoría de los fieles se negaron a pasar los nuevos controles impuestos por Israel, tras el asesinato de dos policías israelíes, y oraron fuera del recinto sagrado, en la calle. Los funcionarios del Waqf, la autoridad islámica jordana que lo custodia, tampoco entraron. “El Waqf y otras organizaciones, como Hamas, han transformado esa medida de seguridad en una ofensa religiosa”, recriminó Michael Oren, el viceministro de Diplomacia de Israel.
El presidente palestino anunció el viernes por la noche que congelaría los contactos con los israelíes a todos los niveles “hasta que Israel se comprometa a cancelar todas medidas contra nuestro pueblo palestino, en general, y Jerusalén y la Mezquita de Al-Aqsa, en particular”, recogía el comunicado. También acusó a Israel de imponer nuevas normas “que conducen a una confrontación religiosa y a evadir el proceso diplomático”, afirmó Abbas en relación a los esfuerzos de varios países, entre ellos Estados Unidos, por retomar las negociaciones rotas en 2014.
Michael Oren —que dijo no poder confirmar si el Gobierno israelí había recibido notificación oficial alguna de lo anunciado por Abbas— descargó en el presidente palestino toda la responsabilidad por los altercados de los últimos días y reiteró la postura oficial del ejecutivo de Netanyahu con respecto a los arcos de seguridad instalados. “No es cierto que la instalación de detectores interfiera en la libertad de culto”, aseguró Oren.