Aprender a leer y escribir con caca, todo un éxito editorial en Japón
Curiosidades
La caca es la protagonista de uno de los éxitos editoriales del momento en Japón: una escatológica colección de libros que pretende hacer más llevadero el aprendizaje de los 1.000 signos -conocidos como kanji- que los japoneses deben aprender durante los primeros seis años de educación primaria.
Para ayudar con esta ardua tarea, los seis volúmenes de “Unko kanji drills” -que puede traducirse aproximadamente como “Ejercicios de kanji de la caca”- incluyen esta mágica palabra en cada una de sus 3.018 frases de ejemplo, algo que aumenta el interés de los niños, según sus autores.
Con una caca por cabeza, gafas y bigote, el peculiar “Unko-sensei” -el “profesor caca”- se encarga de acompañar a los estudiantes en esta aventura, y les presenta oraciones que rozan el ridículo. Ejemplos como “El pintor solo pinta caca” o “Hemos planificado un viaje con caca para las vacaciones de verano” llenan las páginas de estos populares libros.
“El estudio es duro, incluso un sufrimiento para algunos niños, así que quería que los jóvenes aprendieran mientras disfrutan”, explica a Efe el creador de la serie, Shiju Yamamoto.
Yamamoto, un exempleado de Lehman Brothers de 40 años, fundó la editorial Bunkyosha hace siete años con el objetivo de enseñar “a través del humor y el entretenimiento“.
“Estaba bien trabajar en el sector de las inversiones, pero quería crear algo que perdurara”, reconoce.
Tras una conversación con su amigo -y creador de los ejemplos de los libros- Yusaku Furuya, que llevaba trabajando algún tiempo en poemas que trataban sobre la materia fecal, decidieron reorientar el formato y presentar un libro que facilitara el aprendizaje de los complicados caracteres japoneses.
Más de dos años de trabajo después, “Unko kanji drills” se ha colado en la lista de libros más vendidos, con más de 2,7 millones de copias en apenas tres meses.
“Quería que fuera uno de los libros más populares en el ámbito de los libros educativos”, explica Yamamoto, quien reconoce que ya “se ha conseguido con creces”.
Los ejercicios no solo han logrado conquistar a los más pequeños, sino también a sus padres, preocupados de que sus hijos no estudiaban kanji, uno de los tres complicados sistemas de escritura del idioma japonés.
Durante la educación primaria, los niños deben aprender 1.006 de estos sinogramas -caracteres con origen en la escritura china-, tras lo cual deberán memorizar otros 1.100 -aquellos de mayor uso- antes de los 15 años. El número total de kanjis, sin embargo, se eleva a más de 50.000.
“Las madres me dicen que sus hijos quieren estudiar por propia voluntad. He leído en la prensa que los niños dicen que han sacado buenas notas porque recordaban los ejemplos del libro”, concluye su creador.
El autor planea publicar este otoño un libro de ejercicios que complemente a los volúmenes originales, un ejemplar que los jóvenes nipones seguro que recibirán con gran entusiasmo.
La caca es la protagonista de uno de los éxitos editoriales del momento en Japón: una escatológica colección de libros que pretende hacer más llevadero el aprendizaje de los 1.000 signos -conocidos como kanji- que los japoneses deben aprender durante los primeros seis años de educación primaria.
Para ayudar con esta ardua tarea, los seis volúmenes de “Unko kanji drills” -que puede traducirse aproximadamente como “Ejercicios de kanji de la caca”- incluyen esta mágica palabra en cada una de sus 3.018 frases de ejemplo, algo que aumenta el interés de los niños, según sus autores.
Con una caca por cabeza, gafas y bigote, el peculiar “Unko-sensei” -el “profesor caca”- se encarga de acompañar a los estudiantes en esta aventura, y les presenta oraciones que rozan el ridículo. Ejemplos como “El pintor solo pinta caca” o “Hemos planificado un viaje con caca para las vacaciones de verano” llenan las páginas de estos populares libros.
“El estudio es duro, incluso un sufrimiento para algunos niños, así que quería que los jóvenes aprendieran mientras disfrutan”, explica a Efe el creador de la serie, Shiju Yamamoto.
Yamamoto, un exempleado de Lehman Brothers de 40 años, fundó la editorial Bunkyosha hace siete años con el objetivo de enseñar “a través del humor y el entretenimiento“.
“Estaba bien trabajar en el sector de las inversiones, pero quería crear algo que perdurara”, reconoce.
Tras una conversación con su amigo -y creador de los ejemplos de los libros- Yusaku Furuya, que llevaba trabajando algún tiempo en poemas que trataban sobre la materia fecal, decidieron reorientar el formato y presentar un libro que facilitara el aprendizaje de los complicados caracteres japoneses.
Más de dos años de trabajo después, “Unko kanji drills” se ha colado en la lista de libros más vendidos, con más de 2,7 millones de copias en apenas tres meses.
“Quería que fuera uno de los libros más populares en el ámbito de los libros educativos”, explica Yamamoto, quien reconoce que ya “se ha conseguido con creces”.
Los ejercicios no solo han logrado conquistar a los más pequeños, sino también a sus padres, preocupados de que sus hijos no estudiaban kanji, uno de los tres complicados sistemas de escritura del idioma japonés.
Durante la educación primaria, los niños deben aprender 1.006 de estos sinogramas -caracteres con origen en la escritura china-, tras lo cual deberán memorizar otros 1.100 -aquellos de mayor uso- antes de los 15 años. El número total de kanjis, sin embargo, se eleva a más de 50.000.
“Las madres me dicen que sus hijos quieren estudiar por propia voluntad. He leído en la prensa que los niños dicen que han sacado buenas notas porque recordaban los ejemplos del libro”, concluye su creador.
El autor planea publicar este otoño un libro de ejercicios que complemente a los volúmenes originales, un ejemplar que los jóvenes nipones seguro que recibirán con gran entusiasmo.