¿Por qué es tan rara la forma de votar de los británicos?
El país se divide en 650 distritos electorales, el mayor reparto territorial de los grandes países europeos
José Manuel Abad Liñán
Madrid, El País
En solo unos días, Reino Unido se enfrenta a unas elecciones que parecen disputadas a pesar de la ventaja tory. Es un único Estado, pero el próximo 8 de junio acudirán a votar cuatro países, nueve regiones dentro de uno de ellos, Inglaterra, y nada menos que 650 circunscripciones electorales.
De estos tres niveles, países, regiones y circunscripciones, los británicos estarán bien atentos al último, las constituencies, de las que hay tantas como diputados. Es un número muy elevado en comparación con dos de los otros grandes países europeos, como España y Francia, y sorprende en especial porque el territorio de Reino Unido es mucho más pequeño. Las 650 constituencies británicas contrastan con las 52 circunscripciones españolas y las 27 italianas, pero también con las 299 de Alemania y las 577 de Francia, un país que casi triplica en extensión a Reino Unido.
En las legislativas británicas, estos trozos de territorio lo son todo. Solo hay blancos o negros: o se ganan o se pierden. En el sistema que rige en Reino Unido, que allí se conoce como first-past-the-post, se vota a un solo candidato por circunscripción y el que obtiene más sufragios consigue el único escaño en juego.
Este esquema se extendió, con variaciones, por excolonias británicas como Estados Unidos, Canadá, India y varias repúblicas africanas, y que sea así favorece claramente a los partidos mayoritarios, que suelen llevarse el gato al agua aunque la diferencia en votos con el siguiente partido no resulte al final tanta. Así lo podemos ver en el gráfico de abajo, que representa el porcentaje de sufragios y el de escaños en la actual Cámara de los Comunes. Los dos partidos mayoritarios obtuvieron muchos menos votos que escaños (ambos datos se muestran en porcentaje). En cambio, otras formaciones, como la ultraderechista UKIP, que se alzó con casi el 13% de los sufragios, apenas consiguió un 0,16% del arco parlamentario. Es decir, no fue mayoritaria en casi ninguna circunscripción.
Queda claro que, así, el juego siempre favorece a un bipartidismo, imbatible en la historia parlamentaria del Estado británico. Como se observa en el gráfico de abajo, conservadores y laboristas han copado los escaños elección tras elección, aunque en las últimas su suma se ha ido resintiendo tímidamente con la llegada a la Cámara de partidos más pequeños.
Hay otro motivo para afirmar que el hecho del que el territorio electoral británico esté tan parcelado no siempre garantiza que se recoja bien el color político de sus habitantes. El origen de las constituencies, que hunden sus raíces en la Edad Media, está vinculado a las zonas de influencia de localidades o de los barrios en el caso de las ciudades, pero su forma ha sufrido todo tipo de modificaciones, muchas torticeras, para favorecer que el partido que resulte elegido sea siempre el partido conservador o el laborista. Este mal del gerrymandering (como el del bipartidismo) también afecta a Estados Unidos. En la animación que acompaña este post se explica de manera sencilla en qué consiste el mecanismo.
http:internacional.elpais.cominternacional20161102estados_unidos1478100974_265695.html
ANIMACIÓN. Así funciona el sistema del 'gerrymandering'.
Además, una distribución geográfica tan fragmentada no siempre implica que los diputados sean de la región por la que concurren. Muchos candidatos cacarean haber sido "born and bred" ("nacidos y criados") en la zona por la que se presentan, pero un análisis de 2013 del portal de control de las instituciones Democratic Audit UK comprobó en 2013 que un 49% de los diputados había nacido en la misma región que aspiraba representar, y pocos más, el 51%, había terminado su educación secundaria en la zona.
Sin embargo, las disparidades regionales de Reino Unido también se revelan en este ámbito: en Escocia, Gales e Irlanda del Norte, tres de cada cuatro diputados pueden asegurar que han nacido en su terruño, pero los ingleses, en su gran mayoría, se han movido del lugar en que nacieron. En realidad, los caballeros del condado (como se conocían a los primeros diputados que representaban a sus territorios en las cortes inglesas) muchas veces son de otro.
José Manuel Abad Liñán
Madrid, El País
En solo unos días, Reino Unido se enfrenta a unas elecciones que parecen disputadas a pesar de la ventaja tory. Es un único Estado, pero el próximo 8 de junio acudirán a votar cuatro países, nueve regiones dentro de uno de ellos, Inglaterra, y nada menos que 650 circunscripciones electorales.
De estos tres niveles, países, regiones y circunscripciones, los británicos estarán bien atentos al último, las constituencies, de las que hay tantas como diputados. Es un número muy elevado en comparación con dos de los otros grandes países europeos, como España y Francia, y sorprende en especial porque el territorio de Reino Unido es mucho más pequeño. Las 650 constituencies británicas contrastan con las 52 circunscripciones españolas y las 27 italianas, pero también con las 299 de Alemania y las 577 de Francia, un país que casi triplica en extensión a Reino Unido.
En las legislativas británicas, estos trozos de territorio lo son todo. Solo hay blancos o negros: o se ganan o se pierden. En el sistema que rige en Reino Unido, que allí se conoce como first-past-the-post, se vota a un solo candidato por circunscripción y el que obtiene más sufragios consigue el único escaño en juego.
Este esquema se extendió, con variaciones, por excolonias británicas como Estados Unidos, Canadá, India y varias repúblicas africanas, y que sea así favorece claramente a los partidos mayoritarios, que suelen llevarse el gato al agua aunque la diferencia en votos con el siguiente partido no resulte al final tanta. Así lo podemos ver en el gráfico de abajo, que representa el porcentaje de sufragios y el de escaños en la actual Cámara de los Comunes. Los dos partidos mayoritarios obtuvieron muchos menos votos que escaños (ambos datos se muestran en porcentaje). En cambio, otras formaciones, como la ultraderechista UKIP, que se alzó con casi el 13% de los sufragios, apenas consiguió un 0,16% del arco parlamentario. Es decir, no fue mayoritaria en casi ninguna circunscripción.
Queda claro que, así, el juego siempre favorece a un bipartidismo, imbatible en la historia parlamentaria del Estado británico. Como se observa en el gráfico de abajo, conservadores y laboristas han copado los escaños elección tras elección, aunque en las últimas su suma se ha ido resintiendo tímidamente con la llegada a la Cámara de partidos más pequeños.
Hay otro motivo para afirmar que el hecho del que el territorio electoral británico esté tan parcelado no siempre garantiza que se recoja bien el color político de sus habitantes. El origen de las constituencies, que hunden sus raíces en la Edad Media, está vinculado a las zonas de influencia de localidades o de los barrios en el caso de las ciudades, pero su forma ha sufrido todo tipo de modificaciones, muchas torticeras, para favorecer que el partido que resulte elegido sea siempre el partido conservador o el laborista. Este mal del gerrymandering (como el del bipartidismo) también afecta a Estados Unidos. En la animación que acompaña este post se explica de manera sencilla en qué consiste el mecanismo.
http:internacional.elpais.cominternacional20161102estados_unidos1478100974_265695.html
ANIMACIÓN. Así funciona el sistema del 'gerrymandering'.
Además, una distribución geográfica tan fragmentada no siempre implica que los diputados sean de la región por la que concurren. Muchos candidatos cacarean haber sido "born and bred" ("nacidos y criados") en la zona por la que se presentan, pero un análisis de 2013 del portal de control de las instituciones Democratic Audit UK comprobó en 2013 que un 49% de los diputados había nacido en la misma región que aspiraba representar, y pocos más, el 51%, había terminado su educación secundaria en la zona.
Sin embargo, las disparidades regionales de Reino Unido también se revelan en este ámbito: en Escocia, Gales e Irlanda del Norte, tres de cada cuatro diputados pueden asegurar que han nacido en su terruño, pero los ingleses, en su gran mayoría, se han movido del lugar en que nacieron. En realidad, los caballeros del condado (como se conocían a los primeros diputados que representaban a sus territorios en las cortes inglesas) muchas veces son de otro.