Muere el excanciller Helmut Kohl, el padre de la reunificación de Alemania caído en desgracia
Alemania, BBC
Pocos niegan que el polémico político alemán Helmut Kohl, quien según la prensa alemana murió este viernes a los 87 años en su residencia de la localidad de Ludwigshafen, en el oeste de Alemania, se ganó un lugar en la historia.
Fue él quien logró la reunificación exitosa de Alemania después del desmembramiento de la Unión Soviética y la caída del Muro de Berlín en 1989.
Sus 16 años de gobierno (1982-1998) lo convirtieron en el canciller federal de Alemania que más tiempo ocupó el cargo desde Otto von Bismarck, el arquitecto de la unificación de los estados alemanes a fines del siglo XIX.
Pocos niegan que el polémico político alemán Helmut Kohl, quien según la prensa alemana murió este viernes a los 87 años en su residencia de la localidad de Ludwigshafen, en el oeste de Alemania, se ganó un lugar en la historia.
Fue él quien logró la reunificación exitosa de Alemania después del desmembramiento de la Unión Soviética y la caída del Muro de Berlín en 1989.
Sus 16 años de gobierno (1982-1998) lo convirtieron en el canciller federal de Alemania que más tiempo ocupó el cargo desde Otto von Bismarck, el arquitecto de la unificación de los estados alemanes a fines del siglo XIX.
Este apasionado defensor de la integración europea incluso llegó a ser descrito como el líder más influyente de Europa en la segunda mitad del siglo XX.
Sin embargo, el final de su carrera se vio empañado por los problemas económicos en la ex Alemania Oriental y un escándalo de financiamiento de su partido de centro-derecha, la Unión Demócrata Cristiana (CDU, por sus siglas en alemán).
Conservador
Helmut Josef Michael Kohl nació el 3 de abril de 1930 en Ludwigshafen, en el estado occidental de Renania-Palatinado, en el seno de una familia católica conservadora.
Sus ideas políticas se vieron moldeadas por sus experiencias de joven en su ciudad natal durante la Segunda Guerra Mundial.
Debido a sus enormes fábricas de productos químicos, la ciudad fue bombardeada y, con apenas 12 años, Helmut debió ayudar a recuperar los cuerpos carbonizados de sus vecinos de entre los escombros.
Después de estudiar política y derecho en la Universidad de Heidelberg, Kohl ingresó a la vida la política y a los 39 años fue elegido ministro-presidente de Renania-Palatinado.
Tres años después se convirtió en líder de la CDU, el partido político dominante en la Alemania Occidental de la posguerra.
Fue candidato a canciller federal por su partido en las elecciones de 1976, pero fue derrotado por la coalición socialdemócrata de Helmut Schmidt.
Edad de oro
Un hombre alto y corpulento, Kohl fue frecuentemente ridiculizado por su amor por la comida -uno de sus apodos era Birne (pera)- y por su estilo provinciano, a veces torpe.
Más allá de esto, los críticos se burlaban implacablemente de él por lo que consideraban una oratoria mediocre y por su aparente falta de visión.
Pero muchos subestimaron su capacidad de ejercer el poder, que logró a través de una red compleja, pero muy eficaz, de patrocinio y lealtades políticas.
En 1982 fue elegido canciller. Y ganó las siguientes elecciones generales, lo que le permitió mantenerse en el poder durante 16 años.
La década de 1980 fue testigo de una edad de oro del poder económico y político de Alemania. Junto con su aliado más cercano, el presidente francés François Mitterrand, Kohl le dio forma al ideal federal de la Unión Europeay sentó las bases para la creación del euro.
En 1987 recibió una visita sin precedentes en Alemania Occidental: la de Erich Honecker, líder de Alemania Oriental. Era parte de su política de distensión con el Este, algo que su partido había rechazado firmemente dos décadas antes.
Dos años después cayó el Muro de Berlín y Kohl comenzó las negociaciones que conducirían a la reunificación del país en 1990.
Negociaciones con Gorbachov
Kohl creía que los esfuerzos del líder soviético Mijaíl Gorbachov por reformar el comunismo fallarían.
Por eso, lo convenció de retirarse de Alemania Oriental y permitir que Alemania, ya reunificada, siguiera siendo un miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Los 350.000 soldados soviéticos estacionados en el Este fueron enviados a casa. Los gastos fueron pagados por el gobierno de Alemania Occidental. Y el 3 de octubre de 1990 Alemania del Este dejó de existir. Sus cinco estados históricos pasaron a formar parte de la nueva República Federal Alemana.
Sin embargo, los esfuerzos de Kohl por reunificar el país no fueron bien recibidos en todo el mundo.
El entonces primer ministro de Israel, Yitzhak Shamir, se opuso públicamente a ella.
Si bien en términos generales fue bien acogida por Occidente, había preocupación -especialmente en Reino Unido y Polonia- de que una Alemania fuerte y unificada pudiera dominar el continente.
Pero Kohl fue capaz de convencer a Gorbachov y al presidente estadounidense, George Bush padre, de que una Alemania unida no sería una amenaza para Europa, como lo había sido la Alemania de Adolfo Hitler.
"George Bush fue, para mí, el aliado más importante en el camino hacia la unificación alemana", dijo en su momento el canciller.
Dislocación económica
Kohl también tomó la decisión política de conceder a los alemanes orientales paridad económica inmediata, a pesar de que los funcionarios del Banco Central le advirtieron que eso causaría una dislocación económica entre las dos naciones, por sus diferencias de desarrollo.
La predicción fue correcta: la economía de Alemania se vería gravemente afectada durante una década.
Las enormes repercusiones económicas de la reunificación le robaron algo de la popularidad que podría haber esperado, sobre todo en la ex Alemania Oriental, donde durante una visita fue recibido con una lluvia de huevos.
Bajo su mandato el Este sufrió un colapso económico, con altos índices de pobreza y desempleo. Al final, los costos de la reunificación arrastraron a toda Alemania a la recesión.
Aun así, Kohl logró un hito político que no habría ocurrido si él hubiese vacilado.
La caída
Kohl fue criticado por su lentitud en reaccionar al surgimiento de grupos de neonazis y "cabezas rapadas" en el este de Alemania, donde quemaron casas de inmigrantes turcos y centros para refugiados africanos.
También por ignorar, por momentos, las preocupaciones de las naciones más pequeñas de Europa oriental, como Polonia y la nueva República Checa.
Kohl tuvo por otra parte una relación tensa con Reino Unidoy otros países que no compartían su visión de una Europa federal.
La primera ministra británica Margaret Thatcher era vista como su principal antagonista.
En su autobiografía publicada en 2005, Thatcher dijo que la ira la desbordó en diciembre de 1989, después de verse obligada a firmar un comunicado de apoyo a la reunificación alemana.
"Nunca olvidaré la molesta observación de Margaret Thatcher: 'Hemos derrotado a los alemanes dos veces. Ahora están de vuelta'".
Después de ser derrotado en elecciones de 1998, Kohl se convirtió en el centro de un escándalo de corrupción. Investigadores alemanes revelaron que Kohl había aceptado millones de dólares en donaciones secretas para su partido.
A pesar de que se negó a nombrar a los donantes, el excanciller no enfrentó cargos de corrupción. Al parecer, gran cantidad de documentación que lo incriminaba había sido destruida antes de que dejara el cargo.
Pero su reputación se vio seriamente dañada.
Me han subestimado durante décadasMe ha ido muy bien así"
Sus oponentes lo describían como una persona que podía ser insensible y abusiva. El suicidio de su esposa, Hannelore, en julio de 2001 contribuyó a su declive personal, además del político.
En 2010 un convaleciente Kohl -había sufrido un accidente cerebrovascular dos años antes- se unió a la canciller Angela Merkel, su ahijada política, en las celebraciones para conmemorar el 20 aniversario de la reunificación alemana, su mayor logro.
Su salud se deterioró desde entonces: lo operaron de la vesícula, del corazón y de la cadera, y estuvo en estado crítico tras una cirugía intestinal.
En los últimos años intentó volver a la vida pública, dando conferencias y entrevistas a medios de comunicación. Y acabó convirtiéndose en un duro crítico de su exprotegida Merkel: "Está destruyendo la Europa que yo construí".
A pesar de las críticas, los escándalos y sus problemas de salud, Kohl nunca dejó de defender su legado.
"Me han subestimado durante décadas", dijo en una oportunidad. "Me ha ido muy bien así".