Liv Tyler o el “terror” de tener 39 años y posar en sujetador
Más pruebas del edadismo hollywoodense: la actriz protagoniza la campaña de lencería de Triumph, que verá la luz en octubre, y confirma que entró en pánico antes de posar para las fotos.
El País
Liv Tyler cumplirá 40 años el mes de julio. Tres meses más tarde, en octubre, se desvelará su campaña como imagen de la firma de lencería Triumph. Las fotos de esa colaboración le provocaron un ataque de pánico. Posar en lencería poco después de dar a luz a su tercera hija, Lula, casi le provoca un ataque de nervios. Lo ha confimado la propia actriz en una entrevista a Yahoo: “Fue terrorífico. Me maté a hacer ejercicio, cuando en realidad podría haber invertido todo ese tiempo en cuidar de mí misma. De repente, estaba en el set. Ese día, cuando me desperté, pensé que estaba viviendo una pesadilla: la de quedarme en medio de una habitación en ropa interior. Y eso es lo que tuve que hacer”.
La actriz, alabadísima por la crítica en su paso por The Leftovers, no es una novata precisamente en el mundo de la moda. Tyler ha sido un rostro recurrente de las firmas de moda desde que debutase con 16 años con una jovencísimas Alicia Silverstone en el inolvidable Crazy, el videoclip de Aerosmith, la banda de su padre (Liv se enteró de que era hija suya cuando a los 10 años acudió a uno de sus conciertos. Además de haber sido la portada de innumerables revistas de moda, la inolvidable Arwen de El señor de los anillos ha sido imagen durante su carrera de Givenchy, Gap, G-Star, Pantene o Belstaff, para quien, precisamente, protagonizó la campaña de invierno del año pasado. Esta vez, supo cómo superar sus miedos: “soy muy tímida en persona, pero me quité el albornoz y me quedé allí durante cinco minutos. No me sentí tímida o avergonzada. Lo llevé bien. Sonreí y me reí mucho también. Y celebré mi cuerpo, con las partes buenas y las partes malas”.
El caso de Tyler, su pánico por quedarse en lencería frente a una cámara, confirma que el escrutinio incesante al cuerpo femenino, aunque las firmas se animen a destacar morfologías que se salgan de la norma a lo Victoria’s Secret, sigue ahí. Basta con comprobar cómo se está tratando en los medios generalistas el cambio de peso de Rihanna para hacerse una idea de cómo se sigue midiendo con lupa cada cambio de aspecto de una mujer conocida. Jennifer Aniston denunció, con muchísimo éxito, que las revistas se empeñaban en embarazarla por sus lógicos cambios de peso de una mujer adulta, Susan Sarandon se ha convertido en una activista del escote para callar al personal que cree que no es adecuado que lo enseñe tan espléndidamente como lo hace en la alfombra roja. Tyler tendrá 40 años cuando sus fotos lencería se hagan públicas. Lejos de la mirada masculina que ha marcado esta publicidad históricamente, la actriz asegura que la comodidad es la clave. Que nadie espere un mírame a los ojos como en las marquesinas de antaño. Toma nota, Dani Rovira.
El País
Liv Tyler cumplirá 40 años el mes de julio. Tres meses más tarde, en octubre, se desvelará su campaña como imagen de la firma de lencería Triumph. Las fotos de esa colaboración le provocaron un ataque de pánico. Posar en lencería poco después de dar a luz a su tercera hija, Lula, casi le provoca un ataque de nervios. Lo ha confimado la propia actriz en una entrevista a Yahoo: “Fue terrorífico. Me maté a hacer ejercicio, cuando en realidad podría haber invertido todo ese tiempo en cuidar de mí misma. De repente, estaba en el set. Ese día, cuando me desperté, pensé que estaba viviendo una pesadilla: la de quedarme en medio de una habitación en ropa interior. Y eso es lo que tuve que hacer”.
La actriz, alabadísima por la crítica en su paso por The Leftovers, no es una novata precisamente en el mundo de la moda. Tyler ha sido un rostro recurrente de las firmas de moda desde que debutase con 16 años con una jovencísimas Alicia Silverstone en el inolvidable Crazy, el videoclip de Aerosmith, la banda de su padre (Liv se enteró de que era hija suya cuando a los 10 años acudió a uno de sus conciertos. Además de haber sido la portada de innumerables revistas de moda, la inolvidable Arwen de El señor de los anillos ha sido imagen durante su carrera de Givenchy, Gap, G-Star, Pantene o Belstaff, para quien, precisamente, protagonizó la campaña de invierno del año pasado. Esta vez, supo cómo superar sus miedos: “soy muy tímida en persona, pero me quité el albornoz y me quedé allí durante cinco minutos. No me sentí tímida o avergonzada. Lo llevé bien. Sonreí y me reí mucho también. Y celebré mi cuerpo, con las partes buenas y las partes malas”.
El caso de Tyler, su pánico por quedarse en lencería frente a una cámara, confirma que el escrutinio incesante al cuerpo femenino, aunque las firmas se animen a destacar morfologías que se salgan de la norma a lo Victoria’s Secret, sigue ahí. Basta con comprobar cómo se está tratando en los medios generalistas el cambio de peso de Rihanna para hacerse una idea de cómo se sigue midiendo con lupa cada cambio de aspecto de una mujer conocida. Jennifer Aniston denunció, con muchísimo éxito, que las revistas se empeñaban en embarazarla por sus lógicos cambios de peso de una mujer adulta, Susan Sarandon se ha convertido en una activista del escote para callar al personal que cree que no es adecuado que lo enseñe tan espléndidamente como lo hace en la alfombra roja. Tyler tendrá 40 años cuando sus fotos lencería se hagan públicas. Lejos de la mirada masculina que ha marcado esta publicidad históricamente, la actriz asegura que la comodidad es la clave. Que nadie espere un mírame a los ojos como en las marquesinas de antaño. Toma nota, Dani Rovira.