Le puso el tapón
Guillermo cambió al arquero, a los laterales, a los centrales pero la modificación más importante para enderezar el rumbo hacia el título fue haber colocado a Barrios como volante central. "Con él la podemos perder tranquilo", reconoció Pablo Pérez.
Vicente Muglia @VicenMuglia
vmuglia@ole.com.ar
Cuando parecía que Boca se derrumbaba, cuando la diferencia que había sacado en la cima del campeonato se reducía considerablemente a tal punto de no depender de sí mismo para salir campeón, la partida de Rodrigo Bentancur al Mundial Sub 20 con la Selección de Uruguay resultó decisiva para encarrilar el rumbo. Sin el pibe, pieza fundamental para Guillermo Barros Schelotto pese a no haber conformado a la mayoría, Boca encontró la solución a uno de los grandes problemas que padeció a lo largo del campeonato: el mal retroceso de los volantes que dejaba expuesta a la última línea. Por eso, cambiar al arquero, a los laterales y a los zagueros centrales resultaron movimientos de piezas que influyeron en la búsqueda de la tan mentada solidez pero que no fueron tan determinantes. Lo que resultó fundamental, el quiebre desde el punto de vista táctico, fue la aparición de Wilmar Barrios como volante central, un 5 tapón capaz de incrustarse entre los centrales y de saber moverse hacia los costados para auxiliar a ambos marcadores de punta.
El último partido de Bentancur como titular, con Gago parado de 5, fue contra River. A la siguiente fecha, con Newell's, el Mellizo puso a Barrios junto con Gago y, si bien se logró una victoria clave, el mediocampo mostró grietas. Luego, contra Huracán, probó de nuevo con el doble cinco, con Pintita y Wilmar repartiéndose la mitad de la cancha. El experimento no funcionó y Boca jugó uno de sus peores partidos en el campeonato.
El cambio decisivo se dio en el crucial partido ante Independiente. River había perdido un rato antes con San Lorenzo y Boca necesitaba la victoria para sacar una diferencia que, en definitiva, sería indescontable. En ese partido en la Bombonera, Barrios se posicionó bien como volante central y Gago y Pérez actuaron como interiores por derecha e izquierda, respectivamente. Esa modificación táctica permitió liberar al dúo para elaborar juego y pensar más en el arco contrario que en el propio. Si bien retrocedieron cuando Boca perdió la pelota, tener las espaldas cubiertas por el colombiano fue un alivio. De hecho, tras los festejos por el título, en una nota por TV, Pablo Pérez reconoció esa mejora. "Con Barrios, la podemos perder tranquilo. Es un jugador que tiene mucha recuperación. A Fernando y a mí nos vino bárbaro".
El colombiano no sólo le dio orden al mediocampo. Su presencia también resultó beneficiosa para la última línea. Los centrales no quedaron tan expuestos como en ocasiones anteriores, cuando antes goles rivales se los vio en inferioridad numérica, y los laterales contaron con el auxilio del 5. Y los hinchas se rindieron ante el despliegue, esfuerzo y garra del volante cuya presencia sirvió para enderezar el camino hacia el título.
Vicente Muglia @VicenMuglia
vmuglia@ole.com.ar
Cuando parecía que Boca se derrumbaba, cuando la diferencia que había sacado en la cima del campeonato se reducía considerablemente a tal punto de no depender de sí mismo para salir campeón, la partida de Rodrigo Bentancur al Mundial Sub 20 con la Selección de Uruguay resultó decisiva para encarrilar el rumbo. Sin el pibe, pieza fundamental para Guillermo Barros Schelotto pese a no haber conformado a la mayoría, Boca encontró la solución a uno de los grandes problemas que padeció a lo largo del campeonato: el mal retroceso de los volantes que dejaba expuesta a la última línea. Por eso, cambiar al arquero, a los laterales y a los zagueros centrales resultaron movimientos de piezas que influyeron en la búsqueda de la tan mentada solidez pero que no fueron tan determinantes. Lo que resultó fundamental, el quiebre desde el punto de vista táctico, fue la aparición de Wilmar Barrios como volante central, un 5 tapón capaz de incrustarse entre los centrales y de saber moverse hacia los costados para auxiliar a ambos marcadores de punta.
El último partido de Bentancur como titular, con Gago parado de 5, fue contra River. A la siguiente fecha, con Newell's, el Mellizo puso a Barrios junto con Gago y, si bien se logró una victoria clave, el mediocampo mostró grietas. Luego, contra Huracán, probó de nuevo con el doble cinco, con Pintita y Wilmar repartiéndose la mitad de la cancha. El experimento no funcionó y Boca jugó uno de sus peores partidos en el campeonato.
El cambio decisivo se dio en el crucial partido ante Independiente. River había perdido un rato antes con San Lorenzo y Boca necesitaba la victoria para sacar una diferencia que, en definitiva, sería indescontable. En ese partido en la Bombonera, Barrios se posicionó bien como volante central y Gago y Pérez actuaron como interiores por derecha e izquierda, respectivamente. Esa modificación táctica permitió liberar al dúo para elaborar juego y pensar más en el arco contrario que en el propio. Si bien retrocedieron cuando Boca perdió la pelota, tener las espaldas cubiertas por el colombiano fue un alivio. De hecho, tras los festejos por el título, en una nota por TV, Pablo Pérez reconoció esa mejora. "Con Barrios, la podemos perder tranquilo. Es un jugador que tiene mucha recuperación. A Fernando y a mí nos vino bárbaro".
El colombiano no sólo le dio orden al mediocampo. Su presencia también resultó beneficiosa para la última línea. Los centrales no quedaron tan expuestos como en ocasiones anteriores, cuando antes goles rivales se los vio en inferioridad numérica, y los laterales contaron con el auxilio del 5. Y los hinchas se rindieron ante el despliegue, esfuerzo y garra del volante cuya presencia sirvió para enderezar el camino hacia el título.